viernes, 30 de julio de 2010

CAMBIO DE TERCIO : DE LA MONTAÑA A LA SABANA.

POR : RAUL PACHECO BLANCO.

Casi todos los columnistas nos hemos equivocado con el último juego político en nuestras relaciones con Venezuela.. La presentación de los videos y demás evidencias sobre la guerrilla en territorio venezolano y luego la exposición ante la Oea, todos creímos se trataba de un boicoteo a las exitosas diligencias que llevaba el presidente electo y que le dañaba de entrada la relación con Chávez. Semana dio por sentado el fin de la relación Uribe-Santos y así se comportaron los demás medios de comunicación. Pero se nos olvidaba el cambio que se estaba operando, que era el de la política llevada con criterio de clima caliente, paisa, para más señas, en donde no se guarda nada y en donde gestos y actitudes corroboran las palabras, a la política de tierra fría, esa sí meliflua, sutil, enruanada, cundi-boyacense de JMS . Este, cazurro, se reía y tomaba las ultimas jugadas de Uribe como parte de una estrategia global, que en lugar de dañarle sus proyecciones, le ponía un piso más firme, al dejar la sensación de que Santos era una paloma dispuesta a negociar con Chávez, mientras que Uribe era un halcón como Bush dispuesto a la guerra. Y como señalan los columnistas dominicales de la prensa bogotana, el trabajo más difícil lo hacía Uribe, mostrando las pruebas, para que quedaran esas bases, como terreno firme para las próximas negociaciones. Entramos pues, en una etapa en donde las apariencias cuentan, en que el ademán de salón se impone por encima de cualquier gesto destemplado. Habrá mucha venia con Chávez, al estilo bogotano, muy de la Candelaria, en donde todo será de su merced para arriba y mucho besamanos. Así que Chávez, con su aire caribeño, más desabrochado y gárrulo deberá atenerse a las consecuencias y le tocará irse a quejar al mono de la pila, cuando se sienta desbordado en medio de todas las cortesías del mundo, que cómo están por tu casa, que cuando almorzamos , , que cómo te ves de bien y sin saber lo que le va por la pierna arriba .Que no se queje luego, cuando sienta el aguijón en medio de la mayor sonrisa y de la más exquisita cortesía.

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