domingo, 26 de octubre de 2008

EL CASO SANTOFIMIO:

Por. Raúl Pacheco Blanco.

Lo que acaba de suceder con Alberto Santofimio Botero es bastante ilustrativo de la politización de la justicia en Colombia, porque este caso se produce alrededor de dos fuerzas como son los amigos y simpatizantes de Galán y de Santofimio, que no faltan en los Tribunales y juzgados.
El fallo de primera instancia estuvo condicionado por un sentimiento nacional en cuanto a la pérdida de un gran líder, por los medios de comunicación y desde luego, por el innegable afecto hacia Galán y ánimo vindicativo hacia Santofimio.
De ahí el exceso en la pena y en la valoración de las pruebas de acuerdo con una sola de las partes, para llegar a la conclusión de que Santofimio fue determinante en la conducta de Pablo Escobar para llevar a cabo el magnicidio, para luego dejar en manos de sicarios la simple puesta en escena del crimen.
Se tuvo en cuenta ése ánimo determinante de Santofimio , con relación a Pablo Escobar, debido a la admiración y las ganas de hacer méritos políticos y demostración de fuerza ante su nuevo tutor político, como consideraba Escobar a Santofimio.
Se le halló como uno de los autores intelectuales del crimen para imponerle una pena de más de veinte años de presidio.
Luego fue el caso a la segunda instancia ante el Tribunal y allí se revisó y llegó a la conclusión contraria del fallador de primera instancia, al no encontrar mérito para condenar a Santofimio como uno de los autores intelectuales del crimen, porque no existía la plena prueba de la responsabilidad de éste.
Se desecharon las pruebas que el juez de primera instancia había considerado suficientes para la condena, a fuer de descalificar los mismos testigos por ser gente depravada, dedicada precisamente a delinquir.
Y entonces se fue para el otro lado. Desestimó todo lo actuado por los investigadores y fallador, para señalar que en ningún caso Santofimio fue determinante en la muerte de Galán, pues no aparecía la animadversión que encontró la primera instancia de Santofimio hacia Galán, sino la simple competencia política por las preeminencias del Estado, ni tampoco que Santofimio hubiera influído en tal forma en Pablo Escobar para
que se realizara el crimen.
Así que procedió a absolver al político tolimense y producir la libertad del mismo, en medio de la alegría del Tribunal y de su partidarios y la desilución de la familia Galán
y de sus simpatizantes.
Y la opinión pública se queda perpleja, porque ¿cómo se pasa de una condena tan alta, dadas las pruebas y el impacto social que el hecho de la muerte de Galán produjo, a una absolución para uno de los grandes incriminados a nivel intelectual?.
Simplemente por eso : por el juego de la política en los funcionarios encargados de hacer justicia.
Porque en la primera instancia se fue de frente contra Santofimio, mientras que en la segunda se fue a su favor.
En la primera instancia se ha debido producir una pena menor debido a que Santofimio en realidad no fue determinante en la conducta de Pablo Escobar, pero sí como instigador, diferencia que resalta Carrara en una de sus obras de Derecho Penal.
En ese orden de ideas, se ha debido condenar, pero con una pena inferior a la que se le concedió, por el grado menor de participación en la ideación y maquinación del delito, al ser un instigador.
Y ese papel de instigador sí tiene plena relevancia y encuentra el acerbo probatorio suficiente para la condena, como copartícipe en la autoría intelectual del delito.
La segunda instancia en cambio pasó de largo y ése papel de instigador en la muerte de Galán no lo tuvo en cuenta para nada y se pasó al otro extremo, con la absolución de Santofimio.
Pero a su vez, Santofimio también tiene sus verdades de a puño, y se pregunta : “ ¿ Porqué misteriosa situación Escobar, sin disparar un solo tiro, consigue con el gobierno de Gaviria y con su mayoría en la Constituyente todo lo que no pudo conseguir a través de los atentados , las dinamitas, las bombas, las tumbadas de los aviones?. Logró la cárcel de la Catedral, la política de sometimiento a la justicia y la no extradición” ( El Tiempo, 24-X-08 ).

