lunes, 21 de mayo de 2012

CARLOS FUENTES.

POR: RAUL PACHECO BLANCO. Lo que más llama la atención en Carlos Fuentes, es su lucidez, tanto para tratar de buscar las raíces de la mexicanidad, como para analizar y enfocar el mundo en una forma clara. Como analista de los fenómenos políticos, de los grandes conflictos de la época, el sabia meterse en ellos para darnos su propia visión, con conocimiento de causa, pues disponía de una cultura amasada con los años; su mundanismo, como que fue un embajador permanente, su trato tanto con sus compañeros de generación en las letras, su paso por los diversos países a donde iba tanto en misión de acercamiento, como de interprete, le daban ese toque globalizado a su pensamiento. . Porque los paises lo buscaban para que tratara de ayudar a desentrañar el tejido de los acontecimientos, para que les descifrara el algo de lo que estaban afrontando. Escribió obras fundamentales para México, un país tan rico en tradiciones indígenas, que se puede dar el lujo de presentar una cultura avanzada en sus tribus, que hoy en día son tenidas en cuenta y que en este año precisamente el mundo está bajo la espada de Damocles de los mayas, quienes dijeron que en este año se acabaría el mundo. En diferentes periódicos del mundo, sobre todo de habla hispana, pudimos leer sus ensayos sobre la política internacional, en el cual era un verdadero maestro. Y seguíamos su pensamiento, muy coherente, luego del abandono de esas primeras ideas de izquierda que hicieron mella en todos los intelectuales de su época y que poco a poco se fueron decepcionando, más que todo bajo el punto de vista político, en cuanto a defender valores como el de la libertad de pensamiento, tan amenazado, tanto por las extremas de derecha y de izquierda. Se corrió hacia el centro y allí se encontró de paso con Mario Vargas Llosa, otro decepcionado de las tesis socialistas, pero guardando más distancia ante los distintos fenómenos y no pasándose al otro bando, como lo ha hecho Vargas Llosa, quien definitivamente se corrió hacia la derecha y hacia un pensamiento liberal clásico. Hasta terminar anclado en el neoliberalismo. Nos parece que en este caso ha sido más coherente en su evolución que Vargas Llosa. Ni se metió de lleno en la política del Pri, ahorrándose las rectificaciones de última hora ni terminó tampoco en el Pan o en otro partido, tratando de preservar un cierto equilibrio, en esa búsqueda continua de la verdad en los acontecimientos y de sus proyecciones. Si bien es cierto se movía en las altas esferas no vivió bajo el amparo de los gobiernos de su país y si en algunas oportunidades se valieron de sus servicios en la diplomacia, se debía precisamente al prestigio que a México le daba el que él presidiera alguna embajada o alguna delegación a nivel internacional. El ayudó a consolidar, bajo el punto de vista cultural, la tarea que han hecho los políticos mexicanos para llevar a México en donde actualmente se encuentra, cuando ya es considerado como uno de los países emergentes, no obstante el gran lunar de la acción de los narcotraficantes que lo mantienen en vilo.

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