viernes, 26 de diciembre de 2014
CRITITCA A LA NOVELA DE JAVIER CERCAS
POR:: RAUL PACHECO
BLANCO.
Javier Cercas nos quedó debiendo la novela sobre el
Impostor. Se limitó a acarrear material
pero dejó todo en obra negra, quizá para que alguien más arriesgado se le mida
y construya la novela que necesita semejante personaje como Enrich Marco, el
catalán ansioso de notoriedad. Cercas nos echa el cuento de Marco el Impostor,
pero no lo novela. Construye todo en pasado y como un investigador se va sobre
cada uno de los capítulos de la vida del
Impostor, concretamente sobre sus mentiras, pero no se mete en la entraña del personaje.
No crea el mundo bajo el punto de vista de Marco, sino del escritor. Todo es en
pasado, cuando se ha convenido que el lenguaje de la novela debe ser precisamente
la de representar en presente, el pasado. Aquí no. Se trata de un laborioso
laboratorio en donde se examina y especula sobre una bacteria llamada impostura
y se le pone un nombre, pero no entra a buscar las raíces de esa bacteria, solo
que su madre fue una loca y sobre las íntimas motivaciones del personaje. Hay
aquí más investigación periodística que novela. Ahora a todo género se le quiere llamar novela, pero en
estricto sentido no lo es. Allí la
ficción la pone el personaje, no el escritor. Desde luego el sigue la ruta que
se ha marcado desde que escribió los
Soldados de Salamina, para pasar luego sobre Anatomía de un Instante, en donde
narró, paso a paso, el golpe de estado contra Adolfo Suarez, Se trata siempre
de personajes de carne y hueso, con una historia previamente conocida. Así que el novelista no aporta ni historia, ni la
técnica de la novela, ni unos personajes ficticios. Todo es ya conocido. Desde
luego que recrea ese mundo con una fascinante arquitectura que cautiva, pero que no llena las exigencias
de una verdadera novela. Para muchos
críticos Javier Cercas termina diseñando un impostor en donde cabe en principio
él y luego los lectores, quienes seguramente a lo largo de su vida le han
puesto algo de más a los actos de su vida: han magnificado el minimalismo de sus vidas hasta
encontrar otro paisaje. En todo caso, el personaje es fuera de serie,
subyugante por la capacidad para engañar, pero con lucidez, aprovechando circunstancias muy
precisas. Pero Cercas fue desbordado por el personaje y solamente libró un
combate para que el relato pareciera una diatriba y no un elogio a quien no lo merecía. En cambio, los lectores creemos que Marco de sobra merece
todos los homenajes por traer una picardía en este caso inofensiva sobre una
modesta vida que pedía a gritos que fuera mejor para pasar a la historia. Marco
quería ser más que un mecánico anónimo y por eso buscó ser el héroe antifascista
y sobre todo antifranquista, que estaban buscando los republicanos españoles para glorificarlo. Y se
encontraron con él.
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