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EL IMPOSTOR
POR: RAUL PACHECO
BLANCO.
Cuando murió el generalísimo Francisco Franco en España se volvió un gran negocio ser antifranquista.
De ahí que Enric Marco, un mecánico barcelonés se dijo para sí que esa era su
oportunidad de ocupar un puesto en la historia, de salir de la monotonía gris
de su vida para convertirse en alguien. Entonces le dio un blanqueamiento a su vida.
Asi que de ser un anónimo ciudadano del
común dijo haber sido un comunista franco, decidido, antifranquista a morir que
había conocido las cárceles del falangismo y que había soportado toda clase de
vejámenes por esa condición. Pero el hombre había pasado de agache durante de
la dictadura del caudillo. Luego se inventó que dada esa lucha había sido
deportado a Alemania, en donde conoció la vida de los ghetos, pasó el susto de
los hornos crematorios respirándole en la nuca, en fin. Con esos títulos se
volvió un activista de izquierda republicana, metido de lleno en la lucha
sindical. De ahí que se proyectara como líder, conferencista, orador de plaza
pública. Al contar su vida llena de padecimientos por la causa antifranquista,
hacía llorar a todo el mundo con sus padecimientos. Fue condecorado por el
gobierno. Y llegó al pico más alto de la popularidad y del reconocimiento. Pero
en un acto público fue desenmascarado por un historiador, quien le siguió los pasos hasta que logró reconstruir la
verdad en torno al heroico Enric Marco. Si bien es cierto que conoció las
cárceles franquistas, no lo fue por su lucha libertaria, sino por un delito
común, un robo simple. Por lo tanto, había sido un delincuente. De resto, su
vida había pasado arreglando carros en talleres de otras personas hasta que
logró instalar el suyo propio. Y el cuento chino de la deportación a las cárceles hitlerianas se convirtió en un simple desplazamiento
hacia Alemania, por un convenio entre el gobierno del general Franco y Hitler,
para llevar obreros españoles al
Tercer Reich para colaborar en sus
obras. Y allí precisamente volvió a cometer otro delito y fue condenado a
prisión. Esos años le permitieron conocer las cáceles nazis y de ahí inventó el
cuento de su deportación y de su encarcelamiento en los calabozos nazis por su
lucha por la libertad. A partir de ahí
el mito se vino abajo y desde luego la recreación del personaje como embaucador
prendió a tal punto, que hubo películas sobre él, artículos de prensa,
entrevistas en televisión, y por último,
la novela de Javier Cercas.
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