viernes, 30 de enero de 2015

EL PROCESO DE PAZ


POR: RAUL  PACHECO  BLANCO.

El proceso de paz tiene un  argumento de peso  para salir adelante : las dos partes lo necesitan. La  guerrilla para convertirse en partido, lavar su dinero , y llegar por esa via al poder, ya  que no ha  podido hacerlo por las armas. Y el presidente Santos  para  consolidar  las dinastías tradicionales en el poder .Es decir, como  señalaba Iván el Terrible : mi primo y  yo estamos de acuerdo, ambos queremos Paris. Bajo el  punto de  vista de la guerrilla , llevan cincuenta años buscando el poder y no lo han logrado, cuando la mayoría de los grupos guerrilleros  coronaron, como fue el caso de Uruguay con Mojica, Nicaragua con los sandinistas y el Salvador, además del ejemplo clásico de la revolución cubana. De ahí que Raúl Castro se ofrezca como anfitrión  de las conversaciones, porque está  seguro  que es mejor negocio jugar por el poder desde  un partido político a hacerlo mediante los fusiles. Y bajo el punto de vista del presidente Santos, necesita una vez más  coger el toro por los cuernos. Como tradicionalmente lo ha hecho el  aparato dinástico que nos gobierna desde las épocas de la Independencia.

En el siglo XX López Pumarejo absorbió el socialismo y enervó los efectos de la revolución  que pudo haberse dado dentro del ciclo revolucionario desatado por la revolución rusa. Y luego despacharon por la vía rápida a Gaitán.  Las dinastías se van formando en la medida en que coronan con la presidencia. Pero el éxito del sistema ha estado en que  las diferentes dinastías  han colaborado para absorber también las nuevas fuerzas que se expresan alrededor de nuevas figuras o de nuevas familias. Esto a pesar de las diferencias entre los partidos  que fueron zanjadas durante el periodo del Frente Nacional y que aportó precisamente la salvaguardia del sistema de dinastías. De ahí que Juan Manuel Santos debe preservar el turno presidencial para una de las dinastías más prestantes como es la de los Lleras.  El éxito de esta movida está enlazado  al éxito del proceso de paz, porque Santos se haría al prestigio  necesario  para seguir mandando  la parada. Los nuevos apellidos no son conscientes de la necesidad de transar para sobrevivir y, de ahí que Alvaro Uribe la  rechace.  La guerrilla bien puede ver que su viejo discurso ya no funciona  y que  basta  mirar  el entorno para darse cuenta de que ya no funciona  si nos atenemos a las angustias que pasan  tanto Cuba como Venezuela.

viernes, 23 de enero de 2015

"DON PELIGROSITO"


POR: RAUL PACHECO BLANCO

Así le decía Popeye a Pablo Escobar.

Algo que le hubiera costado la vida a otra persona que fuera de menos confianza.  Esto cuenta Juan Pablo Escobar en su libro sobre su padre.

Difícil la tarea de un hijo para escribir  sobre  un padre como lo fue el narcotraficante para tratar de salvar algo en el naufragio en que se convirtió su vida. Entre las cosas que más llaman la atención  está  la debilidad del estado que vivió las verdes y las maduras para tratar de acabar con un bandido que tuvo la audacia  de declararle la guerra a un estado  y ponerlo en  tales aprietos que no fue capaz de enfrentarlo solo, sino que tuvo que buscar la ayuda de fuerzas ilegales para poder  vencerlo, como lo fueron el cartel de Cali y los paramilitares en cabeza de los hermanos Castaño. Esa falta de estado lo  corroboran  personas como James  Robinson, uno de los  autores  del libro “Por qué fracasan  los países”, quien sostiene que políticas como la de la restauración de tierras no prospera  porque no existe el estado real que se necesita para lograr un objetivo de estos.

Otra afrenta que se vivió  por  la falta de estado, fue la burla cometida por  Pablo Escobar  cuando se entregó pero montó todo un bunker en la catedral, en donde no mandaba el estado, sino él con  sus hombres. A tal punto que se fugó cuando le dio la gana mientras el presidente de turno  se convirtió en un Rey de burlas y Pablo Escobar  en un verdadero estado con soberanía y todo.

Otro de los aspectos que llaman la  atención es la deslealtad dentro de la misma familia Escobar, pues se traicionaban  entre si y se hacían toda clase de jugadas de mala ley sin que se les diera nada.

También queda clara  la ayuda de personajes como el general Noriega de Panamá, quien terminó  juzgado  por la justicia norteamericana, lo mismo que la mano que le  dio en un momento dado el  presidente Ortega de Nicaragua al narcotráfico.

Así como la financiación  de campañas presidenciales como las de Lopez  Michelsen y Belisario Betancur.  Igualmente salpica a Carlos Lemos Simmons , quien terminó   su carrera política poniéndose a la orden  del cartel de Medellín.

Cuando se vio perdido el capo intentó  convertirse  en guerrillero y negociar la comandancia de un grupo guerrillero.

Y termina el libro Juan Pablo Escobar, agradeciéndole a su padre el haberle mostrado  el camino que no debía  recorrer.

 

viernes, 16 de enero de 2015

EL RESPETO


POR:  RAUL   PACHECO  BLANCO.

Los derechos no son absolutos. Ni los caricaturistas unos dioses que no tienen límites. Los derechos van hasta donde se encuentra con el derecho de los demás : en  el caso de las caricaturas de Mahoma la libertad va hasta donde afecte los valores de los musulmanes, porque de lo contrario se da pie a que los terroristas intervengan, lo cual es un pésimo negocio.

Y quienes no tienen  una fe religiosa se amparan en ella para denigrar de los demás. Pero ese motivo no da derecho para ejercer algo que va contra lo más preciado de la persona humana. Y si la libertad es también uno de los valores supremos del hombre, está condicionada por la vida en sociedad, por el respeto al otro. Solo quienes no ven al “otro” pueden alegar que primero que todo está su libertad de expresarse.

El ámbito religioso ya es otra cosa, así el estado  sea laico. La laicidad no se da para ofender valores religiosos.

Más cuando se debe contemplar la posición en que se encuentran los extremistas de todas las tendencias, que no conciben reacción distinta a la violencia para contrarrestar una acción que les disgusta. Eso en el caso en que se quiera preservar  la paz, porque si lo que se quiere es ir a la guerra, pues la cosa es  a otro precio.

Afortunadamente para el futuro de la humanidad ha quedado muy claro que una cosa son los extremistas musulmanes y otra los verdaderos musulmanes, los que viven la fe en Mahoma y adquieren por esa virtud el orden que lleva implícito el Corán, en donde la confraternidad, el amor por la humanidad y todos esos valores se resaltan.

Así  como en el cristianismo contemplamos también la aparición de halcones en donde los templarios y los cruzados de todos los tiempos han hecho de la suyas, también ese mismo  fenómeno se opera en el Islam. Pero hay que escuchar a los verdaderos pastores de ese credo para darse cuenta que fenómenos como el de la muerte de los caricaturistas franceses son simples desviaciones y obra de fanáticos elementales que no tienen una real estructura religiosa. Pero no hay que torearlos. Es un pésimo negocio, repetimos.