POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
La vacuna ha servido para muchas cosas : la primera, para
prevenir enfermedades como la malaria,
la lepra, el tifo y hasta la gripa. Otra clase de vacuna es la de los guerrilleros,
quienes se la aplican a los ganaderos
más que todo para perdonarles la vida o por lo menos la hacienda y el ganado. Y
a nivel constitucional también se da el fenómeno. Si uno se pasea por la
constituciones centroamericanas, encuentra varios modelos en que se insiste que
el presidente de la república no puede ser reelegido por motivo alguno y se amenaza
con sanciones de todo tipo. Pero llega
la oportunidad de cualquier dictador y se pasa por la faja todas las disposiciones.
Como pretendía el expresidente hondureño
Zelaya: reformar la constitución por
referendo para aprobar la reelección, cuando expresamente la constitución hondureña
se lo prohibía. Y cuando había convocado el referendo, le dieron golpe de
estado para evitar que se violara la constitución. Medio mancondiana la cosa. Y
en Nicaragua también era prohibida la reelección, pero como el presidente
Ortega maneja todos los poderes, hizo que la Corte produjera un fallo en donde
se decía que el derecho a elegir y ser elegido era una norma que había aprobado el pueblo directamente,
mientras que la prohibición solo venía de un modesto acto legislativo. Que por
lo tanto, primaba el constituyente primario . Y adiós la prohibición. Y en
Guatemala sucedió lo propio, el presidente quiso reelegirse, pero como no lo podía,
entonces puso de candidata a su mujer. Y para evitar otro impedimiento constitucional, pidió
el divorcio y se lo concedieron. Afortunadamente la Corte constitucional paró
el engendro. Y en Bolivia Evo Morales
topó con el mismo impedimiento, pero la Corte, igualmente dominada por él, produjo una sentencia en donde se decía
que como la constitución había sido reformada y primero se llamaba simplemente
República de Bolivia, ahora se llamaba Estado plurinacional de Bolivia. Que por
lo tanto, se trataba de dos países diferentes, pues Evo había sido presidente
de Bolivia, pero no del estado plurinacional de Bolivia. Y para adelante. Lo
cual quiere decir, que las vacunas constitucionales no son tan efectivas como
las guerrilleras o las de la gripa. De ahí que cualquier reforma constitucional
que se haga para evitar la reelección, no pasa de ser un simple saludo a la bandera, cuando nos encontremos
con un presidente que no quiera someterse a la norma y tome sus propias decisiones
por encima de la carta.
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