LA TRILOGIA DE NUEVA YORK.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Paul Auster , el novelista norteamericano, viene en rescate de la novela policiaca, en esta obra que engloba tres novelas : Ciudad de Cristal, Fantasmas y La habitación Cerrada.
Pero todas tiene un hilo conductor que es el suspenso, en un trabajo detectivesco que le sirve para mantener al lector cocido al libro y para entrar en el interior de los personajes, que no necesitan ni nombre, como es el caso en Fantasmas, donde Blanco, Azul y Negro, son los personajes centrales, pero que sin embargo el novelista aborda hasta quedar definida su individualidad.
Le hace a uno recordar a Dostowiesky o a Stefan Zweing a veces.
Su estilo es el relato cerrado, sin abrirlo en escenas, sin permitir mucho diálogo, para que fluya la magia del escritor omnisciente, que esta en todas partes y teje el hilo de la acción y el desenvolvimiento de los personajes, sin tropiezos.
La escena y sobre todo el diálogo, frenan un tanto la narración, aunque la hacen más vívida, más actual.
Los escritores norteamericanos siempre se han caracterizado por lo desnudo del lenguaje, sin el ánimo preciosista de los autores europeos y sobre todo latinoamericanos, en donde casi lo fundamental viene a ser el lenguaje.
Pero sin duda la novela más corta, Fantasmas, es la que se llena de misterio y sobre todo de suspenso, como las películas de Hichkok, a tal punto que el lector se va como en una pendiente en donde no lo para nadie.
La Habitación Cerrada es la historia de un escritor que se llena de escepticismo en cuanto a la creación literaria, como en cuanto en la relación de pareja y luego de producir una abundante obra la deja al garete, lo mismo que a su pareja y decide volver sobre sí mismo, retrayéndose, aislándose , para tratar de buscar su punto de equilibrio, mientras decide escribirle a su amigo de la infancia y su permanente amigo, para que se haga cargo tanto de la obra, como de su señora. Y se produce lo inevitable, la atracción del amigo hacia su esposa y el amor. Y no solamente eso, sino que se publica la obra y se convierte en un éxito total, que le viene a servir para atender las necesidades del nuevo hogar que se ha conformado entre la esposa y el amigo.
Deja pues, un sabor de frustración que en mucho tiene que ver con la suerte de los escritores y su obra.
Auster ha creado toda una escuela literaria y es el novelista de mayor proyección en Norteamérica, uniendo la técnica del relato con la originalidad en el tratamiento de los temas.

viernes, 24 de octubre de 2008

EL CONSERVATISMO Y EL POLO DEMOCRATICO

POR: RAUL PACHECO BLANCO

Mañana se realiza la consulta entre los partidos para elegir directorios a nivel nacional, departamental y municipal y otros delegados .
En esa forma se van consolidando los partidos que son, luego de ese remezón que estremeció el continente e iba dejando a los países sin partidos, liquidando los tradicionales o apareciendo nuevas propuestas como la de los “emergentes”, tipo Chávez, Correa y Evo Morales.
Pero no cabe duda que en este momento lo que empieza a definirse es la lucha por la candidatura presidencial. En ese orden de ideas, tanto el partido de la U, como Cambio Radical no tienen problemas, porque desde ya tienen la situación definida alrededor de Santos la primera y de Vargas Lleras la segunda, que entre otras cosas refleja la lucha tradicional de las familias Santos y Lleras.
No así el conservatismo y el polo Democrático, que son los partidos que no tienen un líder definido y necesitan dirimir la contienda a base de consultas populares.
Porque en definitiva en el partido liberal se sabe que una candidatura de Cesar Gaviria uniría a los liberales que hoy se dispersan en fuerzas menores como las de Rafael Pardo, Gómez Méndez y Cia, sin descontar una posible alianza con Vargas Lleras, que le coquetea su regreso desde hace rato.
El conservatismo pasa por uno de sus mejores momentos bajo el punto de vista burocrático, por la amplia base de funcionarios que tiene en el gobierno, mas no así en cuanto a la conducta de sus dirigentes, duramente cuestionados como el ministro del interior, Valencia Cossio, ahora el presidente del Senado, la Yidis política y muchos otros dirigentes que mantienen relación permanente con la Fiscalía por enredos de diversa índole, así como con la Corte Suprema de Justicia. Pero en todo caso se muestra como una fuerza que sigue pesando, que se manifiesta en su bloque parlamentario cohesionado, que ha tenido como eje a Carlos Holguín Sardi, a quien nole puede desconocer ese papel de elemento cohesionante, sobre todo cuando se produjo una desbandada que amenazó con liquidarlo.
Y el Polo Democrático, que es la única iniciativa de la nueva política que prosperó y se hizo partido porque cuenta con una ideología propia, como no la tienen Cambio Radical y el partido de la U, que son partidos de estación, personalistas, que no reflejan tendencias ideológicas definidas.
La izquierda se ha aglutinado alrededor del Polo, pero contra su existencia conspiran el liberalismo, que le quiere echar mano a Lucho Garzón, bien sea por acción de Cesar Gaviria o de Ernesto Samper, quien sueña con volver a la política militante, para tratar de enmendar su paso frustrante por el gobierno. Y la lucha entre las tendencias moderadas, con las extremas de Carlos Gaviria, sin que se haya consolidado el gran líder que los aglutine a todos y haga viable una posibilidad de gobierno.
Estos dos partidos mañana empiezan a definir su suerte, con la elección de sus dirigentes para el juego máximo electoral de la Presidencia.

