jueves, 21 de abril de 2011

LA LEALTAD DE RAUL.













POR: RAUL PACHECO BLANCO.

Hay políticos para quienes la suerte no es el del todo favorable y tienen que conquistar su espacio poco a poco, sin forzar las cosas. Hay quienes tienen que vivir bajo la esfera de un poder dominante que se debe aguantar, hasta tanto las circunstancias o el mismo poder actuante, lo determine. Es el caso de Raúl Castro con relación a Fidel. Como lo fue en Colombia para Julio César Turbay que se tuvo que mamar a los Lleras, Carlos y Alberto, hasta que conquistó la altura de ellos y se le enfrentó a Carlos, para derrotarlo y sacarlo prácticamente de la política activa, pero luego de haber chupado mucha rueda y obedecido ciegamente, dando a entender cierta torpeza para que lo pudieran dejar ahí, hasta madurar y crecer en tal forma, hasta que pudo con ellos..
Raúl Castro no ha dado un solo traspiés, ni se ha enfrentado con Fidel, ni contrariado sus órdenes, ni ha dejado de rendirle pleitesía como al Dios de la revolución cubana. Ha soportado cuarenta años de mando , teso y parejo de Fidel. Y seguramente no tienen ninguna queja de Raúl contra la persona de Fidel, desde que acaba de traspasarle todos los poderes y entregarle el mando de la revolución, para que la renueve y la vigorice. Según parece, la revolución cubana se abre un tanto al capitalismo, así no quiera reconocerlo, al permitir más juego de la empresa privada y al admitir capitales extranjeros. Y se comen el cuento de que se encuentran divinamente, cuando todos saben de las penurias por las que tienen que pasar y por las carencias que tienen que soportar. Les cuajó la educación y la salud, pero lo demás se quedó en el camino de la revolución.
En todo caso, se debe resaltar la lealtad con que ha procedido Raúl, cuando en la historia ha habido tantos casos de luchas por el poder dentro de las castas familiares, que les cuestan demasiado a sus respectivos países. Se merece por tanto ese traspaso de poderes, como si se tratara de una monarquía. Sin necesidad de elecciones, sin que el pueblo pueda decir nada. Y no tienen que hacer las maromas constitucionales de los Kitchner para seguir en el poder, o Alvaro Uribe para su tercera reelección, o Daniel Ortega para tomarse otro periodo y todavía más, los esposos Colom de Guatemala, que acudieron al divorcio para sacarle el cuerpo con manoletinas a la constitución. Mucho más expedito este sistema castrista, que sin apelar a tanta bocelería legal, se traspasa el poder en la forma más fácil y simple. ¿ Ah?.

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