viernes, 1 de mayo de 2009

UNA NOCHE ESPECIAL EN LA UNAB.

POR: RAUL PACHECO BLANCO:

Se trataba de recibir en la academia de la lengua a Alfonso Gómez Gómez.
Había llegado gente de Bogota, como el expresidentes Belisario Betancur, Otto Morales Benítez, José Manuel Arias, Ariel Armel, y otros cuantos. Y resaltada desde luego la velada con la presencia de los personajes de la fauna local. La sesión empezó con la intervención de Antonio Cacua Prada, quien con acento tribunicio nos llevó por los caminos del Quijote, tratando de encontrar las calidades del manchego en el nuevo académico. Con impecable dicción y con la emoción del momento, cautivó al auditorio que lo siguió paso a paso. Otto Morales , con sus noventa años a cuestas, dio unas muestras de vitalidad con una voz llena, que unida al fondo del tema tratado ya estaba ganando terreno ante su auditorio, pero luego en un gesto de gran elegancia , suspendió la lectura para dejarle el paso al nuevo académico Pero alcanzó a resaltar las calidades de Alfonso Gómez, las obras realizadas en el campo de la educación , como la creación del instituto Caldas, y sobre todo, de la Unab , en asocio con Armando Puyana .. Nos quedó debiendo si, la visión de la masonería , cuando existía una evidente expectativa por conocer esta faceta , común en tantos personajes nacionales, pero que dado ese aire de misterio que la rodea, se mantiene en penumbra. Intervino Belisario Betancur, y en un lenguaje coloquial se refirió a Gómez Gómez, resaltando su paso por el ministerio de gobierno cuando él era presidente. Se burlo de las diferencias ideológicas entre los partidos, para celebrar que ya no nos matamos entre godos y cachiporras. Contó anécdotas, resaltó la célebre carcajada de Otto Morales, quien sonreía y se carcajeaba, haciendo una demostración de la euforia que lo caracteriza y que le abre muchas amistades. A excepción, claro está de su sectarismo político. Fue tal la cercanía que logró con su auditorio, que sentó una cátedra de oratoria en ese estilo, sin apelar siquiera al tono solemne, vibrante, sino como un arrollo que se va por su cauce natural y lo refresca todo. La gente quedó encantada y la noche se iluminó por la magia de Belisario. Luego tomó la palabra Alfonso Gómez, quien dejó a un lado su biografía y se dedicó a una pesquisa idiomática, dándole un corte típicamente académico a su intervención. Citó autores, comentó el origen de muchas palabras, justificando el porqué fue llamado a ocupar un escaño en la academia de la lengua, donde han estado los grandes como Caro , Cuervo, Restrepo, López de Mesa. |Evidentemente Alfonso es un cultor del idioma. Se refleja en sus escritos, donde el cuidado en la utilización de cada una de las palabras, corre pareja con la donosura del estilo y el fondo cultural que los nutre. No sobra admirar la frescura de la voz de todos los oradores, ya curtidos por el tiempo y sin embargo con el vigor que dan las buenas cepas. Se volvió a tener un encuentro con la oratoria, tan de capa caída hoy, en donde es difícil escuchar un buen discurso en el púlpito, en la plaza publica, en los estrados judiciales y aun en las academias. Cerró la tanda de oradores Alberto Montoya Puyana, rector de la Unab, en una corta intervención que le dio término a una noche especial, llena de talento, cultura y buena dicción. .

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