miércoles, 22 de enero de 2014

DE PRESIDENTES.


POR: RAUL  PACHECO   BLANCO.

Tener como referencia a Francia es de por si  ambicioso.  Un país  con la tradición de mundanismo, de cortesía, de saber vivir , de su relación con las mujeres, resulta atrevido  compararlo con un país mestizo y tropical como Colombia, cuyos presidentes han sido más cercanos a la vida conyugal , plácida y tranquila. Para hacer  el estudio histórico  de su comportamiento, debemos sacar  de entrada  a   nuestro libertador Simón Bolívar y a Francisco de Paula Santander, pues  los demás  han posado más bien de zanahorios.  Para alcanzar la jerarquía francesa nos haría falta un Napoleón III, “ un fornicador implacable comparable solo con Strauss –Kanh,” según el decir de  Miguel Mora ( El Pais, 19-I- 2014 ), quien desposó  a Eugenia de Montijo por allá en los años 53 del siglo XIX, dejando a un lado a su mujer,  mientras aquí elegíamos al general José María Obando, más dedicado a pensar en la suerte del general Sucre y en ponerle zancadillas  a su pariente Tomas Cipriano de Mosquera, que en  tener aventuras amorosas.  Si acaso Rafael Núñez alcanza alguna estatura ante sus pares franceses cuando llevó al palacio a Doña Soledad  Román .Ahora , buscarle una contraparte criolla a Felix Faure, quien murió  en pleno palacio de gobierno haciéndole , o mejor, dejándose hacer el amor de Margarita Steinheil , no hemos alcanzado hasta ahora esas alturas.  Clemenceau  llegó  a decir que Faure había vivido como César y había muerto como Pompeo.  Ahora, al entrar al siglo pasado, la cosa se va mejorando, pues luego del zanahorismo del general Charles  De Gaulle, a quien  resultaba difícil conseguirle amantes por la estatura, le siguieron Francois Mitterrand, que dejó  para la historia la velada  imagen de su esposa en sus funerales , al lado de una de sus hijas extramatrimoniales. O  Giscard , quien se dedicaba a cortejar hasta la misma princesa de Gales para la cual vino a escribir una novela. O Jaques Chirac, casanova de profesión, que hasta la prensa se cansó de cazarlo en sus aventuras porque ya no era noticia, para continuar con Sarkosy quien dejó  a un lado a la bella Cecilia para llevarse al Eliseo a la más bella Karla Bruni   y,  ahora, el menos reputado Francois Hollande  a Segoléne  Royal  para   instalarse en Palacio con la Triwellier y luego pasarle a ésta por las narices a la vedette Julie  Goyet    .  Nosotros no podemos  presumir con  don Marco Fidel Suarez haciendo las mismas cosas del señor Faure, ni con  Laureano Gómez corriendo base por alguna mesera de café. Y la última colección de presidentes, empezando por Cesar Gaviria,  a  quien nadie  ha sorprendido   en malos  pasos con alguna dama, ni a Ernesto Samper, quien si bien ha tenido dos matrimonios , apenas   si se le conoció  a la monita retrechera, pero por otras cosas. De Andrés Pastrana, tampoco ha salido al aire nada especial, de Alvaro Uribe, es que ni le queda tiempo  de estarle dando en la jeta a  tanto  marica  y de Juan Manuel Santos, que va por la segunda esposa, pero no más  y,  no se lo imagina nadie montado en una moto, con casco puesto para protegerse  del asalto de un fotógrafo.

 

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