domingo, 19 de octubre de 2008

Libranos del bien

El caso de Valledupar es muy especial. Por una parte es la tierra del vallenato, de la parranda y de la buena vida. Pero no solamente es tierra de compositores, de cantantes, de ganaderos, sino de líderes. Recuerdo que en la Universidad, cuando se luchaba contra la dictadura de Rojas Pinilla, el gran líder de la rebelión fue Crispin Villazón de Armas, quien con sus arengas levantó al resto de universidades. Y lo secundaba José Antonio Murgas, también vallenato. Ahora se nos viene un novelista en la historia de Valledupar, contada desde adentro, en un reportaje que a ratos se convierte en novela, cuando relata la muerte de Consuelo Araújo. También tiene de cuento, pero en realidad se trata de un trabajo periodístico, que por sus mismas virtudes se metió en la literatura. Son variaciones siguiendo la ruta de Truman Capote en A sangre fría , mediante un trabajo de investigación para tratar de meterse en la historia real de unos criminales jóvenes, quienes asesinan a una familia, cuando su intención era solo la de robar, pero cuando ve uno de ellos al señor Clutter se le alborota su mala vida anterior y resuelve vengar esas privaciones matando a la familia entera .


















Ahora Alonso Sanchez Baute, ( Líbranos del bien, Alfaguara, 08) se vale de entrevistas para presentarnos un retrato de Simón Trinidad y de Jorge Cuarenta, el guerrillero y el paramilitar, ambos pertenecientes a la aristocracia vallenata. Y se pregunta en qué momento se jodió el Cesar, o Valledupar, cuando era el paraiso del vallenato, de la paz. Uno de sus personajes le responde: “…los primeros inmigrantes que se adueñaron de la región” Maldito Laureano Gómez gritó un día Teófilo Saramendiz cuando el perro de un santandereano mordió a su hijo…Maldito Laureano porque si no fuera por él, no habría violencia y al Valle no habría llegado nunca esta mano de santandereanos desplazados.
Así llegaron; huyendo de la violencia en sus ciudades, pero imponiendo en el nuevo territorio su propia versión del terror. ¿Recuerdas que en Puerto Bello a partir de cierto lugar-aquel conocido como Lomita Blanca-no se podía transitar porque en adelante era territorio santandereano? Ya sabes lo que eso significaba: que cualquiera podía morir asesinado”. Y luego vinieron los contrabandistas, traficantes de maracachafa, los guerrilleros y ante ese alud, los paramilitares. Todo eso produjo a Simón Trinidad, a Ricardo Palmera Pineda, hijo de la santandereana Alix Pineda y el vallenato Ovidio Palmera y a Jorge Cuarenta, Rodrigo Tovar Pupo, de la aristocracia vallenata y también al novelista Alonso Sánchez Baute, quien se vale de su intenso reportaje que él llama novela, “Líbranos del bien”, para darnos una versión de su tierra, desde su óptica de homosexual desplazado.

