sábado, 28 de noviembre de 2009

EL HOMBRE Y SUS DOS MUJERES.

A mi oficina llegaba él con sus dos mujeres. Y no para que le atendiera un caso en donde el motivo central fueran ellas : la pelea de la una con la otra por la exclusividad, ni la incompatibilidad de caracteres, ni la desarmonía conyugal, nada de eso.
Eran problemas de carácter civil, quizá de linderos, de posesión con respecto a algún predio, en fin .
Mientras él entraba a mi despacho, las dos señoras se quedaban afuera esperándolo, o una de ellas estaba al timón de su carro, parqueada frente a la oficina.
La una era una niña de muy corta edad, apenas pasaba de los quince, la otra ya iba mas adelante y podría ser la hermana mayor de la primera.
Ambas eran agraciadas.
A veces iba con una sola de ellas y me la presentaba como su señora, la más joven , muy despierta por cierto, conocedora de los negocios de su marido, muy bien parada pues, en su puesto.
Y luego aparecía con la otra y me hacía la misma presentación : le presento a mi señora. Ya mas formal, muy señora de su casa y de su marido.
Pero en todo caso, la regla era que iba con las dos a todas partes, seguramente se turnaban en el timón del carro, o estar cerca a su marido en el puesto de adelante.
No sabría como sería la disposición de ellas en la mesa a la hora de comer y menos, por la noche, cuando se iban a acostar.
Se veía en todo caso, que por eso tampoco había problema.
La armonía regía las relaciones entre los tres, sin que se rompiera fuegos, ni nada que se la pareciera.
Cuando entraba a mi despacho una ellas a llevar un papel que faltaba para el pleito, jamás escuché queja alguna de la una contra la otra o viceversa. Para ellas, era lo mas común y corriente, como si fueran hijas del mismo padre o pertenecieran a la misma familia, en igualdad de condiciones.
Si se buscara premiar a verdaderos abanderados de la paz familia habría que acudir a ellos.
Si se planeara alguna campaña cívica para vivir la vida en familia dentro de un equilibrio , una comprensión y un amor entre familiares, ellos serían los prototipos de ese ideal de vida..
Los años fueron pasando, viajes, cambio de actividades, cierre de la oficina, en fin, tantas cosas, la trilogía armoniosa se me perdió del mapa.
Y luego de treinta años de no ver a mi cliente, llegaba yo a la carrera 33, cuando me encontré de manos a boca con una camioneta, en donde sobresalía, rozagante, mi cliente de años anteriores. Había echado unos cuantos kilos más y me saludó con la misma deferencia de siempre. Yo apenas lo ví, me acordé de su vida y milagros y le dije : ¿ bueno, ¿ y sus señoras?.
Y me contestó : aquí las llevo. La una iba plácidamente al lado suyo y la otra en la parte de atrás. Se respiraba la misma armonía de siempre.

