viernes, 15 de mayo de 2009
PAULA LA NOVELA DE ISABEL ALLENDE.
POR: RAUL PACHECO BLANCO:
Lo primero que uno se pregunta luego de cerrar la última página es si se trata de una novela o no. Si es estrictamente una novela, o solo un testimonio desgarrador, pero sin nada de ficción.
Porque la novela es una mezcla de imaginación con elementos que da la realidad y en el laboratorio del escrito se funden de tal manera, que crea un mundo nuevo, pero con tal realismo, que se cree, ha existido en la realidad.
Isabel Allende asiste al calvario de su hija que ha caído en una enfermedad llamada profiria, que la ha reducido a una vida vegetal. Y alrededor de esa historia, empiezan a girar los acontecimientos en que se ve envuelta Isabel Allende, como activista política y, sobre todo, como sobrina del presidente Salvador Allende, quien pretendió instaurar el socialismo en Chile, pero vino la reacción y en cabeza del general Pinochet, le dio alcance para liquidarlo con un golpe de estado, lo suficientemente cruento y que ya figura en la primera plana de la historia de Chile.
Se trata por lo tanto, de hechos ciertos, históricos, tanto los privados, como los públicos.
¡¿ Entonces qué campo le queda para la imaginación?. Ahí es donde entra la capacidad de Isabel Allende, para completar la realidad, tal como lo quiere Kundera, ya con elementos personales, que en este caso son la poesía y el humor.
Es una poesía que se sale del marco de tragedia y se proyecta como un elemento purificador, que lava unos hechos crudos, por lo mismo difíciles de manejar sin otros elementos a bordo.
Es innegable el sentido del humor que se suelta por aquí y por allá, en donde encuentra uno analogías con los personajes de García Márquez, en el afán de convertirse en fantásticos, mágicos. A su familia le da un tratamiento que lo baña con expresiones desmesuradas, para encontrarse con lo mítico de Garcia Márquez.
La historia pues, se reduce a una parte de su vida, con sus amores y dolores, con los hombres que entraron a formar parte de su intimidad..
Allí aparecen Michele, el inglés tranquilo que le perdona todas sus travesuras, pero que ese perdón no es suficiente para encender de nuevo, ese rescoldo del amor que en algún momento afloró en Isabel. Y Willie, el norteamericano que acudió a auxiliarla, cuando el también necesitaba de ayuda ante su soltería con hijos y en camino hacia la soledad.
Aparece fugazmente, como para reforzar ese ánimo de aventurera y de romántica que la empuja hacia una vida agitada, el argentino que cantaba tangos y la seducía a base de música.
Así Isabel Allende se haya nutrido de episodios ocurridos , su tratamiento es tal, que los convierte en novela. Una novela que se lee de un solo tirón, porque es desgarradora, donde el corazón de la madre, de la hija y de la amante, se vuelcan en todas las páginas.
Con razón, Isabel Allende ocupa el puesto que tiene en la literatura de Latinoamericana , así haya sido sobrina de Salvador Allende y así pertenezca a círculos importantes del Chile contemporáneo. Se impuso por su propio talento de narradora.
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