jueves, 27 de abril de 2017

CIEN AÑOS (1917-2017)


 

POR: RAÚL PACHECO BLANCO.

 

Hace cien años el mundo occidental estaba en la primera guerra mundial y se preparaba para asistir a la irrupción de los dos grandes metarrelatos: el comunismo y el fascismo. Vendría luego la segunda guerra mundial y a continuación la guerra fría. Y mientras tanto, el auge y la caída primero del fascismo y luego del comunismo, ya no como consecuencia de una guerra mundial como le ocurrió al fascismo, sino por implosión del sistema.

Ahora Europa siente la amenaza de un  nuevo extremismo, como lo fueron el comunismo y el fascismo, pero en lenguaje moderno, es decir, luego de haberse conformado la Unión Europea y estar ante el peligro del reto musulmán, o del terrorismo.

 Las elecciones en Francia tuvieron la trascendencia suficiente para sacar de allí conclusiones, como por ejemplo: si la historia se repite con la amenaza de un nuevo fascismo encarnado en corrientes como la de Marie Le Pen, hija del mítico dirigente francés del Frente Nacional. O que en el siglo XX las principales soluciones políticas y económicas vinieron de la fuerte presencia del estado, bien sea a nivel del fascismo, con la pérdida de libertades, la nacionalización de la industria de guerra, el parlamento corporativo ideado por Mussolini para dejar sin aire político al Congreso, o  del socialismo con la nacionalización de las industrias,o con el comunismo y  la nacionalización de todo el aparato productivo. O del lado capitalista con las teorías keynesianas, en donde el papel del estado también se erigía como solución, cuando Roosevelt tuvo que echar mano de su célebre New Deal, para enfrentar la crisis del año 29, a base de obras públicas para crear empleo.

 O la socialdemocracia europea que llevó el estado de bienestar a la mayoría de sus países, dentro de un régimen democrático.

Como podemos verlo, todas eran soluciones nacidas desde el punto de vista del estado para manejar la economía, cosa que subsistió hasta que llegó el tiempo de la señora Thatcher, en donde lo importante era el individuo y no la sociedad y menos el estado.

 Todo ese recorrido lo ha hecho el mundo occidental en estos cien años. Y parece indicar que la libertad de mercado es la que lo orienta, donde además, la empresa privada juega el rol más importante como lo está demostrando Francia con Macron, un exbanquero, un economista doblado de político, o lo contrario, mientras el socialista Melanchon es derrotado al mismo tiempo que Francois Fillon, el conservador. Y todo parece favorecerlo para la segunda vuelta, con el apoyo de los demás partidos, que ven en el centro una convergencia, lejos además, de la extrema derecha de Le Pen. Los dos partidos tradicionales, resultaron en la lona y la izquierda encarnada por Melanchon apenas si trataba de reciclar ideas del viejo socialismo, recalentadas por Chávez y Maduro en Venezuela con su socialismo petrolero.Y el triunfo de Trump en los Estados Unidos refuerza la tendencia hacia el libre mercado y recorte de la acción del estado en lo económico.

SE SUPO TODO



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

A Maduro se lo advirtieron en todos los tonos: no se meta con Santos, porque en menos de nada, le vuelve la espalda, mire lo que le hizo a Uribe. Y Chávez no hacía otra cosa que decirle que con Santos la cosa era difícil, porque pertenecía al cogollo de la oligarquía bogotana, tan  diestra en la forma como en el fondo. Un abrazo de  ellos es de lo más peligroso le repetía a Maduro. Conmigo no se atreven porque el petróleo está a cien dólares, pero cuando esté a cincuenta usted lo verá. Y cuando ya moribundo, le daba las últimas instrucciones a Maduro, Chávez le dijo con voz apagada: Ojo, con Santos. En su momento dio mucho que hablar la frase de Santos que Chávez era su nuevo mejor amigo, ese fue uno de los primeros golpes de canilla que le propinó a la nerviosa espinilla del expresidente Uribe. Cuidado con esas exquisiteces que de eso tan bueno no dan tanto, le dijo Chávez a Maduro, cuando avanzaba en su último periplo. Pasaron los días y Chávez en un  momento dado le dijo a Maduro: ya sé la estrategia para mantener amarrado a Santos. Le voy a proponer que inicie un  proceso de paz con las Farc que yo lo apoyo. La cosa está convenida con el de arriba, Maduro creyó que el de arriba era Dios y, Chávez le contestó: no sea  bruto, el de arriba es Fidel. Cuando le hicieron la propuesta al presidente Santos, este apenas se sonrió, con esa malicia indígena con que suele despachar todos sus asuntos, como si le mamara gallo al interlocutor y luego se despachó: eso mismo iba a proponer, aprovechando que ahora ustedes son mis nuevos mejores amigos. Y el proceso de paz con las Farc se surtió en la Habana, pero impulsado siempre desde Caracas. Vino la muerte de Chávez y la sucesión de Maduro. Y el proceso continuó. Pero el precio del petróleo bajó a cincuenta dólares. Maduro recordó las palabras de su mentor, se santiguó y esperó mejores momentos. Que no llegaron  desde luego. Ya el proceso de paz iba en la etapa de la entrega de armas, la guerrilla se había desmovilizado de sus frentes y llegaba  a sus nuevos cambuches desde donde empezarían a labrarse un destino democrático. Pero ya era tarde para Maduro. Así que no tuvo más remedio que despacharse desde Caracas contra el presidente Santos y contra Colombia, un país fallido, según él.

