viernes, 29 de junio de 2012

TODOS PERDIERON.

POR: RAUL PACHECO BLANCO. En la escaramuza del acto legislativo sobre la justicia, todos perdieron. Perdió el gobierno. Perdieron los magistrados. Perdieron los parlamentarios. Perdieron los partidos. Es decir, hubo un empate en las equivocaciones. Los únicos que salvaron la cosa fueron los constitucionalistas, que aportaron la formula, que si bien no estaba dibujada con todos los perfiles en la constitución, si se podía trabajar sobre lo que había. Perdieron los parlamentarios, porque se les cogió in fraganti, cuando trataban de asaltar a mano armada la propia constitución, para encubrir problemas personales. Nunca se había visto semejante personalización de la constitución, como si se tratara de una simple camisa que se puede quitar y poner, al gusto del usuario. Sobre todo, tratando de dar un paso atrás de lo que quiso hacer la constitución del 91, de darle dignidad a la condición de parlamentario, rodeándolo de toda clase de exigencias para que el país empezara a mirarlos de diferente manera. Los conciliadores, cayeron en su propia trampa y solo recobraron la sensatez, cuando todo el país estaba a la expectativa de que el acto tan fríamente calculado, se realizara. Perdieron los magistrados, porque hubo canje de prebendas, canje de sentencia por alargamiento del periodo de trabajo y edad para la jubilación. Esto fue destapado por los medios de comunicación, quedando al descubierto toda la tramoya. . Ahora se quedaron sin el pan y sin el queso. Perdió el gobierno, porque luego de un acompañamiento en todos los momentos del proceso, se dejo meter los dedos en la boca y pecó por ingenuo, o lo hizo en forma deliberada, pero con la mala fortuna de que todo se viniera a saber. De ahí que la imagen del presidente empezó a bajar en las encuestas y la relección, a patinar. Además, perdió uno de sus ministros. Y mucho de la confianza pública. Perdieron los partidos, porque se vio en forma muy clara, que de nada ha servido la ley de bancadas para estructurar partidos homogéneos, disciplinados, con jerarquías respetadas, para dejar sueltos a sus parlamentarios y que cometieran toda clase de licencias, sin importarles precisamente la disciplina de partido y sobre todo, la política a seguir en un momento dado. Y si no fue así, pues todavía peor, porque deliberadamente los acompañaron en el contubernio. De otra parte, el esquema de gobierno planteado en base a una coalición denominada de unidad nacional, sale mal librada, pues queda el rencor de unos contra otros, al echarse la culpa entre si, sin asumir la responsabilidad, tal como la asumió el saliente ministro de justicia, quien pagó caro su ingenuidad política o su postura de jurista ante los avatares de la política. El gobierno tuvo que echar mano de todo el arsenal jurídico que pudo, pues comprometió tanto al Fiscal, como al Procurador, la Contralora y hasta sacaron del cuarto de San Alejo a Bernardo Gaitán Mahecha, quienes aportaron su conocimiento del derecho constitucional, para poder sortear con éxito semejante trastada.

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