POR: RAUL PACHECO BLANCO:
Parece que quien abrió el camino de la nueva novela , la que podríamos llamar postmoderna, fue Humberto Eco.
El se metió en la historia, la estudió, le dedicó años de investigación y luego se sentó a escribir. De ahí que la novela de este tipo es un producto intelectual refinado, porque no basta aquello de la inspiración, o el cuento viejo del espejo que va reflejando el camino .
Por eso cuando uno lee las novelas de Eco, tiene que hacerse a la idea de que se está informando, que está aprendiendo algo de historia y la fabulación pasa a un segundo plano. De ahí que muchos críticos sostengan que una novela sin ficción no es novela.
Pero Eco fundió muy bien las dos cosas y arrancó con la célebre novela El Nombre de la Rosa, llevándonos a la edad media y recreando su entorno.
A partir de ahí parece que la novela se enderezó hacia esa dirección.
El pionero de esa corriente en Colombia fue Germán Espinosa, quien partió plaza con La Tejedora de Coronas, pero dándole quizá más importancia al lenguaje, como es el estilo latinoamericano, sin que ello implique deseñar la investigación alrededor de la época de la Inquisición en Cartagena.
El, en esa novela, latinoamericanizó , si así puede decirse, la forma de hacerlo.
La novela de Espinosa es de una perfección formal inusual, desborda cualquier dedicación a la buena escritura, a crear un estilo, a estetizar las palabras en tal forma, que aquello toma una estructura de catedral., pero pierde la vida, el pulso , las venas, que forman parte de la vida, para crear otra cosa, estéticamente perfecta, pero sin vida.
De ahí en adelante empezaron a escribirse las novelas en ese estilo, dándole más importancia a la investigación, que a la novela misma.
Casi todos los escritores que están escribiendo esta clase de novela, dicen que en la investigación tomaron seis , siete u ocho años. En cambio en escribirla, muchísimo menos.Si bien es cierto que la novela de este estilo gana en profundidad, pierde en vitalidad, porque los textos, o el estilo se cristalizan y quedan como un mármol, o como un bloque de hielo.
Ahora William Ospina cultiva el mismo género y logra un resultado muy alentador con El país de la canela, ganadora del concurso Rómulo Gallegos en Venezuela.
El aspecto formal pues, resulta impecable, pero el ser vivo que debe recorrer los personajes desaparece, se plastifica, ya no huele, ni respira, ni suda. Queda como las estatuas.
Vásquez igualmente se metio con la vida de Conrad, La Historia Secreta de Costaguana, en un ambicioso proyecto en que mete a Conrad, su escritor más admirado, dentro de un país que refleja a Colombia, en sus vicios y virtudes y Enrique Serrano hizo lo propio.con Zapatoca, para hacerle un homenaje a sus ancestros venidos de España.
Y en España acaba de ganar el premio Alfaguara, en el cual yo concursé con mi novela Diego Blanco y los magnates de la rebelión comunera, Andrés Neuman, quien cultiva el mismo género de novela en boga. Se trata de un escritor ya cuajado, de mucho peso, y una gran capacidad de investigación. El libro titulado El Viajero del Siglo, que está por salir en Colombia, recrea la Europa de Metternich, cuando se celebra el Congreso de Viena , que fijo las pautas de la nueva Europa, luego de la invasión napoleónica.
martes, 9 de junio de 2009
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