domingo, 9 de noviembre de 2008

RAUL PACHECO BLANCO

NOVELA



YO CREI QUE ESTO VALIA LA PENA


Capitulo I - UN LOCO MAS-


¿Quien murió hoy?, era lo primero que preguntaba cuando abría los ojos en la mañana y antes de que empezaran a sonar los teléfonos o que su mujer le alcanzara el periódico del día .
Por eso cuando salía de la casa, le decía desde el marco de la puerta: si alguien pregunta por mí dígale que estoy en el entierro. Y luego se calaba el sombrero.
Era un sombrero blanco que iba muy bien con su liqui-liqui caribe, zapatos también blancos, impecables, lo mismo que sus medias blancas. Lo único que no era blanco, era él.
Cuando pasaba por las calles los niños se quedaban mirándolo y las mujeres suspiraban porque lo veían como un poeta.
Pero era algo más que eso: un profeta.
Le ayudaba su barba blanca que cubría desde las patillas bajando por su cara en donde resaltaban unos ojos grises, como de gato en celo
En realidad parecía un profeta.
Y su gran ambición era crear una nueva religión, tratando de acomodarse a la época.
Era lo que podríamos llamar un profeta posmoderno.
Una religión en donde cada quien podía tener su Dios personal.
La teoría era la siguiente: Dios existe en la medida en que nosotros realicemos el bien; ese bien es Dios, es la presencia de Dios. Si no hay bien, se va Dios, desaparece.
Por lo tanto Dios no es un ser. No es un ser superior. Y menos de carne y hueso como nosotros. O formado de lluvia o de nieve, con ojos de sol y mirada de luna. No, Dios lo hacemos, lo construimos en la medida en que nos comportemos bien, que nos comuniquemos con el otro, a quien debemos amar, pero no con amor de hippie ni de trabajadora sexual.

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