POR: RAUL PACHECO BLANCO.
Arturo Pérez -Reverte narra en su novela El Asedio, la encerrona hecha a la ciudad de Cádiz cuando se produce la invasión napoleónica y cómo se vivía bajo las bombas napoleónicas que caían por todos los costados. En parecida situación está el senador Iván Moreno Rojas, con el asedio judicial que soporta.
Tácticamente resulta muy grave recibir fuego por los cuatro costados: La Corte Suprema, la Fiscalía , la Procuraduría y el Consejo de Estado. Y las armas de las cuatro instituciones son de diferente calibre. La mayor, la Corte Suprema, que persigue el delito y busca imponer una pena para que el agraciado tenga qué hacer en una cárcel Distrital, durante diez o más años. La Fiscalía, que le ayuda y aligera su labor de juzgamiento al poder judicial, tratando de ser lo más ágil y eficaz posible, para servirle en bandeja a los jueces . La Fiscalía cumple funciones de pase-gol, como lo era el Pibe Valderrama, cuando teníamos una selección de fútbol. La Procuraduría solamente acciona el cañón de corta distancia, que si bien no afecta la libertad del agraciado, por lo menos le cierra caminos, ya que lo saca del campo de juego y no le permite volver a desempeñar cargos públicos. Y el Consejo de Estado, que vela por la salud del pueblo, para que no vuelva a ser agraviado por un representante suyo, que en un momento de locura votó por él. Busca pues, quitarle la investidura de parlamentario. En esta situación se encuentra el senador Iván Moreno, que resiste como un Gadafi la embestida de la Otan institucional colombiana, que cañonea por todos los flancos . Quizá no exista un caso de mayor agresión judicial que el suyo, porque casi todos los casos se deciden por una sola área afectada. Digamos la penal. Pero aquí no, todas las áreas están afectadas. Y es que la situación posicional del senador Moreno era envidiable. Elegido por el pueblo para el senado y por aquellos avatares de la suerte a su hermano mayor también lo eligió el pueblo para que gobernara a Bogotá. Así que los alijos y el bastimento para el combate contractual concentraba un arsenal privilegiado. Un senador hermano que cuenta con un alcalde que a su vez maneja billones en contratación., es toda una dicha . Es que a estas alturas y entre otras cosas, al senador ya no le interesan los cargos. Eso se lo deja a los políticos de barrio. Los contratos son los que dan caché y diferencian a los políticos de casta de los que no lo son. Ante semejante mina los ambientalistas de las cuatro instituciones del estado se le vinieron encima, para preservar el medio ambiente, tan tercamente asediado por semejante peste ambiental.
jueves, 5 de mayo de 2011
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