jueves, 15 de julio de 2010

LAS REPUBLICAS DE AIRE DE RAFAEL ROJAS.

POR: RAUL PACHECO BLANCO

Por: RAUL PACHECO BLANCO.
Se trata de una buena investigación sobre el pensamiento de nuestra primera generación republicana en donde están Bolívar, San Martín , O’Higgins, y una serie de pensadores de la época, a la luz de la siguiente generación. Establece precisamente cómo la historiografía ha tratado de asimilar a los primeros republicanos como liberales herederos de la revolución francesa y, que buscaban establecer el nuevo orden en base a sus principios, cuando ellos si bien atacaban a las autoridades españolas y querían partir cobijas, sin embargo su pensamiento no se alejaba de viejos patrones hispánicos, latinos y católicos. Eso lo podemos ver bien claro en nuestras primeras constituciones donde no se establece un estado laico, sino por el contrario se le da un amplio juego a la iglesia católica, que aún, a estas alturas, se contempla en una constitución como la de Argentina, además de mantener el viejo orden en materia económica y fiscal. Diferenciándose si en cuanto a la forma de estado, ya centralista y de carácter borbónico o federal de acuerdo con los patrones de Estados Unidos.
Así que la verdadera influencia liberal se viene a manifestar a mediados de siglo.
En Colombia se da en 1848 cuando don Florentino González, le anota goles seguidos al general Mosquera, quien está en el poder y, le impone un orden liberal y, luego, los radicales en 1863 establecen ya el estado laico, el sistema federal y un orden de libertades absolutas, ahí sí en la línea de la revolución francesa. A su vez, también aparece el pensamiento conservador que se opone a los excesos del liberalismo, moderando esa irrupción individualista y ese aire de libertad. Se examina a fondo el pensamiento de José María Heredia y de Andrés Bello, de Fray Gerardo Teresa de Mier, Félix Varela, además el de Bolívar y San Martin. Esa generación republicana mantiene latencias ilustradas que le dan un tono bastante pesimista sobre las condiciones de nuestras naciones para aceptar esos patrones racionalistas, pero no se despojan de viejas creencia heredadas de su cultura hispánica. Establece la diferencia entre Bolívar, quien no solamente participa en las batallas de la independencia, sino que aportó su concurso para modelar las nuevas instituciones, cosa esta última que no se dio en el caso de San Martin y O’Higgins. Por último, viene el desencanto de los próceres, que según Bolívar araron en el mar y edificaron en el viento. Bolívar termina enfermo en Santa Marta, San Martin se va al destierro y O’Higgins también termina separado de toda acción política .Por eso le escribía en 1823 a San Martin “millones, y millones de enhorabuenas por su separación del cargo”. .Eso da la medida de su decepción.

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