miércoles, 31 de marzo de 2010

FALTA DE COHERENCIA:

POR: RAUL PACHECO BLANCO:


A las directivas conservadoras les está faltando algo de coherencia. ¿ Como es posible que le exijan a Carlos Rodado Noriega que no debe aceptar el cargo que le dieron en la campaña de Santos, cuando todos los directivos están untados de uribismo hasta los tuétanos? .
Su presidente, el doctor Araújo , fue ministro de Relaciones Exteriores de Uribe, los demás miembros también estuvieron hasta última hora con Uribe, tratando de forzar la aceptación del referendo. Y la misma candidata, Noemi Sanin, tiene todavía las huellas de su paso por la embajada de Londres, por distinción que le hiciera el presidente Uribe.
Además de esto, a Uribito lo admitieron en la consulta conservadora a sabiendas de su uribismo, a tal punto, que hoy está frenado, porque ni entra a la campaña de Noemí y tampoco puede irse con Santos, porque se vuelve tránsfuga, de acuerdo con la ley de partidos.
Y de ahí para abajo podemos ir analizando : parlamentarios, ministros, embajadores, todos, nombrados por Uribe, sin solución de continuidad, porque ninguno de ellos ha renunciado para hacerle frente a la nueva campaña y ni siquiera se dan por notificados del cambio de perspectiva.
En esas condiciones, unos directivos que hasta ayer no más estaban luchando por la aprobación del referendo, que han acompañado a Uribe durante sus dos periodos, recibiendo toda clase de cargos y de contratos, para ahora venir a hacer un escándalo, exigiendo que personas como Rodado Noriega no pueden trabajar en la campaña de Juan Manuel Santos.
Si el partido conservador hubiera estado en la oposición, si no hubiera aceptado ninguna clase de gabelas durante los dos periodos, tendría autoridad moral, para darse el lujo de exigir disciplina a su militancia.
Se les ha olvidado completamente el pasado, no obstante que todo esto fue apenas ayer y sobre todo, que sigue vigente en la mayoría de los frentes públicos, sobrecargados de funcionarios conservadores.
Debe por lo tanto, primar cierta elasticidad hasta que se de el proceso de deslinde con el uribismo. Se impone una especie de transición, para que los militantes nos acostumbremos a saber a quien le podemos recibir cargos públicos y a quienes no.
Mientras pase esa aclimatación, es necesario que las directivas sean flexibles ante el cambio de perspectiva, ante una memoria repentina recobrada, en que de pronto se dieron cuenta de que eran conservadores y no uribistas.
Falta coherencia y esta falta de coherencia, daña al partido y golpea a personas que continúan ahí, donde los habían dejado.

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