domingo, 22 de noviembre de 2009

EL CONDE DE CUCHICUTE, FIGUEROA Y JAIME ALVAREZ GUTIERREZ.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.
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El vestido tiene su propio lenguaje. Por medio de él una persona expresa su manera de ser o la forma en que quiere proyectarse ante la comunidad, bien sea porque le nace o porque deliberadamente quiere enviar un mensaje .
En Santander existen tres casos muy especiales como es el del conde de Cuchicute, el de Luis Enrique Figueroa y el de Jaime Alvarez Gutiérrez.
El conde de Cuchicute se vestía al estilo siglo XIX , cuando ya vivía en pleno siglo veinte. Pero en realidad pertenecía más al siglo anterior, por su manera de sentir y de vivir las cosas. El se creía y se sentía un noble, como todo sangileño que se respete. Y de ahí que primero se consiguió su titulo de conde, que por cierto es el de más alta jerarquía dentro del escalafón de la nobleza, porque el último, el de barón, fue usurpado por nuestros barones electorales.
Y luego de comprar su titulo, quiso que aquello fuera producto de una hazaña, como ocurría antiguamente, pues la nobleza surgió de la clase militar, que a través de las grandes batallas, duelos y hazañas, la realeza otorgaba como premio tales títulos.
Así que el conde no quería llegar por el simple mecanismo de la compra –venta a la conquista del titulo, sino que fuera mediante un hecho en donde estuviera implicada la sangre, que es la protagonista de las hazañas y de los hechos importantes. De ahí que decidiera volarse un ojo y llenar con un parche el cuenco, para darse una fisonomía, que acorde con el traje de gala, el sacoleva, lo identificara. En esa forma lo conocimos, sentado en las bancas del parque Santander, cuando se hospedaba en el hotel Bucarica También vestía sombrero de copa, monóculo, anillos en sus dedos, varita de mango de plata , capa española , levita verde con galones de raso y chaleco de fantasía.
Y murió como tenía que morir, en forma dramática, pues luego de provocar a su mayordomo, seguramente con el mal trato, con la arrogancia noble, con el látigo del terrateniente feudal, lo agarró a machetazo limpio el mayordomo como en las tragedias griegas, para redondear el personaje, que dominó por mucho tiempo la historia de capa y espada de nuestro feudalismo criollo.
Nadie en Santander ha atraído tanto la atención para novelarlo, para escribir biografías sobre él, para tratar de interpretar una época o una región, para tomarlo en todo caso, como un símbolo de la aventura, del señorío feudal, del aristocrático señor que soñaba con su propio reino y con su propio monarca
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Luis Enrique Figueroa en cambio quería proyectar el tránsito del campo a la ciudad.. Y de ahí que se ideó un personaje campesino, pero a su vez bastante citadino, en cuanto a su manera de vestir y de hablar. Su indumentaria era pues, una mezcla entre lo campesino y la clase baja de la ciudad. Se colocaba una toalla, como la de Tirofijo o la de Alvaro Uribe cuando posa como paisa y, los pantalones buscaban la línea que llevaban los camioneros, o los choferes de bus intermunicipal, mientras que los cabellos en lugar de peinárselos en la mañana, se los desordenaba, para que completaran el cuadro del personaje que quería fabular.
Y su lenguaje, era depuradamente campesino o de arrabal, lo mismo que la fonética enderezada a vocalizar el dejo campesino y el acento prusiano o alemán del santandereano. Y de ahí que estuviera en todas partes, nutriéndose de la esencia que le hacia falta para proyectarse. Estaba en los velorios, en las oficinas publicas, en las calles, en los cafés, en todas partes estaba. Y con todo eso se enriquecía. Y por más que Alfonso López quiso encarrilarlo por la diplomacia, para que se puliera, lo envió a Paris. Pero luego se supo, que López Michelsen quería era fastidiar a Mario Laserna, el embajador , quien termino tirando la toalla, antes que aguantar a Luis Enrique Figueroa, como agregado cultural con su indumentaria y su vocabulario de arrabal . Y sobre todo, luego de haberse presentado en una fiesta diplomática en Paris, con poncho de algodón, sombrero de paja, machete al cinto y pantalón de manta. Después de eso , Mario Laserna le dijo a López Michelsen : o él, o yo. Y se fue Laserna.
Desde el escenario del personaje que él mismo creo, Figueroa se burlaba de todo y de todos. Se burlaba del lenguaje pulido, de los vestidos de marca, de los refinamientos. Era la expresión del campesino y del hombre del pueblo, Por eso fue gaitanista en su juventud. Aunque no era un hombre culto, si posaba de tal y se metía en la historia como Pedro por su casa, más que todo para darle un sesgo de chisme, de cuento de alcoba, que del rigor que exigen los textos históricos. Era querido por todos, porque en realidad en la búsqueda de su personaje se acercaba a todos. A nadie le era extraño. Por cualquier parte por donde él se paseara, bien fuera en la zona norte, o en Kennedy, en Terrazas, en Cabecera, en el Girardot, en Campo Hermoso, en el Mutis, la gente decía : ahí va el tuerto Figueroa. Formaba parte del paisaje local. Por eso cuando él murió , fue como si hubieran cortado el árbol de la cuarenta y cinco con veintisiete, o los árboles rosados que florecen todos los años en los marzos.

