viernes, 19 de diciembre de 2014

ESPÍRITU EXTERNADISTA


POR:  RAÚL PACHECO  BLANCO.

 
Nos habían citado para las ocho de la mañana. Eran las nueve y media y apenas el salón  se había llenado hasta la mitad. El doctor Vargas dictaba su conferencia de derecho comercial, sobre todo lo relacionado con los escándalos de Interbolsa y demás. Hacia énfasis en la ética empresarial, en el conflicto de intereses, que el cuento no era solo para el estado, para los empleados del estado, sino también  para la empresa privada y sobre todo las fundaciones. Mientras avanzaba en su  exposición,  Eduardo Muñoz Serpa estaba atento para que las cosas marcharan lo mejor posible. Se había echado al hombro la organización del evento y vigilaba al milímetro, como los directores de equipo al pie de la raya, dando instrucciones. De pronto apareció con el rector Juan Carlos Henao, quien iba en mangas de camisa, un paisa  de todo el maíz, con una calvicie prematura y una informalidad que contrastaba con la solemnidad de Fernando Hinestrosa en la rectoria. Iba acompañado del contralor Maya Villazón, un costeño bogotanizado, impecable con su vestido completo pero sin corbata. Y empezó  la ceremonia con las palabras del rector, quien echó  al vuelo las campanas de un Externado en pleno crecimiento que ya desbordaba los estrechos límites de la Candelaria. Venían de Cúcuta y del Norte de Santander, en un amplio periplo para buscar una mejor organización de los exalumnos en todo el país, en una gira de reconocimiento de legitimidad y de armonizar propósitos en bien de un centro educativo cuya bandera siempre ha sido la de la pulcritud, la de la honestidad, que practicaron sin deslices los exrectores Ricardo y Fernando  Hinestrosa y es la idiosincrasia de todo externadista que se respete. En igual forma habló el Contralor. Luego reconocieron los méritos profesionales y personales de los doctores Alfonso Marín Morales, Baldomero Ramón, Alberto Luis Suárez, Gómez Guarín, Carreño Luengas y Jaime Gutiérrez Rivero. Este tomó la palabra y con una maestría de acento volteriano se fue refiriendo a su estadía en la universidad, aquella  pequeña de la época, en donde cabía también la vieja secretaria cariñosa, doña Herminia, su dilatada carrera universitaria llena de sobresaltos académicos, en donde la picaresca volaba de un lado para otro hasta convocar el entusiasmo de los presentes. Y terminó la reunión a manteles. La camaradería se hizo sentir en las distintas mesas y la mañana fue agonizando. PD. Una abrazo de felicitación para Rafael Gutiérrez Solano por la exaltación a mejor magistrado del país.

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