martes, 30 de junio de 2009

EL CASO DE HONDURAS : EMPATE TECNICO



POR : RAUL PACHECO BLANCO

La legalidad hay que observarla tanto desde el poder, como fuera de él.
El caso de Honduras es muy significativo. Si se mira superficialmente se llega a la conclusión de que se dio un golpe de estado contra el gobierno legítimo del Presidente Zelaya . El clásico golpe de cuartel de tipo latinoamericano.
Pero si se detiene uno a analizar el fenómeno en toda su complejidad, aquello se ve tan fuera de órbita de las instituciones, no lo es tanto y se viene a dar , en términos deportivos, un empate técnico entre los poderes en contienda. El presidente Zelaya había resuelto lanzarse de nuevo a la presidencia y por tal motivo convocó una consulta popular para reformar la constitución y permitirle así, la reelección.
Sin embargo, el legislativo no veía con buenos ojos lo que estaba sucediendo, porque detrás de todo estaba la manipulación del Presidente Chávez de Venezuela, quien confiaba en la consulta para concretar sus sueños imperiales , a base de halagos económicos . Ya tenia de un cacho la ejecución inicial de los planes, dándole cartilla a Zelaya sobre su eficaz ley habilitante con la cual ha reformado la constitución de Venezuela a su gusto, sacándole el cuerpo a tramites engorrosos.
En ese sentido, Chávez aventajó a de Gaulle en Francia quien tramitaba reformas constitucionales por referendo, sin pasar por el legislativo, haciendo ver que se tramitaba una simple ley, cuando se trataba de una verdadera enmienda constitucional.
Chávez lo aventajó con su ley habilitante.
Pero Zelaya tuvo un poco de pudor y se decidió por una consulta, sacándole el cuerpo al referendo que es más complejo.
Pero ahí no paran las cosas. La Corte Suprema en guarda de la constitución, decidió en consulta o por recurso que la tal convocatoria de la consulta resultaba inconstitucional y así se lo hizo saber el ejecutivo.
Por lo tanto se llegó a esta simple disyuntiva: o el golpe de estado lo daba el Presidente , o lo daba la oposición
Y se la ganó de mano la oposición y produjo el golpe de estado, antes de que el Presidente diera el suyo.
Se produjo pues, un empate técnico jurídico, que fue resuelto por la fuerza de las armas.
Ahora no solamente se siente perdedor el Presidente Zelaya desde Costa Rica a donde fue llevado por los golpistas en pijama, sino el Presidente Chávez que amenaza con sus tropas en caso de que no se le restituya el poder al Presidente Zelaya.
Obama por su parte en forma habilidosa, pero también consecuente con su política general, optó por apoyar a Zelaya, antes de que Chávez se metiera en contienda con sus tropas y asumiera de hecho un liderazgo que resulta demasiado controvertible, sobre todo bajo el punto de vista latinoamericano que no se encuentra en el mismo paseo de Chávez, tratando de retroceder la historia a las épocas del comunismo y de la guerra fría, con un criterio tan anacrónico, como lo analiza Enrique Krause en su libro Poder y delirio.
Luego Latinoamérica tiene que actuar ante este fenómeno de Chávez en forma decidida, para luchar por la alternativa democrática que la encarnan la mayoría de los gobiernos latinoamericanos a excepción del triangulo de las Bermudas de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, que son los satélites confiables del nuevo imperialismo que nos amenaza.
Estamos saliendo del imperialismo yanqui para entrar al imperialismo de Hugo I.

CAMBIO DE TERCIO :
Escrito lo anterior, investigué sobre lo que decía la constitución de Honduras y me encontré con el siguiente articulo, el 239 : “ El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos , y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública”.
Más claramente dibujada la figura que acaba de ocurrir no se puede dar. Los constituyentes parece que hubieran adivinado lo que estaba pensando el Presidente Zelaya cuando aprobaron esta norma, que no tiene recursos, ni consultas y es de inmediato cumplimiento, Así que no se presta para esguinces jurídicos ni interpretaciones mañosas. Por lo tanto, no se ha producido golpe de estado alguno sino el simple cumplimiento del mandato constitucional, que ni las agencias de prensa, ni los columnistas han divulgado, para que se sepa qué decía la constitución de Honduras y cual la norma aplicable en este evento.
De pronto el manejo político de la situación se preste para discusión , por el hecho de que en este caso se expulsó del país al Presidente, no depuesto, sino cesado en funciones por orden de la constitución misma, corroborada por el poder judicial y de acuerdo con el pensamiento del legislativo. Así que en este caso, el presidente se quedó en la orfandad jurídica y si acaso en la forma no se ajusta a la mejor diplomacia, no por ello deja de desvirtuar la conducta del presidente saliente. Pero póngase a pensar amable lector, si al más desprevenido observador de la forma de proceder de un mandatario antillano, se le escapa lo que seguía de ahí . Indiscutiblemente el uso de la fuerza, que por cierto ya había empezado a emplear al presidente al ordenar al ejército la colocación de las urnas y demás escenografía para la realización de la consulta. ¿ Qué habría sucedido si al presidente Zelaya se le presenta en nota de estilo la cesación inmediata en el desempeño de su cargo, como dice el art 239 citado , para que abandonara el palacio y volviera tranquilamente a su casa, en su condición de simple expresidentes?. Ahí si como decía Gaitán y repetía Serpa : ¡ mamola ¡
Luego para no pecar de cándidos e ilusos pensando en que el señor Zelaya es cualquier Burke o cualquier Washington y pensar en su discreto y pacífico retiro, se hubiera podido desprender de ahí una guerra civil o algo parecido. La constitución es la norma de normas y la base de la estabilidad de un país Y desgraciadamente el señor presidente Zelaya, no la estaba observando, sino que la iba a violar con todas las de la ley.

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