domingo, 9 de noviembre de 2008

RAUL PACHECO BLANCO

NOVELA



CONCIERTO DE CIGARRAS

capitulo I

¡Pero che, esto es un desierto!.
No que va, vos estás mirando mal. Eso que ves, son peladeros de donde salen unas hormigas grandes, que los nativos llaman culonas porque el trasero es muy abultado y es la base de su alimentación, junto con los criaderos de cabras, que precisamente se dan en esos mismos peladeros.
Vos estás ciego, René, esto es un desierto, ¡mirá!.
El que esta ciego sos vos, Alfredo, porque lo que yo pude leer en un libro de historia sobre este pueblo y en lo que me contó mi contratista, aquí los nativos cultivan las hormigas y las cabras. Y precisamente hubo un político, si mal no estoy, Custodio García Rovira, quien en una manifestación política, dijo que los habitantes de esta región comían hormigas, pero que cagaban plomo.
¿Entonces son gente peligrosa?
Desde luego que si, sobre todo en gavilla, solos no tanto.
El avión DC 3 de Avianca iba perdiendo altura para tocar la pista del aeropuerto Gómez Niño. Ya se alcanzaba a ver la pequeña torre de control, con su balconcito saledizo y en cuyo remate aparecía una bandera blanca.

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