jueves, 27 de octubre de 2016

CÓMO ROMPER LA POLARIZACION URIBE-SANTOS.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Ya va para rato la polarización que existe en la opinión pública entre partidarios del expresidente Uribe y el actual presidente Juan Manuel Santos. ¿Se puede romper? En un primer lugar podemos anotar cómo el país no está dividido en derecha e izquierda, como en la mayoría de los países. Aquí esa lucha está completamente personalizada, referida a dos personas, Santos y Uribe. Por ejemplo en el  problema de la paz no se concibe una paz colombiana, sino una paz santista o una uribista. Y cuando se produjo el plebiscito, los medios de comunicación salieron a repetir en coro que había triunfado la paz uribista, que el vencedor era el expresidente Uribe. Lo cual fue desmentido por la propia realidad y por los propios protagonistas, pues los verdaderos vencedores fueron núcleos muy compactos de opinión, en donde no estaban necesariamente involucrados los dos sectores. La izquierda a su vez no es tan fuerte que pueda representar una salida a través bien sea de Petro, de Robledo o Clara López. Como tendencia es minoritaria y por ahora no se le ve opción alguna de llegar al poder. En segundo lugar podemos ver también que ya el país no está dividido entre conservadores y liberales. Los dos partidos se encuentran atomizados y no hay un liderazgo marcado de algún personaje que pueda romper el esquema Santos –Uribe. El conservatismo como partido está perdido desde hace rato y no aparece caudillo alguno que lo empuje y que lo recomponga. Figura como jefe un doctor Bargüil que no se sabe de dónde salió y que forma parte de un anillo de poder tan fuerte que da para todo, pues está compuesto por el hombre más rico del país, Luis Carlos Sarmiento Angulo, cuya hija está casada con una de las hermanas del doctor Bargüil y éste a  su vez está casado con una hija del expresidente Cesar Gaviria. Desde ese polo de poder tampoco  surge la respuesta. Por el lado conservador no se da. La única posibilidad que pueda romper ese esquema es la del vicepresidente German Vargas Lleras, quien representa una de las casas presidenciales, lo que unido a la fuerte muñeca del vicepresidente puede llegar a despolarizar el eje Santos-Uribe. Su campaña presidencial arrancó desde que le cambiaban de pañal y ahora con la propaganda en los medios de comunicación sobre el plan de obras públicas que adelanta la vicepresidencia, con una periodización que llama la atención por lo costosa y lo vistosa.

jueves, 20 de octubre de 2016

LAS FARC NO SON UN PELIGRO POLITICO.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Pensamiento de vencidos, pensamiento vencido, dice un adagio. Es lo que ocurre con las Farc en el momento actual, de ahí que el peligro no es por ese lado. El no se expresó  como un  rechazo a unos hechos cumplidos, no a unas expectativas, que para ellos pueden ser muy amplias, pero en la realidad ya están fuera de contexto, pues su discurso se agotó. El tiempo de las vacas gordas en latinoamérica para la izquierda, ya pasó, luego del acercamiento de Cuba hacia Estados Unidos buscando su viabilidad y su normalidad económica y luego del fracaso del chavismo en Venezuela, que si no es por el bajo liderazgo de la oposición, en donde no hay un líder que dé la talla para enfrentársele a Maduro, ya estaría en la desbandada total. Así que ese peligro no se corre. Además tenemos la experiencia de los procesos pasados en que los guerrilleros del M 19 y de otros grupos se fueron entregando y entraron a la política, como es el caso de Navarro Wolff, Gustavo Petro, Evert Bustamente, que se han insertado en el establecimiento y han llegado a las a las alcaldías y son políticos actuantes, bajo un punto de vista moderado, sin afanes de extrema. Por lo tanto Timochenko aspirará a la gobernación del Quindío o la alcaldía de Armenia y Márquez volvería a  la cámara o al senado. Y así sucesivamente con los demás y eso si no quedan enredados en delitos de lesa humanidad los cuales están todavía en entredicho. No tenemos el caso de guerrilleros que hayan llegado a la presidencia, como si lo hizo Mujica en Uruguay, u Ortega en Nicaragua. Esa posibilidad es demasiado remota. En estos tiempos de la posmodernidad, del fin del capitalismo pero no para llegar al socialismo, sino a un sistema dominado por la informática en donde ya no primará el capital, del fin del homo sapiens, en fin. Tanto cambio que hacen inoperante un movimiento guerrillero. Ya tenemos la experiencia de escritores y pensadores revolucionarios como es el caso de Mario Vargas Llosa, Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, quienes terminaron siendo los adalides del neoliberalismo. Así que de aquí a pocos años Timochenko  de pronto estará en la misma línea política de estos conspicuos escritores, o en el uribismo, como Evert Bustamante que de ser militante del M 19 paró en el uribismo. O terminarán de ministros de Simoncito Gaviria Muñoz  o de Miguel Samper, el hijo de Ernesto.

martes, 11 de octubre de 2016

LA HORA DE LA VERDAD.



