miércoles, 12 de noviembre de 2014

ASI EMPIEZA LO MALO


POR:  RAÚL PACHECO  BLANCO.

Llama la atención desde el primer momento, la capacidad de Javier Marías de estirar el tiempo psicológico, desplegando un pulmón narrativo que da para unos tres o cuatro dos de pecho que llenan  la novela con un suspenso que no tiene límites. Marías se vale de cuanto medio verbal encuentra para demorar el remate de su cuento, bien sea emitiendo conceptos, o deteniéndose en detalles  que logran alargar  el instante. Yo creo que esta es la mayor virtud  de la novela, pues en esos sostenidos de pecho se va la novela que es bastante extensa. Eso sí, corresponde a  la novelística postfranquista de tipo republicano, que ha querido ganar en los escritorios el partido que perdieron en la guerra. De ahí que hace un contraste entre lo que fue la época de Franco, en donde se limitaron las libertades, con esta época siguiente en donde la gente salió  de sus casa para darse toda clase de licencias. Son varios los secretos que Marías contempla para mantener el suspenso, como el hecho de haber separado camas con su mujer el personaje central, el productor de cine Muriel, mientras a su vez, la mujer si bien buscaba algún día volver a él, se dedica a pescar en rio revuelto, y se prodiga con los amigos de su marido, quienes ni cortos ni perezosos le hacen el favor. Hasta su pupilo de toda la confianza, quien hace las veces de secretario, el joven De Vere, dentro de su papel de productor de cine, aprovecha una noche de desvelo de Beatriz, la protagonista de la novela para estar con  ella y curtírsela, como dicen ,los argentinos.  De lo cual no queda culpa alguna ni de uno ni de otro, pues de sobra, Beatriz ya estaba condenada al ostracismo conyugal y nada jugaba a favor de ella para recobrar el amor perdido de su marido .

 

 

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