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En cambio Jaime Alvarez ha querido crear un personaje más ajustado a la literatura, como si saliera de las páginas de una novela, olorosa a aventuras románticas , más parecido en eso al conde de Cuchicute, como que son de la misma región, que de Figueroa .En principio optó por el liquiliqui, como García Márquez.
Desde que en Estocolmo se difundió para el mundo la imagen del escritor que recibía el premio Nobel no en traje de gala europeo, de frac, sino en traje de gala, pero caribeño, en lino puro. Y con la misma candencia con que escribía, se acercó ante el rey de Suecia, para recibir la condecoración que lo acreditaba como ganador del Nobel.
De ahí pues, que el imaginario popular asimiló esa indumentaria como un símbolo, el símbolo del intelectual, del novelista, del escritor, del hombre de biblioteca.
Y la ciudad conoció a Jaime Alvarez cuando pasaba por sus calles muy orondo y muy majo, con su impecable vestido caribeño, llevando debajo del brazo su primera novela, las Putas también van al cielo. Pero luego fue refinando su mensaje, y lo acondicionó a un lenguaje más andino, vistiéndose de blanco si, pero incorporando la corbata y la camisa planchada, mientras que le adicionaba un sombrero talvez aguadeño o muy del campo santandereano. No sé.
Ya con ese nuevo atuendo, se fue saliendo del molde garciamarquiano, para buscar el suyo propio. Y lo encontró. Pero es la expresión del señor, del don de su región, como cuando se llevaban a cabo los procesos por la pureza de sangre. La indumentaria del don, pero también del hombre curtido en la lectura de los clásicos, de la buena literatura y, expresión del hombre que vive detrás de la perfección del lenguaje en la manera de escribir, cuadrando aquello como una partida de ajedrez, como una obra de arte, como si la palabra fueran ladrillos que hay que acomodar para construir un castillo. Cuando se ve por la calle a Jaime Alvarez, con su vestido blanco , su camisa y su sombrero blancos, de una vez lo asimilamos con el señor o el don, pero también con el hombre de letras, el hombre que vive metido en su biblioteca, leyendo y escribiendo.
El ha sido amigo de un lenguaje expresivo , duro y por eso decimos que él se pasó por la faja al izquierdista que había en él, le hizo pistola al mamerto, como se dice ahora, que quería prender la revolución desde cualquier esquina de Latinoamérica. Se pasó por la faja esa versión y se dio otra, la del señor., la del don, la del hombre de letras.
Pero si hay cierta coincidencia entre el conde de Cuchicute y Jaime Alvarez, los separa la diferencia de enfoque , el conde representa a la nobleza, mientras que Jaime representa a la burguesía letrada, pero una burguesía irreverente, liberal, atea, laica. Es como el paso del gaitanismo al radicalismo. Y Luis Enrique Figueroa es muy siglo XX, muy representativo del siglo de las masas.

jueves, 19 de noviembre de 2009

LA COPA CEREMONIAL DEL CACIQUE GUANENTA.


POR : RAUL PACHECO BLANCO.

1.

