domingo, 15 de mayo de 2011

EL RUIDO DE LAS COSAS AL CAER


POR: RAUL PACHECO BLANCO.

La novela de Juan Gabriel Vásquez utiliza como narrador a uno de sus personajes : Antonio Yammara . Esto le permite ponerle un freno al narrador, pues deja libre el campo para que los demás personajes, que generalmente son ahogados por él , se dejen conocer tal como son directamente y no por interpuesta persona..
Aquí en cambio los personajes recobran la palabra, buscan su propia individualidad y su lenguaje. Y toma el tema del narcotráfico como soporte de la narración. Algo que hemos vivido y convivido. Vásquez se ahorra la historia, ya demasiado conocida y, la lleva a la literatura desde el interior, tratando de manejar un lenguaje como el de Juan Rulfo en Pedro Páramo, en donde uno se siente penetrado del ambiente, adherido a él, en base a la magia de la palabra que logra tocar unos hilos inasibles que solo de vez en cuando se tocan. mientras que la descripción del paisaje se restringe.. Así logra captar el alma de la Candelaria, como Mario Rivero en su poesía .logra acercarnos a la superficie .
Los personajes tienen espacio suficiente para expresarse , convirtiéndose ellos mismos en narradores de su propia historia.
Y si Roberto Bolaño se tomó más de mil páginas para describir el problema de la droga en México, con todos los pelos y señales, en su novela 2666, Vásquez en cambio se va con un par de personajes que viven desde adentro de la experiencia de esos años de Pablo Escobar y esto lo despacha en doscientas páginas.
Permite pues, ver el impacto del narcotráfico desde la piel. Su mismo narrador la sufre y los otros dos personajes, Ricardo Laverde y Eliana, la de los cuerpos de paz
Igualmente deben pagar con su vida el conflicto. El uno por iluso y el otro por inocente.
Se vive el rompimiento de las relaciones por culpa de este fenómeno aciago del cual no se ha podido sacudir el mundo. Ni Colombia, ni México y de ahí que uno se sacude al leerla. El mismo título de la novela nos hace ver este hecho del ruido de las cosas al caer, como símil para la vida de tantos políticos al caer : Alvaro Gómez, Galán, Pizarro, Jaramillo,. lo mismo que los aviones cuando eran volados por la demencia de Escobar y en donde se sacrificaría Eliana la gringa que se enganchó con Ricardo Laverde, el personaje central, para que a su vez también cayera bajo el fuego de los narcotraficantes que no perdonan nada.
Hace un corte de cuentas con García Márquez y el realismo mágico de Cien Años de Soledad, cuando dice por boca de unos de sus personajes : “ ..el libro de un periodista , que había salido hace un par de años pero seguía vendiéndose , que el tipo era un guache pero el libro , por lo que decían, no estaba mal. …. Y todo le pareció absurdo y gratuito y el titulo exagerado y melodramático… Es lo más tedioso he leído en mucho tiempo.” Y este parecer es corroborado al abandonar el realismo mágico, para quedar en el realismo puro y simple. Otra de las cosas fascinantes de la novela, es el misterio. Tan bien manejado, que hace que el lector se vaya precipitando para ver qué va a suceder, sin poder espabilar hasta encontrar el meollo de la cuestión. De ahí que desde la primera pagina hasta la última, la lectura se hace fácil y se puede leer de un solo tirón.
La armazón guarda tal simetría, que no deja hilos dispersos ni piezas que sobren.

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