miércoles, 20 de abril de 2011

LA CARTUJA DE PARMA.










POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Hasta las trescientas páginas La cartuja de Parma es una tediosa narración de hechos un tanto postizos, como la carrera militar de Fabricio, el endeble personaje que trata de perdurar a base de su fe de combatiente y luego unos amores destemplados con la tía, la condesa Gina . El sobrino buen mozo busca su acomodo en el mundo, en este caso, en el mundo aristocrático de la Italia anterior a la unificación, cuando se sucede el periodo napoleónico que pone en jaque a toda la Europa del siglo XIX.
Cuando entra en escena Clelia , la novela se endereza y adquiere una nueva vida, un aire fresco se pasea por ella y saltan esos amores platónicos entre Fabrizio y Clelia, mientras el primero pasa su arresto por la muerte de Guilio, un hombrecillo que se le atraviesa en su vida.
Resulta ingenua y gratuita la prisión de Fabrizio precisamente al lado de la casa de Clelia, cuyo furibundo padre, no malicia que tal cosa pueda suceder entre ellos. Allí surge la verdadera historia de amor para Fabricio, pero a su vez la desgracia para la condesa Severina que vive para su sobrino.
La condesa sufre por el desdén de Fabrizio, pero ella insiste en su apego al sobrino y logra que se fugue de su prisión, superando las alturas respetables del viejo castillo que lo encarcela, pero que a su vez se convierte en el escenario natural de sus grandes amores, nacidos al borde de su desgracia. Encuentra él, en esta desgracia, el encanto de unos amores verdaderos, que lo atan a su prisión y vea este momento como algo deseable y perdurable. Es decir, la libertad le haría daño. Por eso cuando se fuga, cae en una depresión que lo mantiene alejado del mundo. Entra ya la novela en un “clima” shakespereano que envuelve de tragedia de los amores de Celia con Fabrizio. Y se atraviesan otros personajes, como la bella y joven Anita Marini , cuando el lector cree que le arrebatará el amor hacia Clelia, cosa que no sucede. En estas páginas se desarrolla pues, la historia dramática de amores frustrados, pues la duquesa ve frustrados sus amores con su sobrino Fabricio, éste, con Clelia debido a su promesa de no unirse con él. El amante de la duquesa porque ella ama es a su sobrino. Y Anita Marini porque Fabrizio no tiene más ojos que para Clelia. Todo termina en la mejor forma shakespereana cuando Celia muere y Fabrizio se va para el convento de Parma. Uno busca durante todo el tiempo la Caruja de Parma, pero esta solo aparece en la última página y no como mujer, sino como convento.
Se advierte también la excesiva presencia del narrador que no deja que sus personajes avancen sobre sus sentimientos y sobre su actos, pues todo se lo roba el narrador. Allí los personajes no viven su propia vida, sino que viven de los trazos borrosos que el narrador les va permitiendo hacer, sin que ellos se manifiesten desde lo más íntimo de su ser. Pero es una novela que2 se las trae.

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