sábado, 24 de julio de 2010

A MARADONA SE LO PUSIERON DE RUANA:



Por. RAUL PACHECO BLANCO.

El pobre Maradona parecía un dios caído, pequeño él, en medio del gigantismo verbal del coronel Chávez que bien sabe para qué son los dólares petroleros y se da el lujo de humillar hasta las dioses bien sea con halagos o con plata contante y sonante. Ya lo había hecho con los Khichner , cuando mandó su buen atado de dólares y cayó en poder de las autoridades de aduana. O ahora, cuando quiere valerse de Maradona , con clara intención mediática, halagándolo con contratos.
Y ahí estaban los dos, ahora Chávez convertido en un dios tronante que se daba el lujo de romper relaciones con Colombia, sin consultárselo a nadie, improvisando ante las cámaras, cuando su embajador ante la Oea pasaba las verdes y las maduras tratando de tapar el sol con las manos. Maradona no hallaba qué hacer, pues no se podía valer de su pie izquierdo para hacer malabares con el balón, como lo hacía en el área de las dieciocho yardas, con pericia de cirujano y se untaba de gol ante el delirio de las graderías. Ahora no sabía qué hacer, como que trataba de esconderse detrás de sí mismo, como que le nacía ya no en la pierna izquierda sino en ambas, salir corriendo, escapándosele a Chávez. Pero recordaba su identidad ideológica con el coronel como la que tenía con Fidel Castro. Entonces decidió bajarse de su trono de dios, para convertirse en simple monaguillo del coronel venezolano y su papel se debía concretar a alabar a su nuevo dios, dejándose destronar de paso, cuando en los templos maradonistas de Buenos Aires llorarìan su derribo de los altares. Nunca se le había visto antes como un dios caído. Ni siquiera en el mundial de futbol, porque allí sacaba pecho ante la adversidad y justificaba con tono altanero su desastre. Y si allí fracasaba como técnico, ahora fracasaba como dios. Se unió pues a las huestes del coronel que lo victoreaban y aplaudían a rabiar su olímpica decisión de romper con Colombia. ¿ Qué cara pondría en ese momento Simón Bolívar, cuando veía su sueño derrumbado, cuando no contaba con este Caín caído de cielos oscuros donde la tempestad no se detiene nunca y donde el odio cunde y quema como una llamarada ¿.Me imagino que ante el fenómeno de Chávez estará repitiendo sus palabras de que había arado en el mar y edificado en el viento.

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