sábado, 26 de julio de 2008

LA INGRATITUD DE SERPA.

Por: Raúl Pacheco Blanco.-raulpacheco34@hotmail.com-

El senador Hugo Serrano Gómez estaba en su derecho de ir a exigirle puestos al gobernador Serpa Uribe. El lo eligió, lo dijo muy claro al día siguiente de las elecciones : el liberalismo acaba de recuperar la Gobernación de Santander con la mayor votación que yo haya tenido en mi vida. Además, el había liderado la oposición contra el coronel Aguilar, descubriendo negociados, despilfarros en obras faraónicas como Panachi, excesos en el porcentaje de clientelismo y cosas por el estilo. El era el jefe de su partido en Santander y como tal había impuesto el nombre de Horacio Serpa para la gobernación y, trabajo que le costó imponerlo, porque el rechazo dentro del conservatismo y la gente independiente, incontaminada de tintes politiqueros, era muy grande y él logró la unión de todos alrededor de Serpa. Serpa nunca le reconoció a Serrano Gómez semejante hazaña, cuando él le había abierto todas las puertas para hacerlo gobernador de Santander, luego de encontrarlo abatido y derrotado en sus aspiraciones presidenciales. El curó ésa depresión en Serpa y le puso como María Magdalena el paño a su rostro para calmarle la hemorragia, de esa corona de espinas y detener la anemia con el paño de lágrimas de la gobernación de Santander. De ahí que Serrano se sintiera mal cuando después de semejante victoria electoral, que por cierto le causó tanto escozor a Tiberio Villarreal, quien no tuvo más remedio que impugnar la elección de Serpa denunciando irregularidades, se viene Serpa con unos secretarios desteñidos que no representaban al partido de Serrano, que él había liderado con tanto éxito.
Y esa decepción fue mayor cuando pasaron los meses y de aquello nada, hasta que con toda razón explotó y fue al palacio amarillo a exigirle cuentas a quien él había elegido con todos sus votos, porque no se guardó ni uno solo y, recibía en cambio como contraprestación una suave lejanía de los puestos públicos, después de la sequia del coronel Aguilar. La falta de ese contacto tibio con la burocracia lo sumió en la depresión que en su momento sufría Serpa, cuando él le asomó, solícito, el remedio adecuado para curar el mal, como se lo habían a Manuel Fraga Iribarne, cuando cansado ya de luchar contra la corriente aparecieron los Serrano Gómez gallegos a ofrecerle la presidencia de la autonomía gallega y, lo hicieron con tanto éxito, que alcanzó para cuatro periodos consecutivos. De ahí la ingratitud que demuestran Orlando Pinilla y Ramón Ballesteros al venirse lanza en ristre contra tan noble barón. P.D: acaba de salir a librerias el libro del doctor Miguel Angel Pedraza Jaimes, sobre “La detención preventiva en el sistema acusatorio “. Buen tema para los penalistas.Otros comentarios; raulpachecoblanco.blogspot.com

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