sábado, 18 de enero de 2014

VIDA DE MUJERES.



POR: RAUL  PACHECO   BLANCO.

Me costó mucho trabajo leer a la premio Nobel canadiense Alice Munro. Pasé por todos  sus capítulos  sin romperlos ni mancharlos porque no encontraba un verdadero agarre en la narración.  Pero ya al llegar a los últimos capítulos  la novela toma forma y color y se impone el relato verídico y  honesto de la vida íntima de la mujer que hace cobrar vida a la novela.

Lo característico de Alice Munro es su capacidad para la descripción. Es inmensamente detallista, se pasea por aquí y por allá y siempre encuentra algo para tener en cuenta, para ponerle escenarios adecuados a sus personajes. De ahí que esa descripción abandonada hoy por casi todos los autores con el fin de ganar ritmo e intensidad en la narración  acortando el tiempo, en ella resulta lo más relevante y se toma todo su tiempo con inmenso solaz para adecuar los ambientes, para dejarlos bien arreglados, para captar las expresiones de sus personajes, tanto, que casi queda en el olvido el relato de los hechos. Pero los hay : por ejemplo la vida del tío  Beny es demasiado cruel, pues por medio de un aviso de periódico busca compañera y le aparece una candidata que inmediatamente le acepta, tratando también de poner fin a sus desgracias. El Tío Benny va a por ella y se la trae junto con su crio. Pero qué enhuesada. Al poco tiempo  ya estaban aburridos el uno del otro y no les queda más remedio que poner distancia  en la relación. Tras de ese fracaso amoroso  la vida sigue para el tío Benny. Y luego trae la historia de otro tío, hasta llegar al meollo de la novela que son las experiencias de las adolescentes cuando van llegando al sexo. Ahí tiene la novedad fresca de un relato hecho por una mujer de esos momentos, cuando estamos acostumbrados a que un  hombre sea el narrador de esas experiencias femeninas. De ahí el encanto original que tiene el relato. Tal vez la magia, la truculencia, el expresionismo de la novela actual nos ha acostumbrado a buscar hechos punzantes, crueles, violentos y en la Munro no se encuentra nada de eso. Quizá se encuentre  ahí la dificultad  de abordarla .

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