viernes, 10 de octubre de 2008

SANTISMO VS LLERISMO:

Por: RAUL PACHECO BLANCO:


En Colombia ha existido una familocracia que se ha mantenido a través de los tiempos.
El sistema se ha encargado de manejar los gobiernos , como en el siglo pasado y con arrestos de seguir en el presente. De los años 30 del siglo XX al los 50 , fueron los López y los Santos quienes llegaron al gobierno e hicieron sus correspondientes aportes.
López primero repitió gobierno y Santos se institucionalizó como poder real con su periódico El Tiempo, desde donde se repartían consignas y se trazaban políticas.
En los cincuenta los Gómez se hicieron cargo del poder, con familias satélites como la Urdaneta, Andrade, etc. Y se repartieron el poder con los Ospina, que a su vez produjo otra familia de relevo, la Pastrana. Pero al no lograr una gobernabilidad regular, se vino al suelo y apareció la familia Rojas, que si bien es cierto duró poco tiempo en el poder, echó raíces y se prolongó en el tiempo. Al presentarse una lucha a muerte entre las familias conservadoras y liberales, se pactó una tregua que vino a instalar otra familia, ya enraizada en la tradición, como la de los Lleras, que hacía méritos ante los Santos y los López cuando estas familias no dejaron pasar el relevo que se insinuaba en esa época, que eran los Gaitán y los Turbay. Los Lleras estuvieron en el poder durante los ocho años que le correspondieron al liberalismo, mientras dentro del conservatismo la familia Pastrana se convirtió en el eje de la política de ese partido, no prosperando la familia Valencia que tenía también raíces en el Popayán profundo. Tan pronto se volvió a las hostilidades, la familia López se instaló en Palacio , permitiendo luego que familias satélites como la Turbay, que no la de Gabriel, disfrutaran como los Lleras de su lealtad con las jefaturas establecidas, en el caso de éstos con los López y los Santos, y en el de Turbay con los Lleras. Luego en combinación de los Santos y los Lleras, sacaron de su fuente de poder a Virgilio Barco, que no echó mayores raíces. Los Lleras a su vez produjeron una ramificación en los Galán, que no tuvo suerte y se echó a pique esa posibilidad, pero estableció una nueva dinastía que mantiene porciones de poder.
Cuando ya las cosas estaban dadas para que los Galán entraran como familia de relevo, el destino no lo quiso así y nombraron como albacea testamentario a los Gaviria.
Los López por su parte terciaron luego a favor de Ernesto Samper, quien con su sentido del humor les tomó el pelo a los López y pasó de agache. La ley del péndulo volvió luego hacia la familia Pastrana, que está vivita y coleando, para terminar en Álvaro Uribe, quien se apoyó en la familia Santos, sin saber que El Tiempo iría a ser vendido y por lo tanto, iniciara su caída en la bolsa de valores . Los Uribe entraron mandando duro y da la impresión que habrá para rato. Ahora el péndulo vuelve hacia los Santos y los Lleras, quienes están ansiosos en el partidor y se disponen a dar la batalla entre sí, en una lucha de familias dominantes. Juan Manuel Santos y Francisco Santos, por partida doble, se baten contra los Lleras encarnados en el Faraón, como lo llaman , Germán Vargas Lleras. Y ahí va la historia.

LA PARADOJA CONSERVADORA : URIBISMO O PASTRANISMO .

Por . RAUL PACHECO BLANCO (raulpacheco34@hotmail.com)


