miércoles, 5 de noviembre de 2008

RAUL PACHECO BLANCO

NOVELA




EL OLOR DE LOS EUCALIPO

Capitulo 1


Esta mierda es una nevera, ¡ no jodás ¡.
Si estuviéramos en el Poblado , o en la Playa, o en Junín estaríamos frescos, pero no tiritando, como ahora . ¡ Qué viento tan hijueputa para helado. Se le congela a uno hasta el culo ¡.
Si ustedes creyeron que iban a encontrar aquí el clima de Medellín, se jodieron , les dijo el soldado Pico.
Si, pero es que este clima no es para cristianos, ni para la raza humana, terciaba el Paisa, tiritando, envuelto en una ruana de lana montañera que había traído para hacerle frente al frio, creyendo que en el cuartel le permitirían usarla de ahí en adelante.
Estaban en el patio del cuartel a cielo abierto, cuando generosa daba una luz total, la luna, despejando la sombra impiadosa de la noche y circulaba un vientecillo helado que mantenía a las jóvenes recién llegados de tierra caliente, los más, para prestar servicio militar para bachilleres , paralizados por la baja temperatura.
Los muchachos iban llegando en marejadas, e iban abandonando los vehículos en que los transportaban, sus familiares, quienes los despedían con lágrimas en los ojos y abrazos prolongados, mientras los muchachos, compungidos, no hallaban cómo enfrentar la situación, si como una tragedia, o como un hecho más en la vida de cada cual luego de haber cursado el último año de bachillerato en los respectivos colegios de provincia o de la capital.

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