En la cárcel está el abogado Víctor Pacheco por haber
confesado el recibo de 152 millones de pesos para hacer lobby ante los
magistrados de la Corte Constitucional Ignacio Pretelt y Alberto Rojas a fin de
que se escogiera el recurso de tutela que buscaba tumbar una millonaria multa
contra Fidupetrol. Y ese mismo abogado también confesó que el magistrado
Pretelt le exigió quinientos millones de pesos por sacarla adelante. Eso solo hecho,
así como está contado es suficiente para que el magistrado Pretelt presente su
renuncia del cargo. Nunca antes había ocurrido un escándalo de estas
proporciones en un tribunal como la Corte Constitucional. Además, ya el caso ha
tomado el suficiente vuelo procesal pues acaba de ser acusado por la cámara de
representantes ante el senado, como se estila cundo se trata de enjuiciar a
altos funcionarios del estado: la cámara acusa y el senado juzga. Si en la
época de la presidencia de Ernesto Samper hubiéramos tenido una cámara de
representantes como la actual, seguramente la acusación contra el presidente
hubiera prosperado, pues el nivel de la evidencia era mayor en aquella época
que ahora.. La actual cámara de representantes merece el reconocimiento de la
opinión pública por tratar de hacer justicia en este caso. Y es más: ahí está
el exmagistrado Nilson Pinilla, excompañero de Corte del acusado Pretelt, quien
conoce de cerca la verdad sobre los hechos que son materia de investigación. Y
como si fuera poco, el exmagistrado de la Corte Rodrigo Escobar se encuentra
investigado por su gestión ante la Corte para sacar adelante la escogencia y
defensa de la tutela interpuesta por Fidupetrol contra el estado y que buscaba
tumbar una multa contra la firma por valor de veintidós mil quinientos millones
de pesos. Ya colegas suyos habían exigido su renuncia, precisamente para poner
a salvo el buen nombre de la institución, cuya creación es considerada como uno
de los mayores aciertos de la reforma del 91 y cuyo prestigio cubre un nivel
internacional y sus sentencias son de necesaria consulta para las demás cortes
del mundo. Que haya pedido su renuncia el presidente Santos es lo de menos,
porque bien sabemos de su interés por prescindir del magistrado Pretelt a la
hora de definir sentencias que tengan que ver con los temas del proceso de paz,
dada su orientación uribista. Lo demás es que el caso va al senado para que
allí se encarguen de juzgarlo, como han debido hacerlo con el expresidente
Samper.
martes, 29 de diciembre de 2015
viernes, 25 de diciembre de 2015
PARA SER PRESIDENTE EN COLOMBIA
POR: RAÚL PACHECO BLANCO.
Para ser presidente de Colombia se requiere tener un
apellido que lo respalde históricamente, ojalá con un par de siglos de
antigüedad y que las circunstancias del momento se den, para que los distintos
factores de poder se alineen y produzcan el resultado apetecido. Entre los
últimos presidentes que hemos tenido a partir de Virgilio Barco, por ejemplo,
solo Turbay Ayala, Belisario Betancur y Alvaro Uribe no pertenecen a las
familias escogidas. Pero por lo mismo, han tenido que apegarse a una familia
determinada con el status suficiente como para que les garantice la llegada a
la Presidencia. Virgilio Barco tuvo que recibir el beneplácito de la Casa
López, recuerden aquella frase de López Michelsen, ¿si no es Barco, quién? Y
desde luego de la casa Santos con el periódico El Tiempo a la cabeza. Belisario
tuvo que hacerse a la sombra de la familia Gómez, morder el áspero sabor de la
disciplina para perros y la displicencia con que lo miraban los Gómez, para
poder aspirar al cargo. En igual forma Turbay Ayala, quien hizo lo propio con
las familias Lleras y López, a las cuales les sirvió humildemente hasta que le
llegó el momento de sacar pecho y aspirar. Pero era bien mirado por las dos familias,
pues no parecía que aspirara a rivalizar con ellos, o sea, lo que no le
permitieron a Gabriel Turbay y a Jorge Eliécer Gaitán. Y Alvaro Uribe no
obstante contar con el apoyo de fuerzas tan determinantes en su momento como el
paramilitarismo, siempre le pidió permiso a la casa Santos para existir
políticamente. De ahí que cuando tuvo que acudir a su fórmula vicepresidencial,
escogió a Pacho Santos, cuando El Tiempo todavía pertenecía a esa casa. Y luego
escogió a Juan Manuel Santos como su sucesor. En tanto que las casas presidenciales de más antigüedad,
llevaron a dos López a la presidencia, dos Pastrana, un Ospina para que este
después le devolviera la atención a Laureano Gómez, un Gaviria, cuyo turno era
para la casa Galán, filial de la casa Santos, un Samper y dos Santos, un
Valencia y dos Lleras. De ahí que sea
muy importante saber a cuál casa se arrima, porque si hay una casa desprestigiada,
se genera un veto que hace negativos todos los esfuerzos de coronar. No hay
sino que mirar al tinglado para darse cuenta del fenómeno y apreciarlo en toda
su integridad, para no acercarse tanto a
un expresidente que tenga rabo de paja.
NI TANTO QUE QUEME AL SANTO...
POR: RAÚL PACHECO BLANCO.
viernes, 18 de diciembre de 2015
EL CHAVISMO, UN MITO FUNDANTE
POR: RAÚL PACHECO
BLANCO.
En Latinoamérica siempre ha habido mitos fundantes, tales como
el Pri mexicano que se dio el lujo de dominar completamente el electorado mexicano
durante setenta años seguidos. Y el otro gran mito es el peronismo en Argentina,
pues a nadie se le escapa que el peronismo ha venido gobernando a Argentina,
inclusive desde la óptica de dos ideologías económicas como lo son el populismo
y el neoliberalismo. Con Menem el peronismo terció hacia la derecha y los
Kishner lo hicieron inclinar hacia la izquierda. Hasta que apareció Macri. En
Venezuela Chávez institucionalizó el socialismo del siglo XXI que es otro populismo
y no obstante haber recibido el golpe actual, cuando la oposición le ganó las elecciones
parlamentarias y amenaza con acabar con las normas que dejó establecidas el chavismo, no podemos decir que
haya derrotado al mito. Al mito Chávez, que empezará a dar sus efectos a partir
de la derrota. La oposición es un grupo heterogéneo que viene desde los viejos
partidos Acción Democrática y Copei, hasta las nuevas agrupaciones que han
surgido a través de nuevos líderes. Por lo tanto, no hay unidad de mando. Una
cosa es el partido de Capriles, otro el de los López, pues tanto Leopoldo, quien
está en la cárcel como su mujer que se ha convertido en la gran líder y heroína
de la jornada electoral, son otra cosa. Además de Corina Machado y de Borges y
de Alberto Ledezma. El chavismo arranca con cincuenta curules en la Asamblea
Popular. Y allí a su vez, debe resistir el enfrentamiento por la jefatura entre
Maduro y Diosdado Cabello. Así que tanto en una fuerza como en la otra, el
éxito estará en la unión, pues de lo contrario el trabajo estará perdido. Si
para las elecciones presidenciales no logran unirse a través de un solo
candidato, el chavismo impaciente por darse la revancha insistirá en quedarse
en el poder. Luego no es tiempo de regocijarse sino de seguir trabajando más
que todo en el cultivo de la unidad que es definitivo para consolidación de la propuesta
democrática. Otro aspecto también relevante en las elecciones venezolanas es la
presencia de la comunidad internacional, que estuvo vigilante y que no permitió
que el gobierno de Maduro se saliera con la suya. Sobre todo, la presencia de
los expresidentes Felipe González y Rodríguez Zapatero, que son representantes
del partido Socialista Obrero español, considerado de izquierda dentro del
contexto de la política europea y de la política española.
viernes, 11 de diciembre de 2015
EL PLESBISCITO PARA LA PAZ
POR: RAÚL PACHECO BLANCO.