El partido conservador está dividido en la cúpula entre Uribistas y Pastranistas.
Los primeros quieren continuar la política trazada durante ocho años alrededor del presidente Uribe, que ha permitido un buen rendimiento burocrático, pero que lo ha estancado en materia programática y lo ha desdibujado electoralmente hablando.
Los pastranistas en cambio quieren recobrar la identidad y jugar un papel autónomo a partir de ahora. ¿ Cuál de las dos políticas le conviene más al conservatismo?.
La pastranista es atractiva porque pondría a dinamizar las bases y movería a algunos sectores , actualizaría la doctrina y volvería sobre sus viejos fueros de partido tradicional y alternativo, en el juego por el poder con el liberalismo , además de disputar la presidencia con candidato propio , como lo hacen los partidos vigentes.
¿ Pero esto solo tiene asegurado el éxito?. ¿ Puede el partido conservador solo enfrentarse a Uribe, o si no es él, a otro candidato de la coalición uribista, en donde están Cambio Radical y el partido de la U?. La corriente uribista dentro del conservatismo tiene las de ganar porque va sobre seguro , siguiendo la misma ruta que diseñó Carlos Holguín en el siglo XIX . alrededor de Rafael Núñez. Se cometería hoy el error en el cual no quiso caer el señor Holguín y que le permitió superar la etapa del nacionalismo para continuar la Regeneración en manos conservadoras y luego continuar con Reyes y cerrar luego con la generación moderada de los años veinte.
No es el momento pues, de partir cobijas con el uribismo porque la figura central que ha permitido esta alianza, el señor Uribe, sigue con vigencia política. De otra parte el peligro de perder identidad y de desaparecer parece conjurado, si nos atenemos a la experiencia latinoamericana, en donde la crisis de los partidos vino a crear liderazgos muy fuertes alrededor de caudillos “ emergentes”, llamados ahora por los politólogos outsiders , como fue el caso de Chávez en Venezuela, Correa en el Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Ortega en Nicaragua, para no citar a Lula en el Brasil.
Aquí en Colombia la reacción que se ha experimentado fue la creación del Polo Democrático como partido nuevo, pero no produjo el caudillo indiscutible que movilizara ese descontento general contra los partidos tradicionales .
Quien a vino a capitalizar ese descontento fue el presidente Uribe. Así las cosas, el conservatismo no corre ya el peligro de su desaparición, que se veía venir, porque a excepción del Polo, no entraron en juego otros partidos de arraigo ideológico que sustituyeran los tradicionales. El conservatismo para consolidarse y, esa es la gran paradoja, debe seguir la política del presidente Uribe.. P:D: Un abrazo de pésame para Alejandro, Virgilio, Silvia, Hortencia, Sebastían y demás familia Galvis Ramírez, asi como para la familia Vanguardia Liberal por la muerte de doña Alicia.

miércoles, 8 de octubre de 2008

LOS MINISTROS Y LAS ALTAS CORTES.

Por ; RAUL PACHECO BLANCO:


Los ministros tienen un fuero, señalado en el art 235, num 4, por medio del cual si se les quiere llevar a los estrados judiciales, deberá hacerse primero ante la Fiscalía para que adelante la correspondiente investigación y proceda, si hay lugar, a proferir acusación ante la Corte Suprema de Justicia, que es la encargada de juzgarlo.
En el caso del ministro Palacio, se dividió el mismo caso en dos, uno para juzgar a Yidis Medina ante la Corte ( art 235, nume3 )y otro para el Ministro Palacio.( el numeral ya citado )., para que lo investigara la Fiscalía.
La Corte produjo su fallo, porque está autorizada por la constitución tanto para investigar a los miembros del Congreso, como para juzgarlos.
Y dejó a un lado al ministro, a quien no le recibió declaración ni nada por el estilo, por no tener competencia para la investigación
Y produjo una sentencia condenatoria, contando con la colaboración de Yidis y dejó el caso del ministro a la competencia de la Fiscalía.
La sentencia se produjo sin que hubiera sido escuchado y vencido en juicio el Ministro, pero de acuerdo con la parte motiva le dio plena credibilidad a Yidis y dejó por sentado que el Ministro sí había ofrecido y dado los incentivos para que la parlamentaria cambiara el voto para la reelección del presidente Uribe.
La investigación y el juzgamiento quedaron cojos porque no intervino el ministro, a quien le hizo la parlamentaria la acusación de haberle ofrecido puestos y canonjías para el hecho ya anotado.
¿ Cómo se juzga a una persona sin que esté presente su contradictor y se den como ciertos los hechos denunciados?. Esto juega tanto para el ministro, como para Yidis.
Ahora, la Corte condenó de hecho al Ministro, pues las consideraciones que hizo en la sentencia lo hace con palabras de marcado sabor delictivo, con el rigor con que se trata a un criminal confeso y comprobado.
Pero si la Corte llama al ministro y lo escucha en descargos y lo involucra en la investigación, ese material sería inservible para el momento del juzgamiento, porque la Corte si bien es cierto tiene competencia para juzgarlo, no así la tiene para investigarlo, invadiendo jurisdicción clara de la Fiscalía y por lo tanto, se caería el proceso.
Por eso no investigó al Ministro, porque sabía de antemano que todo aquello se caería por vicios de procedimiento y de jurisdicción.
La Fiscalía pues, es la encargada de recibirle declaración y llevar adelante la investigación por este hecho al Ministro.
Pero luego la Fiscalía no puede llevar el proceso hasta el juzgamiento, porque es facultad de la Corte Suprema.
Entonces tiene que remitir las diligencias a la Corte para que lo haga y se va a encontrar con los conceptos y los juicios de valor que ya se hicieron en la sentencia contra Yidis Medina.
Nos encontramos aquí ante un prejuzgamiento que ya la Corte se había hecho y solo faltaba que el caso regresara a su despacho para proceder a ratificarse en él.
Aquí estamos hablando del derecho a la doble instancia, ya avalado por la Corte Constitucional para cumplir con tratados internacionales sobre derechos humanos , que forman el bloque de constitucionalidad.
¿ Cómo entra a valorar la Corte Suprema las diligencias de investigación que le envía la Fiscalía si ya para ella se trata de un caso juzgado?.
Se ha dicho que los investigadores se enamoran de su investigación y por eso no tienen la ponderación suficiente para entrar a juzgar.
Ese es uno de los argumentos a favor de la segunda instancia protectora de los derechos del acusado.
Aquí la Corte ya tiene asumido, investigado y valorado el caso, por lo tanto se le entra a dificultar su tarea de juzgador imparcial, pues desestimaría lo actuado por la Fiscalía al
existir un prejuzgamiento , en base a una investigación que ellos ya han realizado con sentencia condenatoria al fondo.
En cuanto a la tutela misma creemos que fue bien aceptada, pero con destino equivocado, porque se envió al Consejo Superior de la Judicatura, que según el decir de la oposición está politizado, dando papaya para que se atacara por ese flanco.
Pero queda ahora a disposición de la Corte Constitucional el caso, para que dirima la controversia , cuando por una parte la Corte Constitucional es partidaria de las tutelas así se caigan sentencias de la Corte Suprema y, además, también partidaria de la doble instancia como derecho a preservar.
Ahora, si el Consejo Superior de la Judicatura ordena a la Corte Suprema retirar los juicios de valor que hizo en la sentencia, ¿ qué se saca con ello si la Corte ya lo tiene evaluado y sometido a un criterio que difícilmente podría borrar en la etapa del juzgamiento?.
Todo esto nos deja ver que hay disposiciones en la misma constitución que deben ser revisadas para evitar estos encuentros entre las Cortes, en donde hay argumentos válidos de parte y parte, así como también parcializados, de parte y parte.
Luego, como decía mi profesor de Derecho penal en el Externado, Agustín Gómez Prada, la calentura no está en las sábanas.
Ya estas consideraciones se las había hecho la comisión Alsina que recomendó hacer los ajustes necesarios a la constitucional, para evitar el choque entre poderes.
Alberto Alsina profesor de la Universidad de Harvard ya había dicho concretamente : “ La introducción de la Corte Constitucional en l.99l , ha generado una larga disputa al interior del poder judicial en contra de las altas cortes penales y administrativas, es decir, la Corte Suprema y el Consejo de Estado. Desde l.992, la Corte Constitucional ha rechazado muchos fallos de las altas cortes… El activismo en el poder judicial en Colombia radica en la forma en que las altas cortes están organizadas y en la manera en que los magistrados han sido escogidos” ( Raúl Pacheco, La Constitución del 9l, Ebenezer editores, 200l, pag 223 ).

domingo, 5 de octubre de 2008

MEMORIAS DEL PARQUE BOLIVAR.

POR: RAUL PACHECO BLANCO .


