viernes, 4 de julio de 2008

CONSECUENCIAS DE LA LIBERACION DE INGRID

Por: Raúl Pacheco Blanco

Las FARC perdieron la oportunidad de congraciarse con la comunidad internacional y de conectarse con el juego político en Colombia.
Si ellos hubieran liberado sin contraprestación a Ingrid Betancourt, los medios de comunicación estarían alabando el gesto y la misma Ingrid se habría podido convertir en un ariete contra la reelección del presidente Uribe.
Ahora esa carta queda en poder de Uribe, que la podrá convertir en la candidata presidencial de la seguridad democrática para el siguiente periodo.
Lo cierto es que en la política colombiana se produce un remezón de tal magnitud, que han variado los términos y los alcances de muchas candidaturas potenciales.
Ya el solo nombre de Ingrid se convirtió en un mito, que podría ser la contrapartida del Che Guevara como símbolo de la lucha guerrillera, ya desfasada por la historia, para cederle el paso como símbolo a Ingrid en su lucha silenciosa contra la violencia. La juventud tendrá en ella, de ahora en adelante, un logo símbolo, sobre todo y a través de aquella fotografía en la selva, que ella diseñó con sabiduría para que tuviera tal fuerza que impactara y produjera los hechos que produjo. Ella misma se diseñó para convertirse en la imagen del dolor y de la reacción contra toda clase de violencias. Las consecuencias políticas que la liberación irá produciendo, se verán de aquí en adelante, pues una fuerza emergente, de mucho peso como el Polo Democrático pasará a un segundo plano y la alternativa de izquierda se verá todavía más lejana, no obstante la coyuntura internacional tan favorable para la tendencia en Latinoamérica por la polarización Uribe las FARC, que hace fuerte al Presidente y desalienta las salidas de izquierda.
Juan Manuel Santos, que ha sido el gran vencedor en esta confrontación con la guerrilla, vive la paradoja de haber colaborado en la liberación de una persona que lo podrá alejar de la posibilidad presidencial, como es el caso de Ingrid, ahora fortalecida.
Y precisamente Ingrid buscó el martirio de su secuestro para hacerse merecedora de la fuerza suficiente que la llevara a la presidencia.
El objetivo lo ha conseguido y su suerte inmediata depende de ella misma, para voltear a su favor los hechos.
Pero encima de todo, el Presidente cargó con el peso del éxito, porque hasta el cierre del show de la liberación se lo tomó él por televisión, al demostrar que todo aquello que se movía y que tenía tanto éxito, estaba conducido por el, dándose el lujo de permitir que hablaran o no, los generales y el ministro de defensa, e interviniendo cuando le daba la gana, así interrumpiera a los demás altos funcionarios.

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