A Jaime Älvarez lo hemos conocido a través de sus novelas, desde cuando escandalizó a muchos con el titulo de la primera de ellas : Las Putas también van al cielo . Y sobre todo, porque hasta ese momento no se le conocían obras literarias, ni escritos en la prensa. Se sabia de él como político y como funcionario cuando ocupó la personería de Bucaramanga y desde allí preparó la armazón jurídica de lo que vendría a ser la Corporación de la Meseta y que tan estupenda labor ha cumplido hasta el momento. Los comentarios que se hacían eran de mala leche, que él se había encontrado los manuscritos, que los había escrito un poeta que había muerto de hambre, pero que tenia mucho talento para la literatura. Eso debido a la imaginación, a la buena factura de la prosa, trabajada con esmero, macisa, con peso especifico.
Inauguró así un ciclo literario , que se constituyó en un gran aporte a la novela santandereana, para seguir luego con la Cruz Trenca, Don Benito el Epitafista, la Sirena, dos cortas de temas eróticos y ensayos como la Carta al Rey.
Se inscribió dentro de la escuela real –fantástica que tanto sedujo a muchas generaciones como quiera que escritores tan distantes, como el hindú Salman Rusdhie e Isabel Allende, fueron influidos por su estilo. Es de admirar el brillo de la prosa de Jaime Alvarez, trabajada con esmero, en una labor de artesanía y joyería.
Pero cortó su saga de novelas y se metió a la investigación, en momentos en que la novela da un giro grande en Latinoamérica, abandonado precisamente el estilo mágico de García Márquez.
Ahora los nuevos escritores le apuntan a la historia, para meterse en ella, redescubrirla, ponerla en presente, interpretarla. A tal punto se ha tomado distancia de la novela mágica, y de temas contemporáneos, que según los nuevos escritores, el último novelista latinoamericano lo fue Roberto Bolaño, ya que él insistió en la temática latinoamericana contemporánea, alrededor de la violencia , como es el caso de México, sobre todo en sus fronteras, dominadas por la mafia del narcotráfico. Eso impactó a Bolaño y lo dejó narrado en su máxima novela 2.666. .
Así que la novela se enderezó por el camino que abrió primero Umberto Eco con el Nombre de la Rosa y aquí en Colombia lo hizo con gran fortuna Germán Espinosa .con su Tejedora de Coronas.
De ahí en adelante, se ha desgranado toda una serie de novelas en que se buscan temas históricos y a través de ellos se fabula.
Es el caso de la Historia de Costaguana de Juan Gabriel Vásquez, quien novela un hipotético viaje de Conrad , el gran novelista polaco , a Colombia, y se va acercando a la historia de Colombia, para tratar de abordarla con ánimo critico..
O Enrique Serrano que fue hasta España a buscar sus orígenes y reconstruyó la época en que vinieron sus ancestros para terminar ubicados en Zapatoca..
O William Ospina con el País de la Canela, una versión poética de la conquista española, siguiendo las líneas maestras del relato de Jovellanos.
La biografía novelada de Obando escrita por Víctor Paz, un poeta caucano.
Hasta los norteamericanos están escribiendo esta clase de novelas, como Matew Pearl , quién a sus 34 años es ya un escritor consagrado. Y el argentino Andrés Neuman, ganador del ultimo concurso de novela Alfaguara, con su Viajero del Siglo, en donde revive la época de Metternich, durante el movimiento de la Restauración, creado para enderezar los desbordamientos de Napoleón. Pero Neuman no se mete en la trama política que dominó la época., sino que crea unos personajes sencillos, que le llegan al lector con afecto y enderezando la narración dentro de un ambiente de vida privada y no de vida publica, como se podría pensar cuando se valía del siglo XIX para contar su historia.
Quedó lejos el estilo de Carlos Fuentes, de Vargas Llosa, de García Márquez, latinoamericanos hasta la médula, para ingresar a una temática que si bien no se olvida del espacio en que se vive, no se le presenta en una forma mítica o mágica.
Así que Jaime Älvarez, ya con una obra vasta en el campo literario, se metió a la investigación. Le llamó la atención la vida de los Guanes. Y fue así como presentó su libro sobre el calendario Guane.