Al parque Bolívar llegábamos a jugar y a comer mangos.
El parque era una especie de bosque tupido que daba una gran sombra por todos los costados, mientras en el suelo, en tiempos de cosecha caían los mangos en cascada y se rompían al chocar con el piso.
Pero los árboles de mango estaban protegidos por una alambrada de garantías hostiles, como decía Gabriel Turbay.
Así que esas alambradas que los protegían de los embates de los vecinos, se nos hacían como las de los campos de concentración nazi, hechas para encerrar a los judíos, y difícilmente salíamos bien librados de los avances en combate contra los mangos. Por eso conservamos las cicatrices en las piernas que el alambre de púas labró para siempre en la piel.
En el marco de la plaza se veía la casa de los Suárez Mantilla, con su antejardín encerrado en rejas y al frente el auto último modelo que ellos habían importado, como lujo que solamente se lo podían dar contadas familias.
Y quizá la de Apolinar Pineda quien por ésa época era el hombre más rico de Bucaramanga, cuya herencia era muy apetecida, a tal punto, que algo le quedó de ella a Samuel Arango Reyes, en un legado generoso que le hizo don Apolinar a una persona tan respetada y destacada en la política como Arango Reyes.
Al otro extremo estaban los Remolina, venidos de sus haciendas de Piedecuesta, mal geniados como ellos solos, virtud que aún conservan, pero que llevan con mucha gracia.
También los Navarro Serrano cuyo hermano mayor, Alfredo, fuera más adelante viceministro y los Lega, un poco más abajo por la calle 37.
Nosotros vivíamos en la 35 bis, ya a espaldas del parque, vecinos de los Gómez Pradilla, cuyo padre era muy aficionado a los toros.
Porque entre otras cosas, al costado occidental estaba el circo Bolívar en donde veíamos corridas de toros, con carteles que no lograron pasar a la historia, pero con figuras como Lorenzo Claverías, un español que seguramente era español, pero no torero.
En una tarde de esas de sangre, de seda y de sol, el toro no se quería ir ni por esas de éste mundo, no obstante los estoconazos fallidos de Claverías y los gritos alicorados de don Carlos Gómez Pradilla, con sus anisados Pinchón entre pecho y espalda, quien le gritaba al torero : ¡ Malo Claverías, más torero será tu abuela, porque usted no mata ni una mosca ¡.
Y el torero, seguramente herido en su amor propio y sudando a chorros le propinó al bicho semejante estoconazo, que ahí sí lo pasaportó como dicen los locutores de toros y quien dijo miedo. Don Carlos arrancó por peteneras anisadas : ¡ Asesino, Claverías, asesino, ¿ qué mal le estaba haciendo a usted el pobre animalito para matarlo en semejante forma?, ASESINO ¡, ASESINO!.
Y luego rodó por las graderías don Carlos.
Al otro costado, pero por la carrera, estaba don Fulgencio Gutiérrez con su familia, quienes por cierto pasaron una mala tarde cuando a mi hermano José Manuel, el pintor Pacheco de Suratá, le dio por tirar una caneca llena de barro a la casa de don Fulgencio, cuando a esa hora refulgían al sol las sábanas tendidas en el patio y don Fulgencio con mucha delicadeza las envió con su criada, para que nuestra madre las mandara a lavar y planchar.
En tanto que el maestro Pacheco se encerraba en el solar a llorar en forma desconsolada, llamándome a cada rato para saber si ya había llegado la Policía a llevárselo.
Y al costado oriental estaba la casa de un próspero comerciante, quien decidió suicidarse un día y nos conmocionó en tal forma a la generación vecina, que muchas noches la pasamos en vela, viendo el espectro de su figura y el revólver pavonado apuntándonos bien a la madrugada.
Y al frente de nuestra casa estaba la familia Torres, venida del norte, quienes mantenían la tienda del barrio y el hijo menor de la familia, Camilo, nuestro amigo, lo veíamos de pronto en la tienda vestido de mujer y con el cabello rapado, señal inequívoca de que sus padres lo habían castigado una vez más por alguna travesura.
Eran los comienzos de los años cuarenta del siglo XX, cuando había que esperar una hora para ver pasar un automóvil por aquellas calles desiertas.
¿ Oh témpora, oh mores ¡.