domingo, 12 de enero de 2014

EL CASO HOLLANDE.


POR: RAUL PACHECO BLANCO

Alguna gracia habría de tener el presidente de Francia Francois Hollande. Después de haber llegado a la presidencia de Francia por pura chiripa, pues el jefe promocionado y en turno para llegar al poder era  Dominique Strauss –Khan , pero éste se enredó  en líos de faldas en Estados Unidos, en tal forma, que perdió su condición de candidato presidencial y le sirvió  en bandeja a Hollande la presidencia, en un   momento nada despreciable para el socialismo francés ante el desgaste de los años de gobierno de  Sarkosy . El turno era para la izquierda y concretamente para         el travieso ex jefe del Fondo Monetario internacional. La  anterior esposa  de Hollande, Segole Royal, candidata derrotada a la presidencia, decía de él que era insípido y él se clasifica a su vez como una persona común y corriente, como un presidente normal, normalito. Los comunicadores siempre han dicho que no tiene carisma, que su punto de llegada había sido la secretaria del socialismo, para no decir que tiene  alma de secretario y que no podría llegar a su condición de jefe. Ya en el poder, ha colmado las expectativas, pues se ha comportado como el presidente que la crítica francesa había sospechado, ni fu ni fa. En las encuestas sale muy mal librado y se le considera el presidente en ejercicio peor  calificado por la opinión pública. Si sigue en el poder, es por gracia del sistema semipresidencial  que el general De Gaulle dejó a los franceses, en que el presidente no puede ser  derribado. De lo contrario, ya estaría en la calle.  Pero en materia de amor no le ha ido mal. Se hizo primero a la compañía de Segole Royal, quien le dio cuatro hijos y le entregó la belleza de su juventud y lo ayudó  a crecer políticamente, hasta donde podía.  Luego conoció  a la periodista Triwiler , por cierto muy agraciada, con el encanto otoñal teñido de la languidez de las francesas, con la cual pasó  el guayabo de la separación de la Royal y se metió  en la rea triunfal de su llegada al poder. Ella fue testigo de ese hecho.  Ahora, en medio de la monotonía de su gobierno el periódico Closer le sale con el cuento de que tiene novia. Una artista que tiene  muchos menos años que él, con más encantos que las anteriores y que desde luego pondría en plan de celos y de envidias a  muchos de sus amigos, porque lo veían deprimido por la baja estima popular. Pero el hombre no perdía el tiempo con depresiones, sino bien acompañado, blindado para hacerle frente a los problemas de gobierno, pero con  un flanco al descubierto : el de su mujer la periodistaTriwwiler.

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