sábado, 23 de mayo de 2009

GUNTER GRASS Y “LA CAJA DE LOS DESEOS”.




Después de haber causado impacto en la crítica mundial con su novela “El tambor de Hojalata, siguió luego el escándalo de “Pelando la cebolla”, en donde cuenta que a los diecisiete años militaba en las juventudes hitlerianas. ¡ Quién dijo miedo ¡. Se abrieron las compuertas de la nueva inquisición de izquierda y casi le arman juicio al pobre novelista por ese pecado de juventud. ¿ Quién a ésa edad no es un iluso y un romántico?. Y Hitler precisamente es un arrebato romántico y una ilusión que bien pronto se vino al suelo, al peso de sus propias culpas.
Ahora lanza a las librerías del mundo “ La Caja de los deseos”, su última novela , en donde cuenta su relación con los hijos, ocho en total, fruto de diferentes nidos.
Y se trata él mismo como un padre inútil, porque si está presente en la casa, está abstraído en lo suyo y no le para bolas a sus hijos.
El trabajo literario lo consume y cuando no está escribiendo, está pensando en nuevos proyectos.
Ahora ha tratado de vivir en familia, reuniendo la prole de distintas camadas en una sola, para sentir la calidéz del hogar, que en él se le fue en letras y respiración de tintas.
A dos de sus hijas las llevó al extranjero, no tanto para que conocieran Europa, sino a ellas mismas.
Y cuando terminó de escribir la novela, se la mandó a cada uno de los hijos, quienes la recibieron con escepticismo y descontentos por imprecisiones en fechas, lugares y demás minucias, sin fijarse en la calidad de la factura literaria.
En fin, esa relación entre padres e hijos es muy bien tratada, pues en la mayoría de las c ulturas existe una cierta lejanía entre el padre y el hijo, por el concepto de autoridad, mientras que la relación con la madres, es una miel sobre hojuelas, pues contra una madre no se rebelan los hijos.
Interesante el tema que induce a su lectura.
Raúl Pacheco Blanco.

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