jueves, 24 de diciembre de 2009

LA INAUGURACION DE METROLINEA:

Eran ya las diez de la mañana del 22 de diciembre, fecha señalada para inaugurar el sistema de transporte masivo en Bucaramanga, llamado Metrolínea.
Era un día en que el sol trataba de esconderse, asomándose solo de vez en cuando.
Se había citado para las nueve de la mañana, pero para hacerle honor a la hora colombiana, a las diez vino empezar la ceremonia.
Los invitados en su mayoría lucían trajes livianos pero de color negro, corbata y saco. Otros en mangas de camisa de manga larga y las señoras con vestidos vaporosos, como para hacerle frente el clima que por esa época sufría los rigores del recalentamiento global.
Había un alud de acomodadoras, que ayudaban a organizarse a los invitados . Se repartieron botellas de agua, en plástico, para aliviar la sed de los calores y al mismo tiempo se repartieron unos parasoles inmensos, de color verde y blanco, para poder enfrentar los rigores climáticos.
El escenario remataba su techo con bombas de fiesta de color blanco y verde, que le daban un tono alegre a la celebración y que parecía una enredadera artificial, colinchada a los remates de zinc que formaban la armazón.
A los de la mesa principal los llamaron por sus nombres , como el gobernador Horacio Serpa Uribe, el arzobispo de Bucaramanga Ismael Rueda Sierra, el alcalde, Fernando Vargas Mendoza, el gerente de metrolínea .y el viceministro de transporte.
La presentadora oficial termino el llamado a lista y las personalidades se acomodaron en la mesa principal.
Se escucharon los himnos de Colombia, de Santander y de Bucaramanga, coreado a medias por los invitados, quienes se sentaron luego en asientos envueltos en tela blanca, como en los matrimonios.
Inició la tanda de discursos el gobernador Serpa Uribe, quien se regodeó con su voz y tono de plaza publica. Se sentía a gusto, desbordando el sonido del ambiente y de pequeños grupos de saboteadores que portaban pancartas en donde se podía leer : Metrolinea tumbó árboles y sembró chamizos, Metrolinea para la reelección uribista, y hasta había una pancarta con una mano haciendo pistola, .cosa que no le gusto al exconsejero presidencial José Obdulio Gaviria, quien enfundado en una guayabera blanca de manga larga, quería pasar desapercibido entre los asistentes, pero que al ser descubierto por las cámaras y la prensa, era abordado.
Así que el presidente se encontraba pendiente de lo que sucedía en Bucaramanga, enviando a la persona de mas confianza de su séquito personal, a su ideólogo de cabecera.
Habló también el arzobispo, quien aprovechó para bendecir los buses e invocar al señor para que guiara a Metrolinea.
El gerente de Metrolinea tomó la palabra y se refirió a los contratiempos de la empresa, pero que a pesar de todo había salido adelante.
Por ultimo el alcalde Vargas Mendoza dio por inaugurado el servicio, mientras los voladores empezaban a estallar en el aire y una máquinas que vomitaban papel picado, colocadas estratégicamente, empezaron a despedir su lava de colores, como si un volcán hubiera hecho irrupción. Los asistentes se sintieron lavados en papel.
A continuación, se cortaron las cintas.
Al concluir la ceremonia, los invitados fueron llevados al terminal de la ruta , donde abordaron los respectivos buses.
A los pasajeros les parecieron un poco angostos, incómodos, pues la idea es la de llevar mas gente de pie que sentada.
Así que los invitados iban con un periódico en la mano, El Frente, que había repartido su director Rafael Serrano Prada y un paraguas blanco y verde, que entregaban las acomodadoras para espantar el sol.
Los pasajeros hacían maromas para guardar el equilibrio.
Se inicio la marcha y se sintieron los buses livianos, como faltos de peso, brincadores, como si sus muelles no fueran lo suficientemente elásticos, y se hacían comentarios sobre la calidad del servicio de los antiguos troley bogotanos, que eran de una comodidad, amplitud y suavidad como no se volvió a ver en transporte alguno.
Los buses iban llegando hasta la estación de Cañaveral y allí detuvieron la marcha, para que los pasajeros se cambiaran de vehículo y entraran ahora a los buses que los llevarían de regreso.
Pero la mayoria de la gente comentaba favorablemente el servicio y cada quien aprovechaba también para hacer alguna clase de apunte, como alguien que le dijo al exconsejero José Obdulio Gaviria, doctor, aquí nos situamos los de la oposición y José Obulio, con aire displicente, pasó por encima de la ocurrencia y se puso a conversar con unas niñas de la comitiva que le habían asignado.
Ya de nuevo en la terminal, se ofreció un coctel. La ceremonia se prolongó hasta las primeras horas de la tarde.

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