jueves, 15 de mayo de 2008

LOS ESCLAVOS DEL SEÑOR

Por: Raul Pacheco Blanco.

Yo acababa de leer el Ulises de Joyce , una vez más, para ver si de pronto llegaba a entenderla un poco mejor, pues es el reto más difícil que se tiene en novela.
Y para descansar y tomar una actitud más lúdica, decidí escribir una novela.
Apareció en el fondo una comunidad religiosa, cuyos miembros disfrutaban de una vida alegre, no que fueran tan malos, pues simplemente tomaban en forma deportiva su vocación religiosa y le sacaban el jugo a las cosas.
Pero había un fraile, ése sí muy comprometido con su vocación, a tal punto que no se dejaba subyugar por las licencias de los otros y, además, estaba influenciado por la teología de la liberación.
Y esos monjes tenían una universidad, alrededor de la cual se tejen muchas historias, unas buenas y, otras, no tanto. A su vez, un noble caballero de apellido del Pino cae seducido por el pensamiento del sacerdote y quiere que sus amigos dejen de ser tan retrasados en materia religiosa. Por ahí se va la novela y plantea un tema que está a la orden del dia y es la diferencia en las teologías que maneja la iglesia católica en este momento.
Figuran personalidades atractivas, como el rector, un español de mucho talento, otro sacerdote bastante místico y un gran pintor que emula con Velásquez, todo aquello dentro de un ambiente muy cultural. Y como un homenaje a nuestros abogados, se presentan unos hermosos alegatos que bien pueden formar parte del siglo de oro de la literatura española. Esos son los ángulos más destacados de la novela, que creo se deja leer. No que esté muy bien escrita, no, pero sí permite que el lector se interese con la narración. El lugar donde se desarrolla la trama puede ser cualquiera. El autor no deja traslucir el modelo que lo guió para escribirla, pues se deja llevar de su imaginación, que se cuela por los diversos capítulos. Se ha dicho que para hacer una buena novela los mejores ingredientes son el humor y la poesía. Algunos encontrarán una cosa, otros, otra. No todos, porque el autor no es ducho en el género, pero sí se esmeró un poco.¿ Se trata de una novela costumbrista?.¿ O se deja llevar por el misticismo a ratos?.
Estos son interrogantes que el autor deja a sus lectores. Hay novelas de muchos géneros, de humor, de tragedia como Ana Karenina de Tolstoy, gótica y, tambien de suspenso como las de Aghata Cristi. Esta novela es difícil encasillarla, pero le despertó al autor un deseo grande de conocer la psicología de la gente. Y eso es suficiente. Ah, y ya se encuentra en las librerías en un edición de tapa dura de Syc.
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