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Ahora continúa en esta misma línea, incursionado además en la semiótica, cuando recordó que en su juventud le habían regalado una copa de cerámica elaborada por los guanes.
Asi que Jaime está acostumbrado a dar saltos largos, como los que daba en el estadio Alfonso López en la olimpiadas nacionales de l.941.
Y se dedicó a descifrar el lenguaje de los símbolos y de las imágenes de la copa, superando la etapa de la simple verificación de los dibujos, que solamente sirven para exhibir en vitrinas, pero sin que se intente la interpretación , de lo que quieren expresar esos símbolos.
Con una paciencia de investigador, se dedicó Jaime Alvarez a descubrir pues, ese contenido.
Ahora nos pregunta ¿quiénes somos?. ¿ Indios, españoles o africanos?.
Alvaro Gómez por ejemplo, dice o dijo que somos españoles porque fueron ellos los que nos integraron a la historia, ya que antes, con nuestro pasado indígena, éramos la no historia, estábamos fuera de ella..
Otto Morales Benítez en cambio sostiene que somos mestizos, es decir el resultado triétnico-
Hasta ahora no he escuchado que alguien sostenga el origen africano nuestro. . Talvez cuando el maestro Echandía dijo. que éramos unos cafres.
Y el maestro Alvarez se ha metido en el mundo de los guanes, para tratar de saber qué dijeron ellos y qué aportaron a la cultura.
Alvaro Gómez no reconoce entonces aporte cultural alguno de los indígenas, porque ellos no dejaron textos escritos y que una cultura que no los elabore , deja de prolongarse y de permanecer.
De ahí que la obra que presentamos en esta ocasión, parte de la base de que no sabemos quienes somos, para tratar de llegar a lo que debemos ser hoy . Y para eso se traslada a nuestros orígenes, que son guanes.
En el libro que estamos presentado, Jaime Alvarez comienza por establecer una categoría de sígnos semióticos , como el ícono, el índice y el simbolo.
Define el símbolo como la expresión prehistórica del hombre primitivo.
Al tomar el símbolo se adentra sobre los símbolos y los signos guanes, releva el papel de los dedos en la conformación .de los números.
Al continuar el análisis de la cultura Guane, echa su cuarto a espadas para referirse a su territorio, que viene abarcando lo que actualmente constituye el territorio santandereano, en contravía de otras apreciaciones, que lo reducen a la Mesa de Jéridas.
Se remonta luego al origen del hombre americano, sobre lo cual se ha especulado lo suficiente y en donde la tesis que más parece acercarse a la realidad, es el origen asiático.nuestro.
Cuestiona a los españoles por el arrasamiento de los nombres guanes que tenian las poblaciones, lugares y sitios, para cambiarlos más que todo por nombres de santos, de acuerdo con el santoral de la iglesia católica.
Y adelanta una tesis : que los guanes son de origen maya y que por lo tanto la mayor influencia viene por ese lado. De pronto esa sea la razón por la cual al santandereano le guste tanto las rancheras y los corridos mexicanos.
La tesis central está en el análisis de la copa ceremonial del cacique Guanentá , que llegó a sus manos en l.941, cuando no sospechaba todavía el valor que tendría para él, pasando el tiempo.
Parte de la base de que la antigua teoría de considerar los signos como simples adornos, no es cierta, pues allí se encuentran envueltos los mensajes culturales que los guanes querían dar y prolongar.
Hace un análisis muy minucioso de la copa, para terminar señalando que allí se encuentran inscritos tres clase de calendarios, el solar, el lunar y el de los destinos.
Por último realiza una lectura del calendario maya en la figura de un sapo o de una rana, hasta llegar a las profesías mayas que son seis y que una de ellas señala que en el 20l2 se acaba el mundo, de lo cual ya estamos bastante cerca.

3.

Resulta muy pertinente esta clase de investigaciones, ahora que Latinoamérica piensa celebrar el bicentenario de la independencia, lo mismo que definir su futuro y para eso debe tener en cuenta su pasado.
Si miramos las constituciones de los diversos países americanos, vemos como los indígenas han entrado al mundo constitucional, como es el caso de Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Perú , Guatemala, Nicaragua y sobre todo Bolivia, en donde los indígenas elaboraron su propia constitución y la aprobaron este año, para expresar sus valores y sus concepciones del derecho.
Ahora que se acerca el bicentenario, bueno es especular sobre el destino de Latinoamérica, formulando hipótesis para un futuro que está ahí, a la vuelta de la esquina. Hay tres hipótesis interesantes : la una, teniendo en cuenta la ubicación, para formar bloques regionales, tal el caso de Centroamérica con México, otra con los países bolivarianos, Colombia Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia y luego el cono sur., con Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile. La segunda : la unión de toda latinoamérica en un solo cuerpo y 3 : la disolución de Latinoamérica : que México se alíe con Estados Unidos y Canadá, la región andina de acuerdo con su alineamiento ideológico, igual que la del Cono Sur, haciendo alianza con cualquier clase de país.
Otros plantean , como el escritor Jorge Volpi, en su libro el Desvelo del Libertador, que ya es hora de olvidar a Latinoamérica, para que cada país empiece a formar su futuro de acuerdo con la perspectivas que se le presenten.
Por ejemplo, México, su país natal, ingresaría al grupo del norte, al lado de Estados Unidos y Canadá y el resto de los países centroamericanos, para constituir una Unión norteamericana.
Y luego la unión del sur, en donde caben los países andinos y los del cono sur.
Asi que se pueden tejer multitud de salidas para unos países que aún viven dentro del subdesarrollo y que tres de ellos, aunque estén en el G 20, como Brasil, México y Argentina, sin embargo no han llegado al pleno desarrollo.
En cuanto a Santander, ¿ qué se puede decir?.
Jaime Alvarez quiere con su estudio sobre la cultura Guane, hacer una critica implícita a la concepción que hemos tenido en cuanto al aspecto étnico o racial se refiere, más definido hacia lo español o lo mestizo, pero casi con prescindencia del elemento indígena, asi se nos salgan los rasgos asiáticos.
Cuentan que en la guerra de Corea, cuando fueron los soldados colombianos, mandados por el gobierno de Laureano Gómez, era tal la coincidencia racial con los soldados coreanos, que difícilmente lograban distinguirlos.
Ese ánimo critico es el que debe imperar a la altura del tiempo histórico que llevamos, porque Santander no puede seguir viviendo de mitos, de leyendas, que es el patrimonio de los pueblos primitivos y nuevos. Ya hay una cultura y de ahí que se debe entrar a analizar nuestra historia con ánimo critico, porque ya pasamos la época de Serrano Blanco, de don Fulgencio Gutiérrez y de don Juan de Dios Arias, dicho sea con todo respeto, pero ensalzar en forma global el pasado, no tiene ya sentido. Se justificaba cuando se empezaba a ser. Pero ahora no.
Debe imperar por lo tanto, un ánimo critico para enjuiciar a España por el tratamiento con la cultura indigena, analizar con ánimo despasionado un movimiento que ha sido ensalzado en todos los tonos y que no da la medida, como fue la rebelión comunera, en donde falló el pueblo y fallaron sus jefes. Y el aporte nefasto del radicalismo en Santander, lo mismo que el periodo de la Regeneración dominado por el general Solon Wilches, quien hacia y deshacía en el estado soberano de Santander.
Para entonces si responder la pregunta que nos hace Jaime Alvarez ; ¿ quienes somos?.

viernes, 13 de noviembre de 2009

EL CAIN DE SARAMAGO.



Por: RAUL PACHECO BLANCO.

Hasta cierto punto fue una decepción la novela de Saramago. Se esperaba que él hubiera tomado la figura de Cain para recrearla, para reivindicarla. Pero tomó un camino más fácil, que fue ponerlo a contraluz de Dios, para que al apreciar la maldad del creador, empezara a redimirse un tanto la figura satanizada de Caín.
Entonces el papel de Cain lo reduce Saramago a ser el veedor de las acciones de Dios, siempre llenas de maldad, una matanza alli, una plaga allá, para tratar de aconductar al hombre.
El Dios de Saramago, aunque él dice que no cree en él, es un ser lleno de soberbia y como cualquier dictador centroamericano, eleva a la categoria de delito de lesa majestad, la desobediencia a sus órdenes. Se trata del pecado mayor que puede cometer un ser humano ante Dios: la no subordinación. Lo demás, pues, es lo demás.
La relación Cain-Abel no es analizada, no se mete a encontrar la razón y el porqué de esa posible disputa entre hermanos. Eso lo soslaya Saramago.
Asi que el interés mayor está en vapulear a Dios, provocarlo, ponerlo contra la pared, decirle que es un hijueputa, cayendo en un contra sentido, porque si no cree en él, si no cree que exista¿ entonces porqué le pone la palabra de más calibre en español o en portugués?.
Creemos pues, que la figura de Cain no ha sido reelaborada, para encontrarle una justificación a sus acciones, para entrar a su alma y desnudarla, en fin, para meterse en el fondo del personaje. Nada de esto ocurre, con lo cual creemos que Saramago ha fallado. Qué diferencia con el Evangelio según Jesucristo, que es una obra de mayor envergadura y que asi no se esté de acuerdo con lo sostenido, la belleza formal, las descripciones, los argumentos, el manejo del lenguaje tiene tal encanto, que se impone ante el lector, asi reaccione ante sus tesis.
Cain, es una obra menor. Escrita si de cabo a rabo en una ironía sostenida y en eso si es un maestro, sin necesidad de forzar las cosas, en forma limpia se burla de todo lo que se le pone por delante, con una gracia que hacer recordar la picaresca española.
Pero no cabe duda que la maestría del lenguaje en Saramago sigue siendo un paradigma, con lo cual se emparenta con la literatura latinoamericana, en donde la palabra tiene mucho peso, en contraste por ejemplo con la literatura oriental, en donde la palabra se reduce, se opaca si se quiere, para dar cabida a otras realidades.
Por eso Pamuk ha dicho que la literatura latinoamericana es empalagosa, por ese apego al buen decir, a la búsqueda del giro poético, a la frase bien elaborada, con la belleza en el fondo y en la forma.

LA ULTIMA TENTACION DEL SEÑOR CARO:

POR : RAUL PACHECO BLANCO.

Don Miguel Antonio Caro sabía que el art l27 de la constitución del 86 no le permitía presentarse como candidato en las elecciones presidenciales de l.898 , si no se retiraba seis meses antes, de la presidencia, pues de lo contrario se inhabilitaba. Pero le tentaba el cierre del Congreso, de mayoría histórica.. Se encontraba pues, en esa encrucijada del alma. Y pasaban los días y él seguía atado al articulo el l27.
Le dolía tener que dar un golpe de estado, más cuando estaba montado sobre una constitución que él mismo había elaborado.. Mucho se llego a especular, que el señor Caro ya no se presenta, que sigue en la presidencia hasta terminar periodo, pero en cambio otros señalaban que bien pendejo era sino aprovechaba el poder para hacerse sentir, ante un congreso hostil.. Los comentarios, los corrillos, los artículos de prensa, volaban. Don Miguel Antonio seguía en esa encrucijada del alma. ¿ Qué seria mejor para el país?, ¿irse?, ¿ quedarse?. Sobre todo para el nacionalismo, su partido, que mandaba con mano fuerte, con mano dura. Don Miguel Antonio resolvió su encrucijada retirándose, pero escogió al general Guillermo Quintero Calderón para que le hiciera la segunda y presidiera las elecciones y le diera el triunfo. Estaba muy lejos de sospechar don Miguel lo que ocurriría. El general, héroe de papel de la batalla de la Humareda, ganada en un principio por los liberales, pero quienes terminaron acribillándose ellos mismos mediante los disparos de sus cañoneras navales, Y cuando ya en su retirada el general Quintero derrotado fue informado de que el ejército liberal estaba aniquilado, se devolvió y se declaró triunfador, para mandarle un e-mail al presidente Núñez comunicándole la victoria. El héroe de papel pues, una vez posesionado, nombró un ministerio en donde figuraba el doctor Abraham Moreno, miembro de los históricos y otros desafectos a él. El señor Caro montó en cólera y dijo : un concilio católico no se puede organizar con cardenales protestantes. Y no tuvo mas remedio que volver a la presidencia, inhabilitándose para la próxima presidencia. Y de ahí en adelante, la suerte se le volteó, porque al escoger candidato presidencial, echó mano de don Manuel María Sanclemente, quien ya iba para los noventa años y José Manuel Marroquín, quien iba para los ochenta, como vicepresidente. Creía garantizar así la lealtad y la subordinación de esos personajes ya tan aconductados. Una vez elegidos, empezó el caos, el desgobierno, el pobre señor Sanclemente no podía acercarse por Bogotá porque le hacia daño el frío de la sabana y el señor Marroquín, conspiraba con los históricos. Eso fue aprovechado por el liberalismo, para empezar con la guerra de los Mil Dias. Y ahí fue Troya. ¿ No le habría ido mejor al país, si Caro opta por el cierre del Congreso y la convocatoria de una Asamblea Constituyente, que hiciera viable su regreso al poder?.

