domingo, 3 de junio de 2012

LA PRIMAVERA ARABE.

POR: RAUL PACHECO BLANCO Los periodistas occidentales,generalmente de izquierda, han sido muy pródigos al adjudicarle el nombre de primavera árabe a la insurgencia que se ha desatado contra los gobiernos dictatoriales, algunos apoyados por los Estados Unidos y otros francos adversarios. Para los periodistas, se trata de una superación de etapas de oscurantismo para ir pasando a otra nueva en que la modernización hace presencia. Es decir, mirado con ojo occidental, es el paso de la Edad Media al Renacimiento y atropelladamente a la modernidad. Se trata pues, de la superación de etapas, en una forma no sucesiva sino simultánea. De ahí que hayan dicho que los insurgentes todos son una especie de nuevos robespiérres, dantones y demás líderes de la revolución francesa, que buscan por encima de todo la libertad para consolidar una democracia con todas las de la ley, en que la separación de los poderes sea la estructura fundamental de esa nueva organización . Sin la presencia si de nuevos napoleones, pues ninguna de las revoluciones, para llamarlas de alguna manera, han dado muestras de aportar figuras relevantes que le disputen ese rango al corso. Antes por el contrario, se han visto aparecer figuras pálidas que no inducen a creer se haya generado un nuevo liderazgo y que se salgan de la normalidad política de cada uno de los países que han vivido la experiencia. ¿ Pero qué ha sucedido, luego de la euforia inicial y cuando no se tenían datos ciertos de la realidad que estaban empezando a vivir esos países?. La experiencia de Egipto es muy significativa, porque nos demuestra que en realidad no estaba surgiendo un movimiento de tipo libertario y democratizador, copiado de occidente, sino todo lo contrario, que el aferramiento al antiguo orden se va manifestando, al ver que los candidatos triunfadores de las elecciones, son o herederos de Mubarack, por cuanto pertenecieron a su gobierno, o representantes de las fuerzas islámicas, religiosas , que son las que se imponen en la mayoría de esos países, como los hermanos musulmanes. ¿ Entonces, dónde estaban esas figuras de relevo y sobre todo, esos representantes de la libertad y de la democracia, que con tanto optimismo se pregonaba?. Todo parece indicar que la mayoría de esos nuevos gobiernos serán encausados por fuerzas religiosas, por partidos fundamentalistas que llegarán a organizar un país, pero dentro de una democracia al modelo asiático, es decir, teocrático, en donde las máximas autoridades son las religiosas, por encima de la constitución, como ocurre en Irán, donde los ayatolas están por encima de la constitución y ellos son los que toman las decisiones de mayor calado. Y la constitución simple y llanamente es el Corán, puesto a servir de ley suprema de la conducta de esos pueblos. En esas condiciones, lo que toca es aceptar que ellos se organicen en esa forma, pero no por ello entrar a satanizarlos porque no tienen una constitución laica como los países occidentales. Si se llega a admitir esa diferencia, que se experimenta en las raíces mismas de tipo cultural con el oriente y más concretamente con Asia, podemos entrar a vivir épocas de paz. De lo contrario, sería estar buscando unos nuevos enemigos para declararle la guerra “ santa democrática” , como lo hace Estados Unidos.

No hay comentarios: