POR: RAÚL PACHECO BLANCO.
El fiscal Eduardo Montealegre viajó a la Haya con el fin de intercambiar ideas
con su homónima de la Corte Penal Internacional sobre el proceso de paz que se está siguiendo
en Colombia y, sobre todo, de la forma
en que se aplicaría la justicia transicional para que los guerrilleros no
salieran tan perjudicados y pudieran reinsertarse a la vida civil. El Fiscal le
expondría su tesis : no podemos
juzgarlos por la justicia ordinaria , sino por la ideada para solucionar los conflictos. Ella le diría : los procesos de paz son buenos siempre y
cuando se respeten los derechos de las personas victimizadas y así no se pueda
responsabilizar a todos por igual, por lógicas razones de infraestructura
judicial, sin embargo, los cabecillas y autores de genocidios, (art 6), crímenes
de guerra ( art 8), crímenes de lesa humanidad ( art 7) y crímenes de agresión(
art 8 bis), no pueden quedar impunes y los responsables deben ir a la cárcel y,
además, no pueden llegar directo a las cámaras. Todo, porque los artículos citados del estatuto de Roma no
lo permite. ¿ Entonces para qué se aprobó dicho estatuto y para qué se creó la
Corte Penal Internacional?. Según
recuerdo, le diría, su expresidente Pastrana, con muy buen criterio había
demorado la entrada de Colombia, su país,
al tratado de Roma y a la jurisdicción
de la Corte Penal Internacional, precisamente para que la guerrilla tuviera la
oportunidad de abandonar las armas después de un proceso de paz firmado con el
gobierno de turno, con un propósito de
enmienda sí, contrición de corazón, confesión de boca y satisfacción de
obra. Y el fiscal, sobándose la calva le diría: la justicia transicional
contempla otra clase de penas que no
sean las de privación de la libertad, pues lo importante es la reparación a las
víctimas y la aceptación de la
responsabilidad. Así que la gente de las
Farc bien pueden estar tranquilas que a su cúpula no le pasará nada, pues
ninguno de sus jefes irá a la cárcel y
además, tendrán oportunidad de ir a las cámaras y a elecciones y si se apuran
un poquito, al gobierno. En esas condiciones, diría la Fiscal, no creo que la Corte se cruce de brazos y
permita semejante injusticia. Pero usted no es la que decide, distinguida
colega, sino los jueces y a los jueces se les puede echar una manita, diría el
fiscal chaparraluno, ya de mal genio.
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