miércoles, 11 de julio de 2012

EL PARTIDO “ DUVERGEREANO” HA MUERTO

POR: RAUL PACHECO BLANCO. Maurice Duverger había definido el partido político como una agrupación de personas que sostienen determinada ideología, cuenta con unos dirigentes, unos seguidores y una financiación. Ese esquema ya está agotado. Y se percibe a nivel mundial, pues los partidos políticos tradicionales van desapareciendo y aparecen otros nuevos, a la vez que se bifurcan en movimientos y que se van plegando a la coyuntura, a tal punto que el partido político como tal ha desaparecido. Hay corrientes de opinión que van y vienen y se imponen en los comicios electorales, más que todo encarnados en líderes vistosos, que bien por su carisma personal o por determinadas circunstancias se han impuesto. Los partidos socialdemócratas y socialcristianos, que fueron los últimos aportes ideológicos , han hecho crisis en Italia, Inglaterra, España, Portugal. En Francia no se dieron pues entró a dominar el gaullismo y el socialismo . Y en Latinoamérica el fenómeno es parecido, porque de los grandes partidos tradicionales solo han sobrevivido el justicialismo o peronismo en Argentina, el Pri en México y el Apra en Perú y eso luego de sucesivos aluviones ideológicos, porque el Pri mexicano pasó de ser un partido de izquierda, revolucionario, a la derecha más abrupta. Y el peronismo se lo vive pasando de la izquierda a la derecha y viceversa. Porque tanto Menem , expresión del neoliberalismo como Cristina Kischner son peronistas. Lo cierto es que al hombre de hoy, el partido político no le dice nada. Porque el máximo avance que se hizo, tal como lo señala Duverger, fue el paso de partido de cuadros a partido de masas. Se consideraba por tanto, que el partido de masas era la expresión genuina de la democracia, de la imposición del pueblo. Y hoy el partido de masas ha desaparecido. Las masas se han fugado. Se ha operado la revolución digital. La opinión publica y las masas antiguas se han refugiado en las redes sociales y desde allí opina, como en la búsqueda de la democracia directa, estilo griego, pero ya proyectada en la aldea global que es el mundo de hoy. Así que los partido políticos han perdido legitimidad, porque las ideas no aparecen o se desvirtúan ante los gobiernos y, fenómenos como la violencia que fomentaban la legitimidad, ya no operan. Por lo tanto hay necesidad de generar nuevas legitimidades. Y esas legitimidades deben estar uncidas a las necesidades de la gente, a las más apremiantes, las que tienen que ver con la educación, el empleo, el deporte, el techo, el medio ambiente. Y los partidos políticos de lo único que se preocupaban era del empleo, más que todo a alto nivel. Pero lo demás quedaba por fuera y dejaba que los gobiernos y estado hicieran lo suyo en todas las demás actividades. Este espacio es el que deben llenar ahora los partidos políticos y todas las instituciones, para buscar una respuesta de la sociedad a la solución de sus más apremiantes necesidades. Y qué mejor vehículo para hacer esa vuelta, que el partido político, que parte desde lo político, pero que se engrana con todo lo demás, en la búsqueda de esa perdida legitimidad.

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