domingo, 16 de noviembre de 2008
AMERICA EN LA ENCRUCIJADA. de Francis Fukuyama.
Por : Raúl Pacheco Blanco.
Para Fukuyama la política exterior del neoconservadurismo norteamericano, está basada en estos cuatro principios : l- la creencia en que los valores democráticos se deben reflejar en la política exterior. 2-el poder debe ser utilizado con fines morales. 3-desconfianza en la planificación económica y 4- el escepticismo acerca de la legitimidad y eficacia del derecho y las instituciones internacionales, para aportar seguridad o justicia.
Bush, que precisamente interpreta ese ideario neoconservador, nos da una idea de por qué Estados Unidos se encuentra actualmente tan comprometido en los casos de Irak y Afganistán, precisamente por tratar de imponer la democracia a las buenas o a las malas, como ya en otras oportunidades lo ha hecho. Tipo Japón, cuando Eisenhower y Mac Arthur se lo tomaron y lo encarrilaron por la democracia, metiendo en cintura la monarquía de siglos para alinearla en la misma dirección de Inglaterra, al crear una monarquía parlamentaria
Más este éxito no se dio en todas las latitudes, como estamos viendo ahora en los casos de Irak y Afganistán , lo mismo que ante paises como Irán y los de raigambre musulmana, con los cuales se quiere jugar al todo o nada, sin buscar líneas de contacto para eventuales acuerdos entre culturas, religiones e ideologías, a excepción de Turquía, que es un fenómeno especial, por su particular posición geográfica, que le ha permitido pasar por experiencias de tipo islámico y cristiano, como polo de encuentro de muchas culturas, pero primando la occidental en Estambul.
También se explica el desdén con que Estados Unidos miró las Naciones Unidas, que no apoyaba la invasión a Irak.
Por cierto que Fukuyama que en este libro pretende fijar su posición, saliéndose de los moldes neoconservadores en que actuaba, nos aclara que en su célebre libro “El Fin dela Historia”, no quiso señalar que la democracia se había impuesto definitivamente, como muchos lo creímos, sino la modernización, porque “la democracia liberal es uno de los subproductos de este proceso de modernización, algo que se convierte en una aspiración universal sólo con el transcurso del tiempo histórico”. –pag 66-.
Sin embargo, muchos entendimos que al citar a Hegel en su teoría sobre el afán de reconocimiento que se expresaba en la democracia, ya se había cumplido y por lo tanto, esto marcaba el fin de la historia. Pero esto al margen.
No hay choque de civilizaciones.
Para Fukuyama no existe actualmente un choque de civilizaciones, como lo ha pronosticado Huntington, porque el peligro no viene de los musulmanes, sino de los jóvenes alienados y desarraigados de Hamburgo, Londres, o Amsterdam, que ven en el yidahismo la oportunidad de crear una ideología que sirva de patrón universal en un mundo globalizado y multicultural.
Fukuyama no está de acuerdo con el impulso que se le dio al neoliberalismo a partir del gobierno de Reagan, porque si bien es cierto al imponer una desregulación, dejaron sueltas toda clase de iniciativas tecnológicas que lograron un auge en la informática y otras áreas, se descuidó el estado de bienestar.
Esto llegó a identificar a la economía de los Estados Unidos basada en el desmonte del estado de bienestar en contra de la europea que persistía en él, llegando inclusive a considerar a los europeos como sobre-reguladores, retrógrados y anti-mercados.
Aunque no avisoró el desplome de la economía Norteaméricana , como el actual premio Nobel de economía , quien sí venía pronosticando los riesgos por los cuales se pasaba bajo esos patrones de conducta económica.
Pero lleva también a analizar que la influencia norteamericana impuso a través de sus organismos internacionales políticas neoliberales que vinieron a colapsar y crean la reacción que actualmente se vive en Latinoamérica , con un neo-socialismo rampante a través de Chávez, Correa y Evo Morales.
Ahora, Fukuyama tampoco adjudica a la desregulación el éxito del avance tecnológico en la informática, al señalar que la iniciativa y las inversiones del gobierno también llevaron a él.
Estamos pues en el mundo de la globalización .
Y como sucede con los pensadores norteamericanos, bien sea de la izquierda o centro, como Stíglitz o de la derecha como Fukuyama, en teoría predican una bella teoría que es la de fomentar el desarrollo económico de los países pobres, para que éste, genere democracia.
La hegemonía benevolente.
Fukuyama le pone la nomenclatura de “hegemonía benevolente” a la política de intervención en otros países para imponer la democracia a como dé y ésa, precisamente, hizo crisis en la guerra contra Irak.
Y precisamente se debe imponer esa hegemonía benevolente por la inoperancia de los organismos internacionales, tipo Naciones Unidas, que sólo la izquierda le da importancia.
Por eso se deben crear menores organismos internacionales que sean más operantes.
En este punto también establece diferencia con los europeos que expresan más confianza en su eficacia.
Así pues, Fukuyama se vale de este libro de América en la encrucijada , para salvar diferencias con el neo-conservadurismo del gobierno de Bush, sobre el cual precisamente estamos viendo acusar su fracaso en estos días, concretado en el ascenso indiscutible de Barak Obama a la presidencia de Estados Unidos, en base a políticas de más estatismo con relación al fracaso de la desregulación de carácter neo-conservador y neoliberal.
Se sitúa pues, en un plano en donde quiere salvar su responsabilidad intelectual ante políticas , que si bien es cierto apoyó en un momento dado, se fue apartando poco a poco de ellas, hasta romper , como trata de explicárnoslo en este libro de Ediciones B de marzo de 2.007.0
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