viernes, 29 de abril de 2011

¿PODRÁ URIBE CON EL URIBISMO?

POR: RAÚL PACHECO BLANCO.
Hay líderes que saben interpretar el corazón de un país en un momento dado. Saben llegar. Y se forma un estado de alma que lleva a consolidar en el tiempo una figura y un programa. Es el caso de Perón en Argentina. Llegó en tal forma, que muerto él, el peronismo siguió vivo y se mantiene a pesar de los años y a pesar de sus líderes. Y se da el lujo de consolidar varias concepciones políticas, pues hay unos peronistas de izquierda como los K o hay peronistas de derecha como los Menem. Otro líder que llego muy hondo al corazón no digamos de su país, pero sí de su pueblo, de las clases trabajadoras fue Gaitán. Pero no hubo gaitanismo de izquierda y de derecha, sino de pura izquierda, hasta que el liberalismo se cansó y se fue hacia la derecha, dejando el gaitanismo en rines. Por eso hoy ya es polvo del camino. Que no es el caso de Bolivar, que ya pasados los doscientos años de la independencia, sin embargo existe un bolivarismo de derecha, muy de tono conservador y un bolivarismo de izquierda, tipo Chávez.
Y ya en nuestro tiempo Alvaro Uribe llegó a calar tan hondo en el sentir del pueblo colombiano, que se metió en sus entrañas. Pero conspira contra ese proyecto, el temperamento veleidoso de Uribe que no se amaña con los contratiempos y saca su machete antioqueño debajo de la ruana , el que servía para descuajar montaña, para mostrarle el brillo de su filo a sus contrincantes , que no son tratados como eso, sino como enemigos. He ahí el conflicto. Y sobre todo que Uribe no armó un equipo, sino un ejército. No creó escuadrones cívicos, sino combatientes. De ahí que cuando se produce un fallo contra sus amigos, él se va lanza en ristre con sus twiter y convoca marchas contra el poder judicial.
Y con su jefe de propaganda goebbelsiano, como José Obdulio Gaviria se limpia la ruana salpicada de tanta escarcha. Tal como iban las cosas, el urubismo estaba llamado a perdurar. No sabemos si daba para las dos alas, la izquierda y la derecha, o para una sola. Lo cierto es que iba a perdurar. Pero Uribe se puso en la tarea de empezar a demoler ese proyecto. El es su principal enemigo.

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