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

Como en los toros cuando el torero entra a matar y se hace un silencio sepulcral que desemboca necesariamente en la apoteosis o en el bochorno, o cuando el futbolista se para frente al arco para cobrar un penalty se hace el mismo silencio reverencial, así nos encontramos los colombianos en esta hora cuando se va a definir el acuerdo con la guerrilla. ¿Cuáles son los puntos neurálgicos frente al acuerdo, los inamovibles en el voto por el no? Yo creo que son tres: 1) Penas efectivas contra los guerrilleros que están incursos en delitos de lesa humanidad, con privación efectiva de la libertad y no esa simple restricción que se inventaron las “raposas sutiles” que ingeniaron tal sistema. De lo contrario no valdría la pena la creación de la Corte Penal Internacional que se encarga de estos menesteres. Precisamente Colombia demoró su ingreso a dicha  jurisdicción para darle tiempo a la guerrilla para su desmovilización, por cuanto al ingresar de lleno, no cabrían las amnistías a que estábamos acostumbrados a conceder siempre que sellábamos un acuerdo parecido con los subversivos. Al aplicar una pena privativa de la libertad queda el antecedente penal y por lo tanto quien ha sido sancionado no puede aspirar a cargos de elección popular. Y pena privativa de la libertad para los falsos positivos.2) No vale la pena crear todo un aparato judicial  paralelo para terminar amnistiando a todo el mundo y Ñor Raimundo. Se trata de un engaño y un desplante torero a la justicia, pues unas sanciones de restricción de la libertad para sancionar delitos tan graves, no se justifica. Se trata de una aventura de marca mayor y es inconstitucional, porque equivaldría a crear un cuarto  poder dentro de la tridivisión actual, lo cual va contra la estructura de la constitución y según las tesis de la Corte Constitucional, ni un acto legislativo podría darle vida. 3) La responsabilidad civil de la guerrilla con los damnificados, pues hasta el momento no se ha hecho un inventario de sus bienes, ni una propuesta concreta de los guerrilleros. Se ha pasado de largo y no puede ser el estado el único responsable. Toda la plata que  tiene la guerrilla  es mal habida, fruto de la extorsión, del secuestro, del narcotráfico y demás, lo que implica una incautación de todos sus bienes, que ya se ha debido producir para sacar adelante una de las banderas del proceso que es la de reparación a las víctimas.

LA SOLEDAD DE PASTRANA.


POR: RAÚL PACHECO BLANCO.

 
Llamó la atención en la reunión que tuvieron los expresidentes Uribe y Pastrana con el presidente Santos, el hecho de llegar solo el expresidente Pastrana  a la cita. En cambio Uribe llegó con todo un séquito: sus candidatos a la presidencia. Daba la sensación de que el verdadero triunfador de la jornada era el expresidente Uribe y que a su alrededor se hacían los que aspiraban a  la presidencia en el próximo periodo y necesitaban su visto bueno y su aval. De ahí que cada quien hizo su propia interpretación y llegó a pensar que el partido conservador se ha fugado, se está fugando o se irá a fugar hacia el uribismo y, que por lo tanto, el expresidente Pastrana vendría a ser una figura decorativa y no un referente histórico del nuevo ahora. Es decir, el partido conservador desaparecerá de la escena : unos están fungiendo de neosantistas para llegar al gobierno y otros migrarán hacia puntos más favorables. Aquella teoría que pregona la organización de un nuevo juego político  en Latinoamérica en que las fuerzas seguramente se polarizarán entre una izquierda y una derecha y los demás partidos y movimientos solo servirán de comparsa, está por verse en Colombia, donde los partidos en cambio están tomando un tinte eminentemente personalista, alrededor de una de las casas presidenciales tradicionales. No debemos olvidar que el uribismo es también el asilo de una nueva casa presidencial y que por lo tanto, cuenta con audiencia. Pero podrían unirse las dos cosas: la casa presidencial con la tendencia bien sea de izquierda o de derecha. La responsabilidad del presidente Uribe es muy grande en este momento, porque los medios de comunicación sin el suficiente juicio y discernimiento le han atribuido la autoría de la victoria del no el domingo del plebiscito, cuando en realidad no fue así. Los constitucionalistas como Jaime Castro, Hugo Palacios Mejía, José Gregorio Hernández y tantos otros estuvieron exponiendo sus tesis, con argumentos sólidos, sobre la inconveniencia de los acuerdos firmados con la guerrilla, sobre el arrasamiento del orden constitucional y sobre otros aspectos. Si bien en el ambiente había un rechazo, las ideas concretas se impusieron: los delitos de lesa humanidad no pueden quedar impunes, lo mismo que los falsos positivos. Y la creación de una justicia paralela solo para amnistiar  a los guerrilleros  no tenía sentido. Además, que la guerrilla entregue los dineros que tiene para indemnizar a las víctimas.

