sábado, 28 de julio de 2012

LA “ CAPTURA” DE SANTANDER.

POR: RAUL PACHECO BLANCO. De acuerdo con los estudiosos del tema ( Garay, Claudia López ), Colombia ha sufrido la captura del Estado, por parte de elementos armados, bien sea la guerrilla o los paramilitares. Y se han ido directamente a los contratos y a los cargos públicos, recibiendo en esa forma los dineros que el estado dispone para las diversas obras en los departamentos. Ese fenómeno es el llamado por los expertos como captura del Estado. Aquí en Santander ocurrió desde 2001, de acuerdo con las declaraciones dadas por Ernesto Báez a este diario ( 22-VII-012) , cuando los paramilitares decidieron entrar a participar activamente en la política regional. Y cita el caso de alcaldes de Barranca, del área metropolitana y de otros tantos, con los cuales debatieron ampliamente para encontrar puntos de acuerdo y cambiar votos por auxilios o presupuestos y cargos públicos. Eso explica por qué los partidos tradicionales pierden audiencia y llegan fuerzas nuevas . Las mayorías del liberalismo eran muy sólidas y a través de los últimos años se habían instalado, sin que se viera un contrincante que le arrebatara la gobernación, pues el conservatismo empezó a echar para atrás y fue perdiendo mucho de su fuerza tradicional. Jorge Villamizar vino a ser el último gobernador de esa época controlada por el liberalismo, pero cuando ya empezaba a penetrar el paramilitarismo. Así , se pierde la autonomía de la región para manejar los intereses del departamento, por cuanto debe obedecer a la voluntad de esos nuevos factores reales de poder, que se han afincado con capitales suficientes para mantener una fuerza de tarea armada. Dada esa coyuntura, surge la presencia del coronel Hugo Aguilar, quien luego de incursionar en la política santandereana a nivel de diputado y teniendo en cuenta su aureola de militar exitoso, se le abre el camino para hacerse por una parte a la candidatura a la gobernación y luego a su elección. Pero viene la interferencia de Horacio Serpa, quien acompañado por su prestigio nacional se lo juega y le alcanza para ganar el cargo. Esto demoró la consolidación del nuevo factor de poder, hasta el siguiente periodo, en donde ya Horacio Serpa no tuvo el control suficiente para oponerse a la nueva fuerza de poder. Ya ni siquiera el partido liberal, con toda su tradición, fue capaz de detener la elección del actual gobernador, como usufructuario de un poder heredado. Aquí hay que hacer una precisión: paramilitarismo no es lo mismo que uribismo. Son dos corrientes que luego se van a encontrar en el mar del poder, existiendo desde luego la afinidad entre ellos, pero ante la evidencia, Uribe decide cortar por lo sano y deslindarse de ese paramilitarismo que coincidía con su aparición en la política nacional. Sin embargo, falta por ver si el paramilitarismo, con varios frentes en el departamento, puede afianzarse en la conquista de la gobernación o por el contrario, definitivamente pierda el poder obtenido a base de factores armados. Hacía rato no se veía ese desplazamiento del poder político hacia el factor armado, que en mucho refleja épocas como las del siglo XIX , cuando se conquistaba la legitimidad a base de guerras civiles.

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