POR: RAUL PACHECO BLANCO:
Antes de entrar a fondo en la materia, bueno es revisar el marco afectivo dentro del cual se mueve el informe sobre el palacio de justicia. Los integrantes de la comisión doctores Nilson Pinilla, Jorge Aníbal Gómez y José Roberto Herrera, pertenecieron o pertenecen a la rama judicial y la materia sobre la cual se trabaja , o mejor, el sujeto pasivo de los hechos fue la Corte Suprema de Justicia con la totalidad de la sala constitucional , más otro miembro de la sala administrativa y el presidente de la Corte, Alfonso Reyes Echandía. Lo cual nos deja ver que los magistrados de la comisión no están analizando un caso ajeno a sus propios intereses , como puede ser un simple homicidio en persona extraña o cualquiera otra clase de delito en que el sujeto pasivo en nada los afecte. Esto nos está indicando que litigan en causa propia, que se sienten ellos personalmente lesionados por cuanto existe un espíritu de cuerpo y un colegaje o amistad o, por lo menos, pueden experimentar un escalofrío al pensar que ellos hubieran podido ser las victimas. Así que terminan haciendo justicia por su propia mano, no obstante la comisión no tenga relevancia judicial y sus consiguientes efectos de carácter penal. El enfoque, la perspectiva, la manera de ver las cosas cambian fundamentalmente cuando existe de por medio un interés, que entra a desfigurar los hechos y a darles una apreciación acomodada a sus sentimientos. Ya no puede existir la perspectiva del juzgador que se enfrenta ante un caso desprovisto totalmente de afectos, sentimientos, preconceptos, que permitan la frialdad suficiente y la imparcialidad en el análisis de los hechos, sino que están viciados por una predisposición , un ánimo de revancha, o a su manera justicia, ante lo que se considera una ofensa y un atentado a la justicia que ellos representan o han representado. Así que la junta ha debido ser conformada por personas pertenecientes a las tres ramas del poder publico, legislativo, ejecutivo y judicial, porque se trata de un conflicto de intereses muy marcado entre el ejecutivo y el judicial, que ahora , hasta en la política mundial , se observa como una lucha de poderes . Los sacrificados por los hechos, los magistrados de la Corte, no pueden ser vistos por una comisión compuesta de personas dedicadas a la misma especialidad , sin que toque para nada sus fibras sentimentales, sino que antes por el contrario, provocan un sentimiento de ira , casi de impotencia, ante unos imponderables que no les permite llegar a la verdad verdadera o a la realidad objetiva sobre lo que sucedió. Y eso sin meternos a señalar, como dice Maturana, que no existen hechos, sino interpretaciones. Es el mismo poder judicial el que juzga un caso en que el mismo poder esta involucrado, así haya pasado una generación. La solidaridad y el afecto tienen que forzosamente enderezar las apreciaciones que se hagan en torno a los hechos. No creemos pues, que los jueces o comisionados que rindieron su concepto hayan podido despojarse de los elementos que hemos señalado y que no les permite ver y juzgar con imparcialidad. Sucede lo mismo que con la justicia penal militar : la justicia ordinaria no cree en ella. Vea otros comentarios: raulpachecoblanco. blogspot.com
miércoles, 30 de diciembre de 2009
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