viernes, 6 de noviembre de 2009

ENTRE BAZURTO Y SAN VICTORINO VIEJO.

POR: RAUL PACHECO BLANCO:

Resulta deprimente ver una sesión del Congreso por televisión. En primer lugar, nadie le para bolas a nadie. Cada quien está en lo suyo, comiendo en el recinto, hablando por celular todo el tiempo, armando corrillos mientras el orador de turno inútilmente trata de hacerse escuchar.
Parece más bien como un tertulia de café , desorganizada, en donde la gente sale para el baño, compra el periódico, se hacer embolar o compra lotería.
El presidente del senado es un costeño descomplicado , que se sube y se baja de la presidencia como si estuviera corriendo base y habla en el lenguaje de Bazurto allá en su Cartagena natal. Con la misma frescura con que se comparte en un parque de la Heroica lo hace allí en la presidencia del senado, mientras se come una caramañola.
En una de las últimas sesiones, quería organizar el debate de moción de censura contra el ministro de agricultura. Y en ese lenguaje callejero que maneja, y con el acento más marcadamente cartagenero, decía : primero vamos a escuchar a los voceros de la oposición para que expongan sus argumentos. ¿ Cuántos oradores hay inscritos, señor secretario? , catorce, ah, bueno, entonces hablan esos catorce oradores cuando ellos terminen, dejamos que el ministro se despache.
Quieto en primera. Luego vienen los turnos de los oradores. Les dan determinado tiempo a cada parlamentario inscrito. Veinte, diez minutos. Y el tiempo pasa, el orador se comunica con la gente de su electorado que lo está escuchando y no se da cuenta de que el tiempo se ha pasado. Le quitan el sonido y el parlamentario sigue hablando para el solo. Le devuelven el sonido y continua, tomándose mas tiempo de el que se le ha señalado. A la senadora Piedad Córdoba tuvieron que aumentarle el tiempo, porque no terminaba y casi hay que llamar a la guardia del senado para bajarla de la tribuna.
El Ministro del interior, que es un experto parlamentario, se hace en primera fila, tratando de empavar al orador que lo tiene casi encima, con una sonrisa burlona, haciendo un desplante de torero veterano, mientras a su alrededor se cuecen las jugadas parlamentarias y le da ánimo al ministro de agricultura novato, que se ha preparado muy bien para el debate de su moción y se ha tomado varias pastillas de valium para los nervios. El senador Artunduaga, que parece un jayán de cuadra dispuesto a darse trompadas en las calles de Neiva con el primero que se le atraviese, le respira en la nuca a los ministros, que se ríen en sus narices y se miran con el desafecto debido.
El senador Cristo gaguea. El debate se va en mociones de orden. El tiempo avanza.
Exposiciones deshilvanadas, a las carreras. Parece que la vida del Congreso se desarrollara mas bien en la periferia, en los pasillos, en los corrillos, en el bar que se traslado al recinto, porque ahora los senadores no salen a comer al bar, ni a tomarse u n tinto o agua pura. Todo les llega a su curul. Así que la curul se llena con el vaso de agua, la cena, la gaseosa, los celulares. ¿ En qué va el debate?. Vaya Dios a saberlo, es tan distraído el ambiente, que ninguna exposición logra centrarlo, todo es disperso, fútil, baladí , transitorio. Aquello parecía mas bien una debate en plena plaza de San Victorino .viejo.