viernes, 7 de octubre de 2016

LA VIOLENCIA.


 

POR: RAÚL PACHECO BLANCO.

 

Siempre nos hemos considerado un país violento. Pero no sabemos cuál ha sido su origen. En qué época se incubó y se propagó para convertir la violencia  en una costumbre nacional. O la cosa es genética. Para Enrique Serrano esto no es cierto, pues en los cálculos que hacemos no incluimos los trescientos años de dominación española, en que solo fue roto el orden por la rebelión comunera. De acuerdo con esta hipótesis, la violencia es producto de las guerras libertadoras, pues a partir de ahí las cosas empezaron a cambiar, pue apenas  acabábamos de salir de la independencia, cuando entramos en la patria boba, para seguir matándonos entre centralistas y federalistas. Luego se retoma en la época radical, cuando la ilustración entró al ritmo de la letra con sangre, dentra. Esto generó la reacción de Núñez y los independientes, que ganaron en la batalla de la Humareda. Vamos en 1,863 y 1.886. Ante el reto de la Regeneración, viene la respuesta de la guerra de los Mil Días, al finalizar el siglo. Y esta respuesta se prolonga en los años 30 en el gobierno de Olaya Herrera, pues el conservatismo no se resigna a no ser gobierno y el liberalismo aprieta las tuercas .El conservatismo a su vez se desquita en los años 50 en los gobiernos de Ospina y de Laureano Gómez. Y viene como salvador el general Rojas Pinilla para imponer la paz. ¿Cuántas paces llevamos hasta aquí? Vaya Dios a saberlo. Lo cierto es que Esteban Constaín en estupendo artículo en El Tiempo (3 –X-016) retoma la historia de la violencia a partir de ahí, cuando los dos partidos unidos, liberales y conservadores crean el Frente Nacional para repartirse el poder. Entonces se decretó  el plebiscito para imponer la paz. Esta paz incubó una nueva violencia, porque los rojistas se fueron a la guerra y crearon el M19. Las Farc derrotadas ideológicamente buscaron la financiación por los lados del narcotráfico, desvirtuando así  su papel eminentemente político y altruista, como ha considerado la ley el delito político. Ya en franca decadencia el movimiento guerrillero latinoamericano, sus inspiradores, Fidel Castro y Hugo Chávez resolvieron encauzar sus fuerzas para  que movimientos como las Farc entraran  en la política para conquistar el poder, como ellos lo habían hecho. Porque si tuvieron  argumentos para crear la acción guerrillera, su propio fracaso aconsejaba seguir trabajando por una solución negociada. Los argumentos se doblaban. Y vino la negociación que se convirtió  en una piñata de ofrecimientos irresistibles para la guerrilla y con un estado débil y un presidente débil como Santos, según Hernando Gómez Buendía, la guerrilla coronó la faena. Y como quedan restos de la violencia atacada, estas negociaciones son el caldo de cultivo de nuevas fuerzas violentas que busquen conseguir un buen arreglo a la luz del constitucionalismo de la Habana.

POST- PLEBISCITO .



POR: RAUL PACHECO BLANCO.

