martes, 4 de agosto de 2009

EL VIAJERO DEL SI G L O .



POR: RAUL PACHECO BLANCO:


La novela de Andrés Neuman se desarrolla en Wandenburgo, fruto de la imaginación del autor, durante las épocas de Metternich, cuando Europa salía del agobio napoleónico y buscaba un nuevo orden que armonizara las relaciones entre los países, devolviera a sus tronos a los monarcas destronados y la nobleza recobrara su espacio.
Una época verdaderamente deslumbrante, que coincidía con los comienzos de siglo y cuando una ciudad tan bella como Viena, capital del imperio austrohúngaro se meciera al compás del vals. Por cierto existe un librito histórico que se llama el Congreso de Viena danza, pero no avanza.
Lo cierto fue que sí avanzó, llevado del genio de Metternich .
Desgraciadamente la novela no es histórica, no se narran los movimientos de fichas dentro de ese ajedrez político que se tejió, pues da la impresión que Emil Ludwing y Stefan Sweig agotaron el género.
El interés de Neuman es literario. Recrear la época al estilo Marcel Proust, con sus tertulias, su morosidad en la descripción de ambientes, su moral de fachada, para contrastarlo con el ritmo que da la narración actual y que se puede apreciar en las telenovelas, cuando la acción no decae, porque se toma una escena de aquí y otra de acá, para jugar con ellas, para que el espectador no pierda el interés.
Así, hay sobre todo un capitulo donde luego de narrar las tenidas literarias de Sofía con su amante, su novio oficial, su padre y otros contertulios , pasa a escenas de tipo policíaco, para intercalar una y otra narración dentro del mismo plano. rompiendo el estilo lineal.
Y crea un personaje femenino, que quiere tomar distancia de Madame Bovary, de Ana Karenina y de la heroína de Rojo y Negro de Stendhal : Sofía, una amante depravada, que sin mover un solo músculo de la cara engaña a su prometido, con el viajero del Siglo, un trashumante que ancla allí, al lado de Sofía, quien cae seducida por ciertas afinidades muy goetheanas
Sofía no busca proyectarse socialmente como madame Bovary, a través de amante de mejor clase social, sino todo lo contrario, de clase baja. De ahí que sus aventuras son con obreros y empleadillos que no levantan sospecha alguna y ella puede seguir .en su juego, tranquilamente, porque con ello evade un tanto el control de calidad que la sociedad le ha impuesto , para acreditarla como una señorita bien. Así que nadie va a pensar que se mete con gente de la pobrería.y menos para esa clase de maromas.
Y tampoco es la Ana Karenina trágica que termina sus días sacrificando su vida, sino la tranquila mujer que quiere sacarle el mayor placer posible al encuentro sexual.
Otro hallazgo de Neuman es el del organillero, un hombrecito que se para todos los dias a tocar su organillo en la plaza pública de Wandemburgo y que le llama la atención a Hans, el amante de Sofia, hasta establecer una amistad de iguales.
Pero el eje mayor de la novela es Hans, el viajero del siglo, que luego de hallar su amor en Wandemburgo , continua su peregrinar como si su destino fuera el de la eterna fuga
Y Sofia a su vez deja que se vaya y no lo retiene, quizá con la tranquilidad de una amante del siglo XXI, en que la filosofía de un clavo saca otro clavo se imponga y solo de para unos pocos guayabos que pasan rápido.

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