jueves, 20 de abril de 2017

EL PADRE GERARDO REMOLINA VARGAS. S.J.

POR: RAUL PACHECO BLANCO.

En el colegio lo veíamos con su cabello corto, ensortijado, unos ojos vivaces, una nariz que dominaba el paisaje de su rostro, una camaradería respetuosa al par que una conducta intachable. Ya se le auguraba el futuro dentro de la compañía de Jesús, que desde las primeras de cambio le echó el ojo para hacerlo suyo y llevárselo a engrosar su ejército de educadores. Junto a él hacían parecido ejercicio Alejandro Angulo Novoa, Ramiro Serrano y Donaldo Ortiz Lozano. El primero de ellos llevaba una libretica en su morral, donde anotaba todos los chistes que se sabía, ordenándolos por temas y la sacaba cuando iba a contar uno de ellos. Ramiro era el más mundano de todos. Y Donaldo con una tradición política de familia engarzada en el pecho, fungía de alzatista furibundo en una época en que la política partidista olía a candela. Todos se fueron al seminario antes de tener la primera novia, luego la cosa era en serio. Gerardo llegó a la compañía de Jesús y se enfocó por el lado de la filosofía, para heredar luego el magisterio del padre Noriega, con su cabeza calva y su peluca negra, pulida. Pasaron los años y Gerardo se hizo jesuita en menos de nada y regentó la catedra de filosofía, hasta que llegó a la rectoría en donde haría historia. Tanto que en uno de los actos que yo vi desde mi haipad, se le llamaba el rector de rectores. Ya enfocados en la imagen y trasladados al siglo XXI veíamos a Gerardo con unos anteojos dorados que cubrían la nariz abultada, la misma vivacidad en los ojos que le veíamos desde el colegio y una pinta de filósofo alemán, entre despistado y certero que se acabase de bajar del avión desde alguna de las universidades alemanas. Se presentaba su libro  Fundamentos de una ilusión, para sostener con bases fuertes la existencia de Dios. Y ya sabíamos por el Tiempo, en artículo del médico Fernando Sánchez Torres, que en diciembre, se llevaría a cabo un conversatorio con el gurú del ateísmo, Richard Dawinkins, autor de libros celebres como El Relojero Ciego, El gen egoísta, el espejismo de Dios y Evolución, es decir, la antítesis de Gerardo. En, fin, la vida de Gerardo en la compañía de Jesús ha sido el desarrollo de un algoritmo que cubrió todas su metas. Tanto, que si es un contrasentido encontrar un torero alemán o un filósofo español encontremos un filósofo piedecuestano.

miércoles, 12 de abril de 2017

LA ISLAMIZACION DE LA POLITICA.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Al producirse la desaparición de los partidos ideológicos como consecuencia del fin de la primera modernidad, la racionalista, vino a quedar un vacío que se nota en diferentes formas, bien sea la existencia de partidos frágiles, de corta duración y de esencia personalista, más que todo para abastecer las exigencias del juego electoral, o partidos gremiales, en donde caben las tendencias religiosas de la segunda modernidad. El auge de las religiones no  es una vuelta a la Edad Media, sino una llegada a esa segunda modernidad, que es eminentemente pluralista, pues no es el monopolio de una sola religión como ocurría en la Edad Media con la religión católica, sino de muchas, de todo tipo y sobre todo cristianas. Esto bajo el punto de vista occidental. Ahora, el Oriente, tiene una cosmovisión tradicional, manifestada en las constituciones de muchos países asiáticos, en donde se tiene una visión teocéntrica. Y que tiene mucho que ver con el islamismo. Dado esto, bien se puede presentar el choque de civilizaciones que desde hace años anunciaba Hungtinton. Y aquí estamos preparando el terreno para que esto ocurra pues la injerencia de las iglesias cristianas cada vez es más notoria en la política nacional. Ellas convocan a marchas, tienen diversos elementos incrustados en diferentes partidos políticos, o tienen partido político propio, se hacen elegir a los cuerpos  colegiados y a las constituyentes, además de extender su culto en todas las regiones del país, en donde construyen sedes ostentosas que denotan el poder económico que las mueve. Es decir, el terreno está abonado para que entren luego en confrontación  con el islamismo cerrero que se mueve por todo el mundo a través del terrorismo. Se trata pues, de una bomba de tiempo que más adelante irá a explotar. Ya la época del cura de pueblo o barrio pasó y ahora el pastor es el guía del rebaño, al cual se acude en busca de orientación y se le consultan hasta los problemas del diario vivir. Se venden pasaportes para la eternidad y desde luego, tienen una concepción fundamentalista, dueños de la verdad. Ante material tan peligroso cabe la prudencia para evitar males mayores. Esto para no hablar de lo que sucede casi a diario en Europa en estos comienzos del siglo XXI en donde el terrorismo aparece aún en países tan tranquilos como los escandinavos y en los Estados Unidos con la demolición de las torres gemelas.

En la política no caben elementos extraños al juego democrático.

jueves, 6 de abril de 2017

LOS ACUERDOS.


POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

El profesor Robinson, autor de uno de los best sellers de la época, “Porqué fracasan los países”, ha puesto el dedo en la llaga de los acuerdos: no solucionan  nada. Simplemente le ha llegado el turno de comer a las Farc y  asegurar así su mantenimiento, su insersión a la vida civil y a la política, pero nada más; es decir, como en el Gatopardo, dar la sensación del cambio para que todo siga lo mismo. Las causas que produjeron el conflicto, según expertos nacionales que escribieron el respectivo informe para el gobierno, como lo son la violencia, la democracia elitista, el reparto de tierras, el paramilitarismo, la guerrilla y el narcotráfico, quedan como estaban. Con el agravante de unos cultivos de coca en crecimiento, para pasmo de los norteamericanos que han puesto el grito en el cielo. Las Farc querían volver al juego político, luego de que se hiciera obsoleta la toma del poder por medio de las armas, conclusión a la cual llegaron tanto Fidel Castro como Hugo Chávez. Y la Farc se desprende de ahí. La estrategia consistía en crear un gran bloque latinoamericano para hacer la revolución, mediante la financiación del petróleo cuando se cotizaba a cien dólares barril. Hacia esa dirección  debía enderezarse las Farc para copar el espacio de la izquierda que estaba vacío en Colombia, precisamente por la  acción de esa misma guerrilla al darle mala imagen a la izquierda. En ese cambio de estrategia empezaron a negociar con  el gobierno colombiano, siempre bajo el auspicio de los gobiernos de Cuba y de Venezuela. Entonces ya la revolución no debía hacerse desde la guerrilla, sino desde el gobierno y para ese objetivo había necesidad de crear un partido político para lograr los objetivos castro-chavistas. Esa es la razón por la cual el profesor Robinson ( El Espectador, 2-IV-017) señala que tanto el gobierno como la guerrilla iban a lograr los acuerdos, pero sin solucionar el conflicto. Para James Robinson hay un derrumbe parcial del estado y de ahí que se presenten los problemas planteados. Es el elefante que se les atravesó a las Farc y al gobierno, pero sin verlo. Un estado en esas condiciones, deja prosperar tanto la guerrilla como el paramilitarismo, el elitismo, el narcotráfico y pasan sucesos como el 9 de abril en donde se matan a sus líderes. Nos falta estado y hay que empezar a construirlo. A esta conclusión han llegado la mayoría de los analistas que han estudiado el caso colombiano.