Colombia abandonó el
cuento de que había un estilo colombiano, el de Maturana, ahora revaluado, y
dejó el jueguito de medio campo en donde se pensaba más en retener el balón que
en buscar el gol. El gol no era importante, lo importante era el espectáculo.
Aquí en Bucaramanga hubo un jugador que llegó con muchos pergaminos porque jugaba un futbol
de alta calidad que consistía simplemente en devolver de primera cualquier pase
que recibiera : era un tenista.
A otro jugador también importado de Argentina al no dar rendimiento
solo atinó a decir : che, es que yo soy un científico. Como siempre, los holandeses
tratan de innovar. En esta ocasión
volvieron con un fútbol supersónico, como si en la delantera hubieran puesto
velocistas de cien metros planos de nueve segundos y encontraron a una España
en decadencia con el pasecito corto o de
media distancia, pero sin un Messi que prestara el servicio de ariete para
romper defensas. El fútbol africano que tantas expectativas ha venido creando,
se ve muy sólido en Costa de Marfil y en Ghana que puso en aprietos a Alemania,
con todo su plantel. Francia aporta un Bencemá que hace recordar a Zidane. Brasil con un juego lento, pero de remates insólitos que pueden definir
un partido en el momento menos pensado. Y otras grandes revelaciones : México y
Chile.