lunes, 4 de julio de 2011

ESTO SI ES PARA REIRSE .

POR: RAUL PACHECO BLANCO
Si todas las polémicas en Colombia son como la entablada entre el Procurador y Daniel Samper Pizano, es como pasar de lo trágico a lo cómico. Y por lo tanto, al mundo de la risa. Poner a Alejandro Ordóñez como jefe de la mano negra, cuando él no pasa de ir a misa temprano, construir un templo lefebrista, leer la biblia, rezar el rosario y ser muy buen hijo, padre y hermano, es ya forzar las cosas a tal punto, que se desfiguran.
Con ese cuento de que Hugo Mantilla iba a dar un golpe de estado para llevar a la presidencia a Alvaro Gómez, fue que el hermano de Daniel logró que los Rodríguez Orejuela pasaportaran, como dicen los taurinos, a Gómez, porque si él se hacía al poder, los Rodríguez serían extraditados.
Hugo Mantilla en sus mocedades es cierto que reclutó gente del Valle para que el gobernador de ese entonces, Pedro Nel Rueda Uribe se defendiera de la guerrilla liberal. Pero luego enderezó su vida hacia otros campos y se quedó con la idea si, del golpe de estado, pero ya en un terreno irreal, de fabulación, de sueño. El papel que cumplía Mantilla era de informante del Ejército y en desde esa plataforma era que soñaba con el tal golpe de estado. Pero ni el general Zúñiga, ni el general Urbina le pararon bolas y la conspiración se reducía a tertulias de café en donde tomaban tinto Alvaro Uribe Rueda y Emilio Barco, gran amigo de Hugo. Después le endulzo el oído a otras personas como al doctor Sáchica, por Dios, y al prohombre liberal Víctor Mosquera Chaux y otros miembros del Centro de Estudios Colombianos, que ya no estaban para esos trotes, ni dentro de sus inquietudes se contemplaba dar un golpe de estado. Se reunían, como diría Ciro López Mendoza, para hacerse la paja, pero no más. Se necesita no conocer el almendrón, como decía mi madre, no conocer a Alejandro Ordóñez, quien en su vida no ha tenido ni una pelea a puño limpio, ni siquiera es deportista como para haber aprendido mañas como las de Bilardo, que el alfiler, que el alcanfor, en fin. Además, ni siquiera ha pisado una Comisaría, ni se le ha acusado de nada violento, pues siempre se había desempeñado dentro de la magistratura y la cátedra. ¿ Entonces de dónde puede salir el cuento de la jefatura de la mano negra?. Ahora echarle la culpa a un muerto, quien ya no puede defenderse, demuestra cierto cinismo, como el que conoció el país a través del proceso 8.000. Si así son todas las investigaciones que hace el notable periodista, resultan de poco fiar y las fuentes fueron demasiado esquivas o demasiado parcializadas. Esto es para soltar una gran carcajada al desatar toda una polémica sobre bases tan subjetivas como deleznables . Es cierto que el Procurador es muy religioso, pero inquisidor, más bien pocón. Cuando estuvo en la Universidad, sus compañeros organizaron una huelga a los curas dominicos y el Procurador siempre estuvo alejado de esas actitudes, pues a él siempre le ha gustado más el orden que el desorden. Pero al menos las columnas de Daniel Samper vuelven a tener vigencia, luego del largo periodo en que los lectores se olvidaron de él, por la falta de autoridad moral para juzgar ciertas actitudes y comportamientos.

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