viernes, 3 de abril de 2009

EL CARÁCTER DEL MAGISTRADO PINILLA

PO: RAUL PACHECO BLANCO:

Por fin apareció un magistrado que hablara claro y no en el lenguaje sibilino de la rama judicial, en que se envuelven las cosas y se diluyen las respuestas..
Sobre todo, que se atreviera a hacer autocrítica, que se metiera al rancho para ver qué sucedía de puertas para adentro. Y encontró lo que tenía que encontrar, como la indebida incursión en política de magistrados que han debido seguir su camino en las universidades y no buscando destino en la política. A una pregunta de María Isabel Rueda en El Tiempo,el magistrado Nilson Pinilla le responde : “ Lo que le puedo contestar al respecto , con la imprudencia que eso implica, es que a la primera Corte Constitucional , la que se eligió en el 92, llegaron personas que muy rápidamente encontraron que la Corte era un camino para proyectarse políticamente y pudieron tomar decisiones movidos por cómo iba a impactar eso en la comunidad, y cuantos votos podrían obtenerse. Y me estoy refiriendo a casos muy concretos. Carlos Gaviria salió de la Corte Constitucional a ser senador de la república y luego candidato presidencial. Eso está mal. Alejandro Martínez salió de la Corte a ser candidato al Concejo de Bogotá, y en su campaña política se promovía como el ponente de reformas de profundo contenido social. Eso está mal. José Gregorio Hernández salió a ser candidato a la vicepresidencia de la República. Eso está mal. Los jueces no estamos para tener aspiraciones políticas. Los abogados deberían aspirar a ser de las altas cortes como el máximo honor de su carrera profesional, y no utilizarlos como trampolines políticos”. Pan pan, vino, vino. Y fue cierto. Eso es lo que queríamos escuchar de un magistrado desde hacía rato. Los magistrados respondieron que ellos no habían abusado de sus cargos, porque no existía inconveniente constitucional para hacerlo y, que en todo caso, ocurrió después de haber salido de sus cargos. Si, eso es cierto. Pero hay que tener en cuenta que a partir de ahí se empezó a ver la Corte Constitucional como un trampolín para hacer una carrera política y le va a importar más al magistrado lo que coseche allí tras de ese objetivo, que el trabajo mismo en la Corte. Además lo que dijo el magistrado Pinilla es cierto con relación al magistrado Martínez, quien milita en el Polo , pues durante su campaña se dedicó a promocionarse como el ponente en sentencias de calado popular. Claro está que el magistrado no puede abandonar sus ideas, su formación y así fue mientras ellos estuvieron al frente de su despacho, pues cada uno tomó posiciones en casos especiales de acuerdo con su pensamiento ideológico, como lo fue muy claro en el caso del magistrado Gaviria quien tuvo en cuenta en sus sentencias su orientación liberal y de izquierda, lo mismo que Martínez en la suya y Gregorio Hernández, bajo su orientación conservadora y socialcristiana.
Pero lo malo es el efecto demostración, cuando los políticos pueden ver que les resulta más barato y más cómodo y de pronto mas rentable políticamente, buscar cabida en la Corte Constitucional que en la cámara o el senado.
Hace falta que alguien con carácter diga verdades, así duela y así suscite la furia de los agraciados. Sobre todo, cuando se trata de personas que pertenecen al mismo gremio. Ese carácter es una garantía, porque cuando venga alguna exigencia del ejecutivo, será rechazada de plano. ¿ O no?.

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