domingo, 30 de noviembre de 2008

LA BATALLA DE PERALONSO .

El Cañazo Paisa



RAUL PACHECO BLANCO

Capítulo I.

Al morir Núñez cuando se aprestaba a viajar a Bogotá para asumir de nuevo el mando en l.894, vino a quedar el poder en manos de Miguel Antonio Caro, quien ejercía la presidencia por ser el vicepresidente, pero a su vez se encontraba con el problema de que si continuaba en el gobierno se inhabilitaba para las elecciones del siguiente periodo de l.898.
Así que resolvió tomar de comodín al general Guillermo Quintero Calderón, el héroe de papel de la batalla de la Humareda y lo dejó encargado del mando, pensando en que obraría de acuerdo con las pautas que él había venido estableciendo y, sobre todo, en sus relaciones con el sector histórico del conservatismo que estaba en la oposición.
Pero el señor Quintero Calderón lejos de continuar la política de Caro lo que hizo fue todo lo contrario, pues propició un acercamiento con los demás sectores , tratado de suavizar las difíciles relaciones con el liberalismo y con los históricos , llevando al gabinete a un miembro de este grupo, el señor Abraham Moreno.
Esto fue suficiente para que Caro regresara a su cargo , relevando a Quintero, quien solamente había resistido en el poder escasos cinco días.
Luego diría Caro que no se podía organizar un concilio católico con obispos protestantes.
En estas condiciones, se le dañaron a Caro sus planes de continuar en el poder para el siguiente periodo y debía por lo tanto escoger alguna fórmula que le permitiera el manejo del próximo gobierno pero por interpuesta persona.
El conservatismo en ese momento estaba dividido entre nacionalistas, históricos y reyistas, pues la figura más fresca que se insinuaba como solución de gobierno era el general Reyes, dado su prestigio por el reciente triunfo en la batalla de Enciso.
Pero el general Reyes no era una pera en dulce como para que Caro pensara en él como Presidente , pues no se sometería a sus órdenes.
Así que tomó el atajo de escoger a dos personas que no tuvieran mucha entidad política , como era el caso de Manuel Antonio Sanclemente , ya un anciano de 84 años y un literato de 72 años como José Manuel Marroquín .

No hay comentarios: