viernes, 29 de julio de 2011

ORACION AL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER..


POR: RAUL PACHECO BLANCO.

¡ Oh general que habéis padecido tanto por nosotros durante tantos años para liberarnos del yugo español primero y luego por haberte aguantado a los generales venezolanos, haz un último esfuerzo para que nos perdones tanto desfalco al estado, desde Agroingreso Seguro hasta el sistema de salud, pasando por la oficina de antinarcóticos, las travesuras de los nenés Moreno en el Distrito Capital, y lo que todavía falta por averiguar ¡. Perdónanos general por no haber creído en ti. Por habernos comido el cuento de que eras nada más y nada menos que el engendro del mal y que solamente viviste para ponerle trabas al Libertador y tratar de que no deslumbrara más. . Perdona a Laureano Gómez por haber infectado las fuentes con ánimo perverso , como si tu no hubieras sido hombre de carne y hueso, tan veleidoso con las mujeres como el Libertador y con ánimo de mando también como el Libertador y que si de pronto se te enredaban las cuentas cuando los empréstitos , eso no destruye tu gallarda figura de héroe, como fiel representante de nuestra colombianidad. Los colombianos somos así. Fuiste el hacedor del estado, porque antes de ti no había nada, solo la aduanilla para recibir los impuestos . Tu le diste un orden, lo encuadernaste y te dedicaste a administrarlo todos los días, fuiste el recaudador que lograba financiar las campañas militares del Libertador. Fuiste medio injusto con Nicolasa Ibáñez al dejarla en la calle cuando te aconductaste y te fuiste a vivir una vida de hombre casado con la señora Pontón. No fuiste camandulero, es cierto, pero eso no te quita el haber sido católico y haber muerto en la fe, rodeado de la alta cleresía de la época, cercado de crucifijos para que te llenaran de certidumbre a la hora de tu muerte. Perdona a los santanderistas de antes que tanto hicieron para perjudicarte azuzando querellas con el Libertador, muchas de ellas innecesarias, y tratando de ponerte en altares que no lucen. Vivian al menudeo mientras tu vivías para la gloria. Y perdona a los santanderistas de ahora, que son peores, porque apenas acusan el cansancio de la historia. No sabemos si en realidad atentaste contra la vida del Libertador, al menos no estuviste allí en la noche aciaga en que don Mariano Ospina Rodríguez, entre otros, enfundado en su ruana paramuna intentó cegar la vida del prócer y solo la astucia de Manuelita lo puso a salvo. Pero si eso es así , te lo perdonamos, porque el atentado al menos no dio resultado, fue burdo y además el Libertador también hizo lo propio con Francisco de Miranda y quizá peor, porque lo vendió al poder español.
Perdónanos el expediente que se inventaron para tachar de santanderismo todo afán de orden, de regla, de norma. Sin ellas,¿ qué hubiera sido de la patria?.
Alabado sea tu nombre en el parque erigido a tu memoria en el centro de Bucaramanga, a donde llegaremos siempre a implorar tu fortaleza para lograr metas comunes como la región de Oriente, para lograr que aquellos dos departamentos que crearon artificialmente y que son una sola cosa consagrada a tu nombre vuelva a la realidad de siempre. Fortifícanos, señor general y manda desde el pedestal del parque en que la gloria te colocó. Perdona al escultor que osó meterte por las narices a una nueva amante para que te acompañara en estas frías mañanas de invierno , con sus caderas de más fragor que las de las Ibáñez, que vinieron a calentar tus mocedades. Perdónalo señor general. Lo mismo que al alcalde que ingenuamente cayó en la trampa de un genio incomprendido. A todos nosotros, perdónanos señor general. Amen.

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