Cuando se votó el plebiscito en 1.957 para llevar adelante
el Frente Nacional, repartiendo el poder entre los dos partidos tradicionales,
se apeló a este instrumento para hacer más democrática la salida, pues la
constitución solo exigía que para su reforma se necesitaba únicamente de un acto
legislativo. Aquí se amplió el espacio constitucional, pues se apeló al
veredicto del pueblo. Ahora, en cambio, el plebiscito se usa dejando de lado la
constitución, que no lo tiene como uno de los mecanismos de reforma de la
constitución, en donde el acto legislativo, el referendo y la Asamblea
constituyente son los mecanismos adecuados. Se trata de crear un instrumento
para refrendar los acuerdos de paz con la guerrilla, mediante la contestación
de si o no a la pregunta que se hace el plebiscito. El plebiscito ha tenido una
trayectoria autoritaria que viene desde la época de los Bonaparte en Francia,
cuando se necesitaba aprobar algo para ahorrarse la instancia del Congreso. El
general De Gaulle apeló al referendo y con él metió unos cuantos goles
constitucionales, pues tratándose de un mecanismo para aprobar el pueblo una
norma de carácter legislativo, se iba más allá y hacía reformas constitucionales
a base de referendos, hasta que el tribunal constitucional lo pilló y lo dejó
sin legitimidad y sin legalidad, al punto que tuvo que dimitir. Ahora el presidente Santos abandonó la idea
inicial del referendo, por cuanto tenía problemas con el umbral de aprobación y
se decidió por el plebiscito. El meollo de la cuestión está en que, si el
plebiscito solo cumple el papel de respaldo a una propuesta del gobierno,
entonces no produciría efectos jurídicos. En tanto si lo que se quiere es hacer
una reforma constitucional para que los acuerdos de la Habana entren a formar
parte de nuestra constitución, no es procedente, por cuanto la actual
constitución no lo tiene como un mecanismo para su reforma. Se necesitaría una
reforma previa de la constitución para colocar allí el plebiscito como una
herramienta para la reforma de la carta. De lo contrario, sería inconstitucional
y los acuerdos de la Habana tendrían que hacerse por actos legislativos
producidos por el Congreso, o por asamblea constituyente o por referendo. La
Corte constitucional al entrar a analizar la constitucionalidad de la ley
estatutaria del acuerdo de la Habana, la objetaría por cuanto en la
constitución actual no existe el plebiscito como fórmula para entrar a reformar
la constitución, como ya lo hemos anotado.
viernes, 4 de diciembre de 2015
EL GENERAL FRANCISCO FRANCO
POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Mi admiración ha sido por José Antonio Primo de Rivera, no
tanto por el general Franco, quien al fin y a la postre hizo la historia de
España en momentos tan cruciales, cuando se definía el camino que debía seguir.
Pero debemos reconocer que España le debe a Franco el no haber perdido tiempo
en la experiencia socialista o comunista, que ingenuamente los republicanos
trataban de hacerle tragar a España en esos años cruciales de principios del
siglo pasado. Rayos y centellas. Lo cierto fue que ese sistema que se insinuaba
como la panacea para acabar con la pobreza
y la desigualdad en el mundo, se vino a pique en 1.989, dejando a Cuba colgada
de la brocha, a China con un pie en el capitalismo de estado y a Venezuela
tratando de enderezar el entuerto a base del pulmón del petróleo. Franco desde luego no tiene la dimensión del
general De Gaulle, pero por lo menos tuvo el carácter y la voluntad de creer en
algo y someterse a sus consecuencias. Se la jugó y cuando esperaban que su
torpeza terminara mal, le dio vuelta al mundo y organizó su sucesión, poniendo
en manos de Juan Carlos la transición en España y dando pie para que dos
estadistas como Adolfo Suárez y Manuel Fraga Iribarne, ayudaran a consolidar el
nuevo orden español. Y vendría a su vez Felipe González con su lucidez a escoger
la vía de la Unión Europea en lugar de aventurarse en continuar con la utopía
socialista. Tanto Franco como Felipe González vieron clara esa situación. De
otra parte, los republicanos cometieron la torpeza de fusilar a José Antonio,
quien tenía un bagaje ideológico en base a una tercera vía entre el capitalismo
y el socialismo, que hubiera evitado el franquismo. José Antonio era un intelectual,
a quien a los treinta años ya le cabía el mundo en la cabeza y percibía el
peligro que implicaba el socialismo, pero también las lacras del capitalismo.
Franco puso las bases de lo que hoy es España, tanto en el aspecto democrático
como en lo económico. Y tuvo el acierto de ahorrarle a España su paso
por el comunismo. Lo demás es paisaje. . P.D.
Recomiendo la lectura del libro “ Antonio José de Sucre” del doctor Marco Aurelio Skinner Vásquez,
quien en pulcra edición hace un análisis
del mariscal de Ayacucho como precursor del derecho internacional humanitario. Es
fruto de su dedicación y de su provechoso paso por la academia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)