 

El triunfo del No el domingo demuestra la madurez del pueblo colombiano, el avance cultural que significa el crecimiento de las clases medias, que ya no tragan entero, que no pueden ser engañadas con espejitos como a los indios de la conquista. Se dieron cuenta que los ofrecimientos a la guerrilla se pasaban de la raya y que no obstante el desborde publicitario del gobierno y de la empresa privada en favor del sí, la gente reaccionó. Inclusive se derrotaron todas las encuestas. El voto al no pasar por la maquinaria amarrada de los partidos, dejó correr  limpio y elocuente el querer de los colombianos. Era un estado del alma el que se manifestaba. Un clamor de la gente por la justicia. Nadie se explicaba cómo había casa, carro y beca para los guerrilleros. Por eso considero un error el dar como triunfo personal del expresidente Uribe, tal como lo proclaman los diversos comentarios de los medios de comunicación, pues aunque su aporte fue innegable, el colombiano del común sacó sus propias conclusiones y tomó decisiones que eran evidentes. Se trataba de la expresión de una “vivencia” de cincuenta años de sufrirla, no de una simple idea.Y la derrota desvela la posición de Timochenko, quien está  tranquilo soñando con que el acuerdo final es un acuerdo “especial”, rodeado de todas las garantías del derecho internacional. Así que para él, el acuerdo final pasa al bloque de constitucionalidad, según la teoría de Alvaro Leyva. Ahora el presidente Santos le sale a deber a la guerrilla porque ellos intervinieron en las conversaciones de la Habana como alta parte contratante, es decir, como un estado y de ahí que el acuerdo final es nada más y nada menos que un tratado entre países, con toda la barba. De ahí nadie lo va a bajar. Y el pueblo se comportó con la lucidez con que lo hizo a pesar de las composiciones visuales como la firma del acuerdo en Cartagena, con toda la pompa del caso, la exhibición de los aviones kafir de la Fuerza aérea, personajes internacionales y el presidente muy tieso y muy majo sonriendo, con sonrisa internacional y para toda la prensa y televisión del mundo. ¡Qué oso!, Porque todo lo han hecho antes de tiempo. Han ensayado antes de traer las bestias, pues todo se apresuró para que causara un impacto mundial y para estar a tiempo en los premios Nobel de la paz que siempre se otorgan a final de año.

miércoles, 5 de octubre de 2016

LA GENERACIÓN DEL NUEVO MILENIO.



RAÚL PACHECO BLANCO.

 

Nuestra postmodernidad viene a coincidir con la irrupción de la generación del Nuevo Milenio, cuando en los años noventa se entraba en el debate de las candidaturas presidenciales. Los partidos políticos ya habían quemado sus respectivas influencias, tanto el liberalismo por el lado socialista y el conservatismo por los lados del fascismo. Es decir, los grandes metarrelatos entraban en declive, lo que significó  al mismo tiempo la decadencia de los partidos. Ya esta generación está  más despolitizada, no vive el sectarismo de las anteriores y se encuentra de pronto con dos grandes problemas en el orden interno: la guerrilla y el narcotráfico. De ahí que todos sus miembros, es decir, los presidentes Cesar Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Alvaro Uribe y Juan Manuel Santos, estarán dedicados a combatirlos, con diferente fortuna es cierto, pero con la decisión de hacerlo. Gaviria tiene que habérselas también con una época en que el neoliberalismo hacia carrera y la apertura de los mercados era la orden del día. De ahí que el modelo socialdemócrata que  se planteó en la constitución del 91 devino en  simple neoliberalismo. Gaviria abrió los mercados. Samper no pudo con el problema del narcotráfico y se enredó en él. Si Gaviria tuvo que aceptar la presión del narcotráfico al prohibir la extradición en la constitución, Samper fue considerado por los mismos narcotraficantes, como “su” presidente. Andrés Pastrana fue producto de la televisión y lo llevó al gobierno, pero sin la base de un partido conservador pudiente, pues ya para esa época no tenía el mismo musculo electoral que tuvo. Hizo un gran esfuerzo para acabar con la guerrilla pero le salió  el tiro por la culata. A tal punto, que esto vino a ser la base para que Alvaro Uribe llegara a la presidencia al proclamar una política de mano dura con la guerrilla. Mientras tanto, el otro gran problema, el narcotráfico, seguía creciendo en combinación de mercados con la guerrilla. Uribe se empleó  a fondo y fue el más exitoso de los presidentes en ese combate. Pero tampoco pudo. El a su vez, copa el espacio tradicional del conservatismo, corriéndose a la derecha y creando una fuerza electoral nueva. Y Juan Manuel Santos es el peso de  la tradición, que se convierte en un vehículo político de alto alcance, pues lleva adelante la política de sometimiento de la guerrilla, sin el mayor rubor jurídico y con una espantable desnudez realista. El realiza la faena que todos quisieron hacer pero no les cuajó. De ponto la guerrilla quería pactar con el que era: el personero de la oligarquía.