POR RAUL PACHECO
BLANCO.
La literatura presidencial tiene que ser muy pulida, al menos eso piensa uno, muy trabajada,
pues se trata del primer mandatario del país.
Claro está que hay secretarios que elaboran documentos y
demás, como era el caso de Alberto Lleras cuando le hacía los discursos a Alfonso López Pumarejo. Pero desde luego en
determinados momentos no hay lugar a la preparación de las frases y por lo
tanto, salen así, sin perfilarlas, tal como se conciben en un momento de cólera
.
De ahí que tiene mucho que ver el temperamento del presidente
para que se le salgan frases destempladas. Por ejemplo : ha habido presidentes muy prudentes como
Ospina Pérez, Alberto Lleras, César Gaviria.
Pero en cambio , otros que ponen a temblar el país con frases
sonoras y de mucho significado. Entre
los presidentes bravos podemos citar a Laureano Gómez y a Alvaro Uribe. A cada
uno de ellos las palabras resultaban escasas para decir todo lo que sentían en
un momento dado, pero se daban sus mañas para que se notara.
Era fama del toque aristocrático del expresidente Gómez,
quien llamaba al pueblo, “ el ignaro e
inepto vulgo”. Y por allá en 1.912 , hace un siglo, hablaba de que “el problema de Colombia es un problema de extirpar
ladrones”.
A Santander, el prócer , no lo bajaba de que era un chacal.
Y luego con mas tono, elevaba la voz para decir : “ Oídlo bien, oh liberales,
os habla un alma conservadora que detesta vuestras doctrinas corruptoras y
anti-patrióticas y sabe que si vosotros os lanzarais a la guerra, seríais
vencidos por la ultima vez “.
Cuando la célebre disputa con el expresidente Ospina, hablaba de
el “ sanhedrín de las raposas sutiles”
que rodeaban al expresidente, para referirse a los abogados tramposos.
Y el expresidente Uribe no se queda corto, aunque es menos
pulido, porque mientras Laureano Gómez pronunciaba esas frases con esmoking puesto, Uribe en cambio lo hace con ruana y carriel. “ Estoy muy berraco
con usted, dijo por radio, y ojalá graben la llamada. Si lo veo, le voy a dar
en la cara, marica”.
En otra oportunidad le dijo a los periodistas : “Pregúntenme
lo que quieran que hoy estoy cargado de
tigre “.
Y al ponderado exministro Silva lo trató de” desleal, oportunista, trepador e inútil”. Es
decir, reunió lo más selecto entre las
palabras denigrantes para dirigirse a su
exministro. Y con acierto para su objetivo porque uno no sabe cual de ellas es
más ofensiva, si inútil, o trepador, u oportunista o desleal.